Forever yours

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//Como advertencia les digo: tengan pañuelos a la mano porque van a llorar de sí o sí.

Regresar a la vida normal después un viaje tan significativo era extraño y, aunque no quisiera admitirlo, aburrido. Los paisajes tan pintorescos y la sensación de relajación que habíamos experimentado en la zona de campamento superaba por mucha cualquiera cosa que pudiéramos experimentar.

Lo que habíamos hablado solo lo había hecho más especial.

—Iremos al cementerio, entonces.

Pero las cosas no duran para siempre y un día después fue momento de regresar, Mello a su trabajo y yo a mi trabajo de ayudarlo a no matar a su compañero de alado. Mello lucía un poco más tranquilo, pero el trabajo se había deshecho de eso más rápido que cualquier otra cosa y eso hizo que me preocupara. Estaba tan de mal humor que realmente no esperaba que se acordara de algo relacionado a mí para cuando salimos por eso, sus palabras me tomaron por sorpresa.

—¿Al cementerio? —Dije, mirándolo con desgane de solo pensar en ir a ese lugar—. ¿Es necesario?

—Seguramente, hemos hecho todo lo demás, —contestó con obviedad, aventando la mochila al sillón—. ¿Por qué no quieres ir?

Y es que era difícil de explicar, el cementerio no tenía recuerdos, como lo había pensado, no habíamos ido a escoger la mejor tumba para quedarme, no recuerdo si quiera haber pasado cerca de él, pero era el miedo generalizado, miedo a lo desconocido, quizá, miedo a comprobar cuanto había caído en el olvido.

—No lo sé, solamente le tengo esa aberración.

Mello arrugó la nariz, tomándome de la mano para después jalarme hacia el sillón y sentarnos—. Dime lo que piensas, Near.

—Estoy seguro de que mi padre no ha visitado la tumba en años, —dije con una sonrisa forzada, suspirando levemente—. Dudo que alguien recuerde si quiera quién fui.

—Es cierto que la mayoría de humanos caeremos en el olvido cuando dejemos este mundo y no quede nadie para recordarnos o que no quiera hacerlo, —empezó mientras me miraba a los ojos—. Todos queremos dejar un impacto, pero no todas las personas a nuestro alrededor son capaces de ver lo que somos.

Baje la mirada, recordando lo que había rodeado mis últimos días: el alivio de mi padre, el dolor de mi madre, el dolor de mi cuerpo. Habían sido tantas cosas, pero no veía nada que tuviera un impacto, no había tenido el tiempo de hacerlo.

—Estaré contigo también ahí, —dijo después de un rato de silencio—. No tienes que tenerle miedo o preocuparte por ello.

Era increíble cuanto me ayudaban esas palabras ya y lo confiado que me sentía de escucharlas.

—Está bien, iremos ahí... aunque no sé realmente dónde este la tumba. —Dije, arrugando la frente por cuan extrañas eran esas palabras.

—Por eso hay un velador, seguro sabe. —Contestó como si fuera lo más simple, estirando los pies.

Me quedé pensando por varios segundos todo lo referente a ese tema antes de suspirar y dejarme caer contra el respaldo del sillón, cerrando los ojos y sintiendo a Mello relajarse a lado de mí, era complicado y podía sentir la ansiedad subiéndome por el pecho por milésima vez.

Ya habíamos pasado por mucho, las cosas irían bien.

—Hoy estaba pensando que podría matar a alguien, —abrí los ojos cuando escuché su voz diciendo tales cosas—. ¿Crees que la prisión me sentaría bien?

—Lo dudo mucho, —dije, viendo como arrugaba la frente como si lo estuviera insultando—. No porque seas débil, sino porque te pelearías con todos.

Diferentes mundos. [Mello x Near]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora