Una idiota en acción.

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En todo el camino reino el silencio, y por mi parte mis nervios. Cada minuto se hacía más largo y desesperado.

Llegamos y ya estaba oscureciendo, estacionamos en un Hotel un poco lujoso para mis gustos. Me dio curiosidad saber si en ese lugar seria la reunión o simplemente hospedaríamos y luego volveríamos a la carretera.

—Dos cosas muy importante, no hables con absolutamente N...A...D...I...E, ni te vayas con ningún hombre a quien sabe qué.

Sus palabras me desconcertaban de mis pensamientos debido a mi duda de que hacíamos en el hotel, por la parte de hablar con alguien no me molestaba. Pero quería saber si tenía cara de zorra o algo parecido para aclararme que me mantuviera alejada de un hombre, si acaso estaba con él iba a ir a buscar a otro para qué. No estaba pendiente de nadie en estos momentos, solo de mí y punto.

—Ajà, ¿Y más o menos que haremos en este hotel? — Su mirada fue cortante y por lo que quería parecer seria seca, creo que esa pregunta fue muy de cabaretera.

—Dormiremos y a la mañana siguiente vamos a seguir con el camino hacia lo planificado—Aclaro y luego fue a la recepción.

Duramos como media hora en recepción, luego que nos dieron la llave fuimos a la habitación no quería dormir con un sujeto extraño, así que decidí dormir en un sillón, pensé que por caballerosidad iba a decirme que durmiera en la cama y el en el sillón pero no fue así.

La mayoría de la noche no pude dormir, me sentía súper incomoda con él al frente y por si fuera poco dos pistolas alrededor, no me ponía nerviosa las armas ya que desde pequeña las conocí pero si me ponía nerviosa lo que me esperara y lo que pudiera pasar, mi debilidad era confiar en las personas rápidamente y temía que eso ocurriera en este momento.

Después de tanto pensar me sumergí en el placentero sueño hasta que una mano toco mi brazo y enseguida me desperté, cuando abrí por completo los ojos vi esos ojos color café, era él.

— Alístate y apúrate te espero en veinte minutos abajo.

Estaba tan concentrada en mi sueño para ponerme a pensar en lo que ocurriría.

Cuando fui al baño vi mi rostro en el espejo, mi cabello no estaba como siempre, estaba raro y despeinado. Decidí arreglármelo un poco, luego de bañarme ya mi aspecto era mucho mejor como el de antes.

—Maya, hoy empieza todo. Tranquila, solo serás mensajera de tu padre sin verlo más. Tú vida será muchísimo mejor y podrás tener lo que has deseado. Libertad felicidad. —Me dije a mi misma.

Baje las escaleras del hotel, y vi de pie a el hombre que me había ido a buscar al hotel, y si no me recuerdo aun no sabía su nombre.

— ¿Lista? —Pregunto.

—Sí.

Subimos otra vez a la camioneta color blanco, y empezamos el trayecto. Mí vista solo era hacia la ventana ya me estaba sintiendo rara, al estar metida en esto a pesar que yo sabría que solo iba a seguir ordenes de mi padre y listo. Simplemente para ayudarlo a él o ayudarme a mí misma, su preocupación hacia mí la veía de una manera tan falsa y a veces habían momentos que dudaba de que estaba planeando mi padre.

— ¿Ves esa camioneta que esta de tu lado estacionada? —Su voz interrumpió mis pensamientos, entre la confusión que estaba pude asimilar que si me hablaba a mí.

—Sí. —Era una camioneta Jeep color azul oscuro.

—Bueno, te dejare en la esquina y cruzaras vas a manejarla y seguirme todo el camino.

—¡¿Qué?!, no se manejar. Como pretendes que conduzca una camioneta por la autopista si ni siquiera se pisar un acelerador.

Sus ojos se encontraban con los míos, de una forma como estresada y molesto.

—Mira, no trabajo para tener que ser niñero, sigo las órdenes que me dan. Tú querido padre dijo que estabas apta para tomar las órdenes, y la cara de nerviosismo que tienes no es normal. O te acostumbras o pierdes. Vas a subirte en la camioneta y esperaras mínimo treinta minutos, si no llego llamas a este número e informas lo que pasa y listo. ¿Entiende la niña? —Su sarcasmo y medio de burla me hacía sentir estúpida ante el, pero decidí ignorarlo completamente. Pero como se suponía que iba a llamarlo si no vine con teléfono inteligente.

—No tengo teléfono.

Su mirada fue más cansona de la que tenía, se puso sus manos en la cabeza y suspiro.

—Olvida todo, ¿Puedes hacer eso? Olvidar todo lo que hemos hablado. —Me sentía idiota al no poder hacer nada, ni mucho menos entender.

—Aja. —Le respondí de una forma seca distante, si el señorito estaba cansado de tratar con una "Niña" según él. Ya yo estaba cansada de estar como una idiota haciéndole caso, quería llegar al lugar y fin.

Estacionamos, y él se bajó de una forma desesperante. Vi por el retrovisor que hacia una llamada duro como cinco minutos en esa llamada. Luego volvió.

—En veinte minutos vienen por ti, niña.

—La palabra niña, estuvo de más . —Susurre con una sonrisa más hipócrita de lo normal.

—Bueno, se inteligente al hablar, y no digas todo lo que te mando a decir tu padre si puedes hablar lo más rápido e ir al grano, hazlo.

— ¿Qué te importa a ti saber lo que vaya a decir o no? —Que carajos le pasaba a este tonto, pensaba que necesitaba un tutorial o que.

—Ay, tómalo como quieras. Simplemente trato de aconsejarte para que no tengas problemas. Igual soy yo al que tu padre contrato para cuidarte y para que no hicieras las cosas como te diera la gana.

Tarde unos minutos para asimilar la última oración "Igual soy yo al que tu padre contrato para cuidarte y para que no hicieras las cosas como te diera la gana." No estaba sola en esto, ahora más que nunca temía de todo lo que estuve pensando durante todo el viaje era verdad.

—¿Tu trabajas para mi papá?

Mi   historia       con el NarcotraficoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora