Mi historia con el Narcotrafico

Un sueño a través de gritos.

Me puse de pie y fui a recepción a preguntar por el bienestar de Laura y por el Doctor, ya que él se había ofrecido ayudar. No le veía nada de malo preguntar por Laura atreves de él. En la recepción se encontraba una señora de estatura pequeña, morena. Parecía una actriz cómica, con su gran pintura roja y sus aretes amarillos, gran estilo.

—Buenos días, señorita. Disculpe, ¿se encuentra el Doctor Fabián? — Le pregunte a la mujer de estatura baja, la cual subió su mirada.

— ¿Doctor Fabián? ¿Apellido? Que yo me recuerde en la clínica no está ningún Doctor Fabián. Al menos que sea el Doctor Frank, pero está muy enfermo. El pobre lleva más de dos meses sin asistir. —La mujer, comentaba como si tuviera años de conocerme y con una confianza audaz, imagine que estaba perdida y no quise insistirle sobre el doctor.

—Bueno...No importa, y la paciente Laura? No se me su apellido, pero es una chica peli roja, venia por complicación de su embarazo.

— ¿Me crees adivina?, me imagino que es la mujer que está en la habitación cuarenta, sube al piso dos y a mano derecha encontraras.

— Gracias, disculpa la molestia. —Su "De nada" fue patético, no sabía si reírme de esta mujer, por su atuendo o por su despistado dialecto.

Luego de estar perdida, buscando la habitación en la que se encontraba Laura, di con ella. Pase y la vi, estaba viendo al techo y de repente se giró a verme, esperaba una sonrisa o algo como estaba acostumbra a ella, pero enseguida me vino a mis pensamientos lo que me dijo Matías sobre Laura, su actitud. De inmediato borre ese pensamiento y me acerque hacia su camilla, ella estaba callada. Así que decidí comenzar y tratar de mantener una conversación junto a ella.

— ¿Cómo te sientes? —Me acerque y me senté en un sillón que había al lado de la camilla.

—Le contaste a Matías...Fue lo primero que te dije, que no lo supiera. Y eso hiciste, decirle. —Mi mirada estaba desconcertada al escuchar la confesión de Laura. Sus ojos reflejaban molestia hacia mí.

—Si....Si, le comente lo que paso. Pero no tuve la oportunidad de ocultarlo, cuando entro al pasillo del hospital no nos encontraba así que decidió preguntar por tu nombre y la señora o la chica que le respondió le dijo que ibas por aborto. —Le comente resumidamente como había sido, pero quise silenciarme la parte en que Matías me hablaba mal de ella.

—Te entiendo, Maya. Pero tienes que seguir órdenes. Y más cuando alguien de tu rango mayor te lo pide. ¿Tratas de entender hermosurita?

Al escuchar con su voz, como el primer día tan divertida y colorida la pelirroja de Laura, recordé la advertencia que me hizo Matías, pero realmente ya me daba igual confiar o no. Y además se podía notar que estaba súper molesta, pero no fue mi intención. Y si ella quería ser más que yo estaba equivocada, le agradecía por lo que me había enseñado, y aunque aún no empezaba el motivo por el que estaba aquí en Bogotá, no estaba dispuesta a permitir hipocresía de ella también. Decidí ignorarla y Salí de aquella habitación, en la cual estaba un ser que cundo le convenía trataba bien a las personas pero cuando se molestaba o por solo una pequeña falla afilaba sus garras, pero hacer eso conmigo no le convenía. Pensaba yo.

Saliendo del hospital para tomar un taxi, venia Matías, vestido con un pantalón color beige con una camisa color azul oscuro, estaba súper arreglado pero no como otras veces de tan elegante. En cambio yo no soportaba el olor a hospital, ligado con comida chatarra.

—Buenos Días, Maya. —Matías se acercó y me saludo cortésmente. Como si ayer no fuésemos discutido.

— ¿Qué tal? Me puedes llevar al departamento, y te agradecería que sacaras lo que tienes en mi departamento igual que Laura. Quiero estar en mi hogar sola. — Le comente, de una manera sencilla y simple sin molestarme y ni mucho menos alterarme. Y al final aplique una sonrisa en mis labios.