No sabía qué hacer ni cómo reaccionar porque eran demasiadas cosas pasando al mismo tiempo. No solo era el hecho de que Mello me había besado, mi primer beso, sino que también estaba el factor de que había podido tocarme por varios segundos, iba más allá de tomarse de las manos, de empujar cosas. Era algo tan complejo que sentía que mi cerebro, o lo que fue un cerebro mientras estaba vivo, no lo podía soportar.
—Fantasmas y personas no se hacen pareja, —Mello dijo mientras iba a estrellar la cabeza contra la pared—. Los fantasmas ni siquiera deberían de existir.
Mello era la primera persona capaz de verme, la primera capaz de tocarme y ahora era la persona a quien mi primer beso le pertenecía.
La cabeza me iba a explotar.
—¿Te gusto? —Pregunté casi sin voz, viendo como presionaba más la frente contra la pared—. Eso es lo que no puedo entender...
Porque no, jamás me consideré atractivo, a pesar de haber cruzado la línea de la adolescencia en la que muchos dicen pasar de ser niños a jóvenes más atractivos, la enfermedad nunca me dejó ver nada que no fueran ojeras, piel pálida y aspecto digno de un enfermo terminal, lo cual sí era.
No me cabía en la cabeza que Mello pudiera sentirse atraído por mí.
—Pues sí, de alguna forma me siento atraído por ti, —dijo entre dientes, cerrando los ojos—. Tu compañía, tu presencia, en algún punto se convirtió en esencial para mí.
Me le quedé viendo sin entender, sin ser capaz de procesar todo lo que estaba diciendo mientras mi cerebro aún intentaba hilar las cosas y mis manos seguían pasando los dedos por mis labios que parecían no perder esa calidez que yo ya no podía generar.
—Y sé que es ser imbécil, ya lo sé, —Mello continuó cuando yo seguí sin decir nada—. Eres libre de alejarte de mí, seguro que cagué todo con esto.
Con eso sí me sentía seguro, sabía que no quería irme, sabía que quería seguir con él porque gracias a su esfuerzo y dedicación yo estaba mejorando, sin contar mis propios sentimientos que me hervían en el pecho. Me vino a la cabeza todas esas veces que mi mente brincó hacia conclusiones románticas, las veces en que lo miraba y llegaba a imaginar cómo habría sido conocerlo aún en vida y tener la oportunidad de estar con él en esas cuestiones.
Esa oportunidad estaba presentándose ahora mismo.
—No me iré, —susurré, aunque en realidad tenía miedo, estaba tan aterrado como lo había estado en aquella ocasión donde lo conocí—. Me hiciste sentir bien...
Ni siquiera sabía si esas palabras eran las adecuadas para decir después de haber confesado sentir atracción hacia el otro y después de tener un beso, quizá no lo eran, lo más probable es que la otra persona esperara escuchar que era mutuo, que podrían darse una oportunidad. Pero ni Mello ni yo entrábamos en la categoría de normal, ni él ni yo actuabamos como alguien pensante lo haría.
Mello por fin despegó la cabeza de la pared y abrió los ojos para verme, la duda y ansiedad nadando dentro de ellos como un cardumen agitado, era obvio que temía el haber echado a perder el progreso que habíamos hecho y aunque quería consolarlo de que no era así, no sabía cómo.
—Entonces olvidemos esto y sigamos como estábamos, —dijo tras tomar una bocanada de aire—. No tiene sentido, no debía de hacerlo, solo olvidado.
—No quiero.
Seguro soné como un niño haciendo berrinche, uno que solo dice las cosas por llevar la contraria, pero eso fue lo primero que me salió de la boca y decidí ir con ello, esto iba más allá de lo que yo comprendía e ir contra lo que sentía sonaba mal... dado que mis sentimientos habían dañado tanto las cosas para mí, quería hacerles caso en lugar de descartarlos de inmediato.
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Diferentes mundos. [Mello x Near]
FanfictionSoy algo que, se supone, no debería existir. Una entidad que sólo es usada para asustar a los niños que se portan mal. Algo a lo que algunos temen. Un fantasma, literalmente. Nadie puede verme, nadie me puede escuchar, mi "vida" no afecta en lo m...