everything goes

678 90 51
                                    

Sí, mi abuela fue alguien muy especial para cada etapa de mi vida. Muchas personas gustan de decir que las abuelas, para muchos, son como una madre para los nietos y en mi caso, era así. Mi madre cuidaba de mí y me atendía con toda la devoción que una madre debe de tener para un hijo, realmente no tengo ni tuve quejas de ella, pero mi abuela era una segunda madre, diferente, especial.

El día en que la perdí, me miró a los ojos, me llamó Mihael y me dijo que algo especial vendría por mí porque era especial y lo merecía todo.

Todos los niños tenemos sueños de algo grande y majestuoso para nuestro futuro, nos creamos en la cabeza un reinado de joyas y cortinas bordadas con fibras de oro. Queremos comernos al mundo cuando ni siquiera abrimos la boca lo suficiente como para morder una manzana como se debe y esas palabras me dejaron intrigado.

¿Especial? Era un chico bastante normal, con la diferencia de que veníamos de Eslovenia y habíamos hecho de Londres nuestro hogar, pero de ahí en fuera no había nada más. Claro que no pensé en ello por muchos días, había perdido a una persona especial y lo que menos quería recordar era lo que habían sido sus últimas palabras hacia mí.

Ese algo especial era, sin duda alguna, Near.

Soy alguien desinteresado por naturaleza, lo que las personas alrededor de mi hagan o dejen de hacer no me interesa, las personas a las que llamaba amigos eran contadas y todo lo demás me daba lo mismo... sin embargo, aquella tarde lo había visto y de ahí, todo se había venido sobre mí.

Near era el tipo de chico a quien más ignoraría, era callado, se apenaba por todo y evitaba el contacto con otros lo más que podía, si nos hubiésemos cruzado en alguna clase, él habría sido en quien menos me fijaría y, sin embargo, los dos parecíamos estar hechos el uno para el otro.

A él le había tomado meses cambiar una vida de años y lo había hecho sin siquiera darse cuenta del real impacto que estaba teniendo. Me había dado el valor que me faltaba.

No mentía cuando dije que era la única persona que he amado.

No sé cuánto tiempo pase de pie ahí, mirando aquel lugar donde lo había visto desaparecer, esperando a que reapareciera, que volviera para decir que no quería irse y quería quedarse aquí, conmigo. Obviamente no pasó, él no volvió y para cuando me di cuenta de la estupidez egoísta que había pensado, me enterré las uñas en el brazo y me metí al baño dando un portazo.

Odiaba que Near hubiese sufrido tanto, que se hubiera atorado en un mundo que no podía verlo aun cuando había tenido una vida tan tortuosa, si había venido con la loca idea de ayudarlo si él me ayudaba a mí era porque la parte de mi ser que no odiaba a la humanidad me lo pedía. porque era la justo, porque no se lo merecía y por muchísimo más por qué que jamás terminaría de enlistar.

Lo había logrado, ambos lo habíamos hecho, mi vida había mejorado y su existencia por fin estaba en paz y aunque dolía, era lo mejor para ambos. Vivimos, fuimos felices, fuimos la primera vez el uno del otro y eso era lo que debería llenarme, consolarme.

No lo hacía menos doloroso.

Siempre he sido alguien emocional pero después de la muerte de mi madre, decidió volverme más cerrado, apático, el día de su entierro fue el último día en que lloré y me vi sin hacerlo por muchos años más.... Hasta ahora.

Me dolía porque confiaba en él y había perdido a ese alguien que me apoyaría y consolaría cuando lo necesitara, tenía miedo porque mi vida corría el riesgo de caer en la monotonía que me había costado tanto en salir de; mi egoísta pensamiento se esmeraba por mostrar todo lo malo que se venía sobre mi mientras la parte pensante decía que era hora de dejarme de tonterías, que Near estuviera bien debía ser lo más importante.

Diferentes mundos. [Mello x Near]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora