(...)
Las gotas en el vidrio de la ventana parecían correr entre ellas, cubriendo en su mayoría la vista hacia el exterior.
La lluvia no cesaba, ya habiendo pasado varias horas desde que ésta comenzó. Al paso que iba se convertiría en una tormenta torrencial.
El azabache estaba en su respectiva habitación, con su vista posada en la ventana, pero sin ponerle la más mínima atención. Estaba demasiado ocupado con sus pensamientos como para prestar atención a su alrededor.
Sólo pensaba...
«Si él me ocultó eso, ¿qué otras más cosas me ha ocultado sobre su persona?»
«Y si, ¿lo que me ha dicho hasta ahora no es verdad?»
Eran preguntas que vagaban en su mente una y otra vez, haciéndole enfadarse más y más.
Se colocó de pie, mirando entre los cajones del buró en busca de alguna fotografía, álbum, lo que fuera, mas no encontró nada. Así había sido durante las semanas en las que él ya había permanecido allí, juraba ya haber buscado en toda la casa, sin poder encontrar ni una pista.
Gruñó molesto, cerrando el cajón con fuerza, mirando a su alrededor sin saber qué más hacer.
Suspiró para tranquilizarse mientras una idea se venía a su mente, teniendo como fin ir a la alcoba del menor. El único lugar al cual no había entrado en las dos semanas por más de unos cuantos minutos.
Se dirigió a dicho sitio, dando no más de un par de pasos por el pasillo para llegar a la otra puerta. Entró en ésta, evitando hacer cualquier ruido que pudiese despertar al cobalto.
Fue rebuscando en los cajones de la cómoda y del escritorio, encontrando sólo en el primero un marco con una foto algo vieja de una pareja. La miró, sin saber en ese momento quiénes eran; siguió su búsqueda en los demás cajones de esa mismo cómoda, siendo lo más silencioso posible. Oh bueno, eso creía él.
— ¿Buscas esto? —la voz del menor se escuchó por toda la habitación, causando que el moreno dejara de lado lo que hacía y se girara a la cama, bajando de forma suave sus orejas. Además de haber recibido un enorme susto, la pena le invadía.
El menor sostenía un álbum de fotografías, apoyándolo en sus piernas. Permanecía sentado en aquella cama, reflejándose en sus ojos que no hacía mucho desde que había despertado.
— Yo... h-eh... lamento el haber entrado... A-así... es que bueno...
— No te preocupes —musitó suave, palpando a un costado de él, invitando al mayor a que se sentara —, sabía que no te quedarías con la duda por mucho.
El azabache miró ese lado de la cama, suspirando y yendo a él para tomar asiento, quedando en la orilla a un costado del menor. El azul le entregó el álbum, sonriendo de forma suave.
— Míralo, ése es uno de muchos más que tenemos —le animó tomando una almohada entre sus brazos, apretujándola sobre su regazo, apoyando en ella sus brazos.
El moreno dudó un poco en tomar la pasta de la carpeta que tenía sobre sus piernas, no teniendo ni la más menor idea de qué iba a encontrar en ella. Soltó un suspiro, reusándose a hacerlo.
— No sé... n-no siento que deba... —posó su vista en el rostro del más chico, admirando esa sonrisa tierna que le animaba. No pudo negarse a ella.
Tomó de nuevo la pasta y abrió aquel libro de argollas, dejándole ver fotografías en cada lado de las hojas. Cuatro en cada página.
Las primeras eran de un pequeño él con su hermanito recién nacido en brazos, imagen muy similar al recuerdo que había tenido en el parque. Allí las siguientes eran de ambos pequeños jugando, los cumpleaños de cada uno; en el parque, la playa, y una en ese barranco que reflejaba el sueño que siempre tenía. Se detuvo allí, mirando al azul en busca de alguna explicación de aquel sitio.
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Recordando un Amor [Shadonic]
Fiksi PenggemarSuelen decir que no existe nada que pase dos veces de la misma forma... Que por más similar sea un suceso, nunca se asemejará por completo al anterior o al siguiente. Dicen que por más amor que se tenga a ese alguien, dos veces no podrás demostrarl...