~¡Odio a la evolución! (Bueno, no tanto así pero sí odio a las muelas del juicio por doler tanto cuando te las sacan T-T)
Queridas lectoras que tanto aprecio, aquí llego con el cuarto capítulo de esta histora, perdón de nuevo por la espera.
Enjoy!~
Una semana.
Ese es el tiempo que dejé pasar desde el día en donde dí a conocer la inteligencia que poseía siendo una entidad incorpórea. Una semana donde no me había atrevido a salir del callejón que tengo por hogar, una semana donde me esmeré en que mi mente se convenciera de que aquel chico jamás volvería a entrar en mi "vida", que no volvería a sentirme tan confundido y desesperado como en aquellos momentos, sin éxito alguno.
—Soy patético... —murmuré, suspirando pesadamente.
Esa semana, además de no llevarme a nada, me había hecho dame cuenta la gran ridiculez que había cometido. ¿Qué es lo que iba a pasarme de malo? La respuesta era: absolutamente nada. Soy un fantasma, por Dios, existen balas de plata para matar hombres lobo, estacas de madera para terminar con la inmortalidad de los vampiros pero no había nada, hasta donde yo supiera, que sirviera para acabar con fantasmas. Muy por el contrario, habría conseguido algo bueno de aquel encuentro. Mello, como lo había llamado el otro chico, era la primera persona que había sido capaz de verme en diez años, ¿qué habría pasado si me hubiese quedado? ¿Mi "vida" habría cambiado en algo?
Sólo sabía que jamás lo sabría.
Aquella noche no ayudaba demasiado para calmar mi mente, las estrellas e incluso las luces de la ciudad se encontraban opacadas por la densa neblina que cubría todo el cielo, era curioso que aquel año tuviera un infierno tan frío.
Sin realmente pensarlo, miré mi muñeca que aquel chico había podido sujetar por cuestión de segundos antes de atravesarlo por completo. Recordaba la calidez que casi me había hecho soltar un grito, habían pasado diez años desde que había tenido contacto con alguna otra persona. El último había sido el de la mano de mi madre, podía recordar claramente como apretaba mi mano cuando el dolor me hacía cerrar los ojos. Mi madre y padre tenían una expresión de alivio cuando fallecí, lo recuerdo, pero también recuerdo que el alivio era por distintos motivos.
Agité la cabeza, no quería recordar ese tipo de cosas.
La mañana siguiente amaneció con un poco más de claridad, el cielo, aunque aún nublado, brillaba medianamente con los rayos de sol que se alcanzaban a colar por las nubes. Algo me decía que debía de moverme, que era suficiente de cobardía y que debía de volver.
—Él ya ha olvidado lo que pasó.
¿Realmente podré encontrarlo?
—No estará aquí.
¿Qué haré si me habla de nuevo?
—Ni siquiera será capaz de verme nuevamente.
¿Y si lo hace?
Cada paso era una tortura para mi cerebro, las cosas que salían de mi boca eran contradichas por mis pensamientos. Una parte de mí estaba aterrada por saber qué es lo que diría si él volvía a dirigirme la palabra mientras que otra decía que no pasaría.
De cualquier manera, terminé por llegar a esa calle, notando que el número de personas había disminuido un poco ahora que las festividades navideñas habían pasado.
—Tú de nuevo.
Decir que no estuve a punto de gritar y salir corriendo era una total mentira. Asustado y sin saber lo que ocurría del todo, me giré para encontrar a aquel chico, mirándome fijamente con esos ojos azules que tanto me habían puesto de nervios en un inicio.
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Diferentes mundos. [Mello x Near]
FanfictionSoy algo que, se supone, no debería existir. Una entidad que sólo es usada para asustar a los niños que se portan mal. Algo a lo que algunos temen. Un fantasma, literalmente. Nadie puede verme, nadie me puede escuchar, mi "vida" no afecta en lo m...