Capítulo 8

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-Vaya - se limitó a decir.

Yo me senté, consciente de que tras mi corta pero intensa llantera tendría los ojos enrojecidos. No sabía muy bien qué hacer.

-¿Qué hago?

-¿Me permites decirte algo?

-Claro.

-Es un gran gilipollas que además de hacerte eso piensa que no tiene importancia alguna. Así que yo que tú no volvería a tener contacto con él. No sé, tú decides, pero eso es lo que yo hubiera hecho en tu lugar.

-No es tan fácil.

-Oye, creo que no pasa nada por volver a comprar un par de cosas, y podrías quedarte aquí hasta encontrar un nuevo apartamento, y...

-Liam, Liam, relájate - sonreí -. Sabes perfectamente que esto no es una película y que sea como sea tendré que volver al apartamento, aunque sea sólo para recoger mis cosas.

-Bueno, sí. Pero...

-Además, hay una cosa que me hace pensar que aunque fuera como tú y decidiera dejarlo todo atrás, no podría.

-Vamos, sorpréndeme.

-Un perro.

-¿Un perro?

-Un perro.

-Ah. - se pasó una mano por el pelo - ¿Cómo se llama?

-Mute.

-¿Mudo? Qué nombre más raro.

-Lo sé, es que es... Eso, mudo.

-Un perro mudo, Cada día te veo más rara.

-Vete preparando, porque sólo me conoces hace un día... - puso los ojos en blanco - Resulta que una vez, iba por un descampado paseando tras una de nuestras famosas peleas - él frunció el ceño, sabía a lo que me refería -. Fue hace como tres meses y era de las primeras. El caso es que me encontré un bulto negro e inerte en el suelo con un charco de sangre alrededor.

-¿No te pusiste a gritar el asco que te daba? - su burló él -. Das la impresión de ser la típica que lo haría.

-No, no lo hice - le saqué la lengua -. Lo recogí y lo llevé urgentemente a un veterinario porque sí, normalmente le hago muchos ascos a todo, pero de pequeña tuve dos perros y les tengo un gran aprecio. El veterinario consiguió salvarlo a pesar de estar casi fuera de este mundo. Parece ser que... Habían tratado de sacrificarlo seccionándole la garganta con un cuchillo mal afilado, de manera que le habían cortado las cuerdas vocales y parte de la tráquea, pero la carótida estaba intacta. Así que tras un par de semanas de recuperación y caras operaciones que decidí pagar, Mute pudo salir milagrosamente bien del mal paso. Y ahora es un bonito perro negro y silencioso. - concluí.

-Menuda historia. No eres tu sóla la rara.

-Podrías dejar de hacer bromitas sobre mí y mi carácter y ayudarme a decidir qué hacer. Ese perro significa mucho para mí y desde luego que no quiero dejarlo ahí, con ese energúmeno a su cargo. También debería coger mis cosas y los ahorros que guardo en mi mesilla de noche, y vaya, no me molestaría tener también mi ropa...

-Sí, estaría muy bien, pero no sé cómo vas a acercarte hasta ahí sin volver a perdonarle.

-¿Qué? - ¿Cómo sabía él esa parte no escrita de nuestra relación?

-Das la impresión de vivir de él, de aceptar todas y cada una de las cosas que te hace con la total seguridad de que a cada una de sus promesas no se repetirán, y eso no es bueno.

-Ya.

-Podría...

-Podrías...?

-Yo podría acompañarte, si tú quieres, claro. Así te vigilaría a ti, y de paso a él. Por si os acabáis peleando y le da otro arrebato. O yo que sé. Pero me quedaría más tranquilo si fuese así.

Lo pensé. En realidad, era una buena idea. Cogía mis cosas, y a Mute, y me largaba. Total, el piso figuraba a su nombre, aunque yo contribuía al alquiler. Con Liam ahí sería todo mucho más fácil, excepto por el hecho de que si lo pillábamos en casa seguramente me montara un pollo tremendo por llevar a un chico a su propia casa. Los celos siempre fueron un gran problema y yo no tenía cuerpo ni para uno de más. No quería causar ninguno.

-No lo sé, no me convence del todo.. - Pero, ¿Qué estaba haciendo? ¿Acaso necesitaba su autorización para todo lo que hiciese? Sólo iba a ir a recoger MIS cosas al que de momento también era MI piso. Y ya ni siquiera estábamos juntos. ¿Qué problema había? -. O más bien, sí - Liam me miró, confundido por mi repentino cambio de actitud -. Mañana por la mañana, trabaja, así que espero que podamos entrar y salir sin ser vistos.

-Me parece bien. - sonrió, y se la devolví.

Me comentó que tenía que ducharse porque él mañana también tendría que ir a la facultad, de la cual quería hablarle yo también. No me pareció el momento, por lo que decidí esperar un rato a que terminara su aseo. Dijo que se saltaría un par de clases por mí, y me guiñó un ojo. Después entró al baño y a los pocos minutos pude escuchar el agua correr en el baño.

Caí en la cuenta de que ya eran casi las once de la noche, así que me acurruqué con una manta en el sillón y empecé a buscar canales en la tele. Sin embargo, sentía mi cuerpo Santiago y sabía que no aguantaría mucho más. Me propuse por lo menos esperar a Liam para que me hablara de sus estudios, y así saber más de él, pero los ojos se me iban cerrando y cerrando, y finalmente cedí ante ellos, y me enterré en la oscuridad y el descanso.

Changes [One Direction] [Fanfic en Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora