Mello pagó, finalmente, lo que había tenido que consumir mientras estuvimos ahí y le dije a la mesera que le había gustado el café y que quizá volvería por más; ella no parecía molesta de todo el tiempo que pasó ahí y eso me hizo sentir aún mejor, al menos no había causado problemas nuevos mientras me deshacía de los viejos.
Aun sintiendo el corazón desbocado y a todo lo que daba, me encaminé detrás de Mello cuando empecé a caminar, devolviendo la mirada a la casa una última vez antes de enfocarme al frente otra vez. La ligereza que me había causado el dejar salir todo aquello aún seguía dentro de mí y esa extraña sensación de estar mejor no me dejaba.
Era de las cosas más agradables que había sentido.
—Bien, creo que avanzamos bastante y eso que aún me queda un día de vacaciones, —dijo mientras esperábamos por el camión—. Y yo que pensé que nos faltarían días.
—Tampoco creí que funcionara así, —contesté, suspirando mientras veía el cielo gris—. Ni siquiera sé en qué momento me pudrí tanto.
—Es un proceso natural, diría yo —dijo mientras buscaba en su bolsa su teléfono—. Mientras creces te vas dando cuenta de que las cosas no van como las planeas, estudias algo que no te gusta, trabajas en algo peor, te martirizas por años, te das cuenta que te gustan los hombres y esa boda que quizá soñaste con tener se va al carajo porque el mundo está lleno de retrasados, al final encuentras a un fantasma y por lo menos lo ayudas, hey, algo bueno.
Supe que habló de sí mismo todo el tiempo y sentí que el corazón me brincaba con la noticia de que le gustaban los hombres, aunque sentí esa pesadez de pensar lo cuán toxica era la humanidad con lo que no consideraban "normal".
—Gracias por ayudarme, —dije, mirándolo subir al camión y brincando tras de él—. Realmente has venido a cambiar muchas cosas de lo que yo vivía día con día.
La sonrisa genuina que se le dibujo en el rostro me hizo sentir el corazón aún más agitado, pero solamente me senté a su lado y lo vi echar la cabeza hacia atrás, cerrar los ojos y descansar, quedándose con esa misma expresión tranquila.
Por alguna razón me le quedé viendo por todo el camino, sus facciones relajadas, su cabello rubio que le cubría parte de la cara y le caía por los hombros, Mello era una persona atractiva.
Aunque realmente no sé por qué pensé en eso.
Aquel día terminó de pasar sin nada más, llegamos a su departamento, él comió se acomodó a leer con Lana y después se fue a dormir, diciendo estar feliz de que me sintiera mejor. Él durmió tranquilamente, pero yo vi pasar cada segundo de manera casi tortuosa.
Me preguntaba por qué me había fijado en sus facciones, por qué lo había encontrado atractivo, y, sobre todo, por qué le daba importancia a todo eso en ese momento. Podía aceptar que Mello era atractivo, había visto a chicas mirarlo y cuchichear algo mientras él estaba distraído, incluso había visto chicos que se le quedaban mirando aún cuando Mello no era el tipo de hombre que la sociedad había impuesto como atractivo. No era extremadamente musculoso, ni media los dos metros que muchas parecían suspirar por, pero su cabello rubio, ojos claros y cuerpo que sabía resaltar con la ropa de piel que usaba le hacían resaltar en mejor manera que muchos otros.
—Near... ¿qué demonios te pasa?
Presionándome las manos contra la cara, terminé por recortarme boca abajo en el sillón, esperando que Mello no escuchara mis quejidos.
°°°
—Quiero una cámara como esta, todo se ve tan definido —sonreír al ver al amigo de Mello, Matt, caminando de un lado a otro con la cámara que había comprado, teniendo a Mello detrás de él con la cara de querer estrangularlo si la tiraba—. ¿Con cuántas quincenas menos te quedaste?
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Diferentes mundos. [Mello x Near]
FanfictionSoy algo que, se supone, no debería existir. Una entidad que sólo es usada para asustar a los niños que se portan mal. Algo a lo que algunos temen. Un fantasma, literalmente. Nadie puede verme, nadie me puede escuchar, mi "vida" no afecta en lo m...