Intentos

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El tiempo volvió a pasar con rapidez después de eso, Mello se dedicó a terminar unas cosas del trabajo y yo a distraerme con la vista desde la ventana y con el perro que ahora lucía mucho más entusiasmado y confiado de estar cerca de mí, ladrando juguetonamente y queriendo brincar a mis piernas, cosa que obviamente yo evitaba.

Pasadas las diez de la noche Mello se levantó y suspiró suavemente—. Mañana tengo día libre, el idiota acaba de mandar un correo notificándolo... Por poco y lo envía a la media noche, que imbécil.

Reí levemente y agité la cabeza—. Por lo menos avisó, hubiese sido más frustrante si llegabas mañana y no había nadie.

—Pasa eso y te juro que lo pateo —suspiró, llamando a Lana quien corrió y lo dejó recogerla—. Supongo que intentaré dormir, mañana podremos enfocarnos más a ti.

Solo pude asentir, la verdad es que no tenía idea de lo que se refería con enfocarse a mí y de cierta manera me asustaba, sabía que inevitablemente nos estábamos acercando a esa fase en que las cosas viraban y se concentraban en mí y que indudablemente Mello terminaría por saber todo aspecto de mi vida.

Lo vi tomar su teléfono y empezar a caminar a la habitación, dedicándome una fugaz mirada antes de cerrar la puerta y dejarme por fin solo en la habitación.

Suspirando devolví la mirada a la ventana y fijé la vista en el rio de luces que empezaba a formarse en las calles, estaba nervioso y eso me hacía sentir extraño, en todos mis años como entidad incorpórea no había tenido la oportunidad de experimentar tantas emociones, después de no sentir nada por más de diez años, había experimentado un millón de ellas estando con Mello solamente un par de semanas.

—¿Cómo acabará esto? —Pregunté en un susurró mientras cerraba los ojos, por más dramático que sonara no podía evitar pensar en todo eso.

Dudaba que por allí en el mundo hubiera un libro o una película que hablara sobre la vida entre un humano y un fantasma, pero aunque lo hubiera no iba a ir a leerlo o verla para ver cómo acababa, hasta ahora las cosas se habían desarrollado de manera muy aleatoria, el que ese compañero de trabajo le haya reclamado y causara mi eventual molestia no estaba planeado, así como tampoco lo estaban esos comentarios que habían salido de momento y que nos habían hecho reír a ambos.

La relación entre los dos progresaba de manera curiosa y aunque me aterraba qué podría pasar mañana y el pensar en un futuro, esperaba que las cosas continuaran marchando de la mejor manera como lo habían estado hasta ese momento.

ààà

El día siguiente Mello salió del cuarto cuando el reloj que tenía en la pared marcaba las 9 de la mañana, obviamente más tarde que todos los otros días, pero con la misma cara de malhumor.

—Supongo que no has podido dormir —pregunté aunque algo me decía que era lo obvio.

—¿Se me nota? —Preguntó con un gruñido, caminando hacia la cocina con el perro siguiéndole de cerca—. Es una mierda.

—Hablaste de comprar un té, ¿por qué no comprarlo hoy? —Sugerí, recordando lo que había comentado el día anterior—. Seguir así hará que te enfermes.

—Podría funcionar.

Sabía que la idea le había agradado por su sonrisa así que solo me dediqué a esperar a que se arreglara, viéndolo comer algo antes de meterse al baño y salir con ropa más casual que los otros días, tomando una mochila más pequeña y echándosela al hombro antes de tomar la correa y ponérsela a Lana.

—Luce emocionada —dije al ver al animal meneando la cola de manera entusiasmada.

—Tiene un tiempo que no hemos salido a pasear —sonrió, empezando a caminar hacia la puerta con ella de cerca, haciéndome empezar a caminar hacia ellos y salir del departamento a su lado.

Diferentes mundos. [Mello x Near]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora