Cambios.

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~Lectoras bonitas, he aquí el siguiente capítulo.

Espero que les guste <3

Enjoy!~

Fue hasta que me acostumbré a la presencia del perro que me di cuenta de la locura a la que había accedido.

No conocía nada de aquel chico, solo había escuchado como lo había llamado alguien más. No sabía cuál era esa rutina que tanto odiaba, su nombre, su edad y su ocupación era un total misterio para mí. ¿Qué es lo que pretendía hacer?

—¿Tienes un nombre? —La pregunta fue como si estuviera leyendo mis pensamientos, cosa que me resultó bastante gracioso.

—Sí, fui alguien como tú, por si no lo recuerdas —murmuré, no sabía qué es lo que debía de hacer por lo que permanecí parado en medio de la habitación.

—¿Cuál es, genio? —No entendía por qué se fastidiaba tan rápido si había sido él quien me había traído aquí.

—Nate, mi nombre es Nate —respondí finalmente, decidiendo no probar los límites de su paciencia—. ¿Tú?

—Mihael —contestó, mirando el suelo por unos segundos antes de volverme a ver—. Aunque la mayoría me llama Mello.

No tenía idea del por qué le decían así pero no quería preguntarle, aún no me sentía totalmente cómodo cerca de él.

—¿Qué es lo que haces todos los días? —Preguntó de nuevo.

—Ver a las personas pasar, vagar por las calles, realmente no tengo mucho qué hacer —si él tenía una rutina pesada, la mía era peor y estaba por cumplir los once años de repetirse.

—Vaya... No imagino haciendo eso —sacudió la cabeza, quizá pensando lo mismo que yo—. ¿Jamás se te ha ocurrido asustar a las personas?

Una risa de la cual no tenía conciencia de que podía salir de mi boca, salió, sorprendiéndolo levemente—. No, jamás he intentado tomar un objeto, supongo que pasa lo mismo que con las personas, los atravieso.

—Ya. Deberías intentarlo, hay personas cuyas reacciones causan más risa que cualquier otra cosa.

—Tal vez un día lo intente. —Reí de nuevo.

El silencio volvió a apoderarse de la habitación, Mihael acariciaba su Beagle mientras yo seguía intentando encontrar lo que debía de hacer. Me preguntaba si él también se estaba planteando la locura que era todo esto.

—¿Por qué puedo verte? —Dijo, levantándose y caminando un poco más cerca de mí.

—N-No lo sé, como te lo he mencionado, eres la primera persona que ha podido hacerlo —tenerlo cerca me ponía nervioso por un sinfín de razones y no sabía cómo reaccionar.

—Mi madre dijo que nuestra familia tenía algo especial —continuó, solo que esta vez parecía estar hablando más para sí que conmigo, caminando hacia la ventana y clavando la mirada en algún lugar—. Según dijo, mi abuela podía ver fantasmas... Obviamente jamás lo creí.

¿Debía de contestar? ¿Decir algo? No lo sabía, no quería interponerme en sus pensamientos y, sobre todo, no quería decir algo que se malinterpretara.

—Y ahora mira, tengo un fantasma detrás de mí —no me gustaba que repitiera tantas veces lo que era pero no me atrevía a decírselo—. Seguro que ella estaría orgullosa de que heredé lo de mi abuela.

—¿T-Tú madre ha fallecido ya? —No quería decir algo malo y preguntaba eso, bien hecho, Nate, bien hecho.

—Hace cinco años, sí —para mi fortuna, no pareció molestarle la pregunta—. Hubiese pagado por verla como te estoy viendo a ti.

Diferentes mundos. [Mello x Near]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora