—No... Maya, estoy esperando desde hace mucho tu llegada ya estás conmigo y eso me alegra mi niña. Que por ahora nadie se estere que estoy despertando. — Beatriz hablaba muy despacio y calmada, junto con sus labios resecos. Trataba de calmarla y callarla me daba mucho miedo que se debilitara más de lo que podía ver en ella. —Escuche todo lo que me decías mientras me despertaba, fue muy raro lo que me ocurrió mi niña Maya, pero sé que no fue nada bueno gracias a Dios siento que ya todo está pasando y me siento mucho mejor. Si es por tu bien mejor que te vayas mi linda niña.
—A mí me alegra muchísimo más, no quiero que te mueras antes que yo. Eso, nunca. — Mientras acariciaba sus nudillos note que estaban más arrugados que muchos años atrás, mi nana se estaba poniendo vieja por fuera pero una guerrera por dentro. — Esta bien, no diré nada por ahora pero hoy mismo me tengo que ir, hace un rato se escucharon muchos disparos Choe salió y se enfrentó. Gracias al cielo todo está bien aunque Choe dice que esos disparos eran por mí y me aterra mucho nana. Sé que dijiste que escuchaste todo lo que te comente pero quiero que sepas esto, aunque no quiero que te preocupes porque ya todo está tranquilo.
— ¿¡Cómo!? Y Choe como esta, ayúdame a levantarme. Si había escuchado, pero estaba esperando que me confirmaras. Mientras mas vieja estoy, desconfió de mis pensamientos. —Arrepentida de haberle contado lo que ocurrió porque ya se había puesto mucho más pálida y débil que hace un rato.
—Tranquila, todo está bien. Tranquilízate para que no te nada malo. Ya todo está bien. Pero por ese motivo me tengo que ir y no voy a poder estar contigo. Quería aclararlo porque sé que tus pensamientos les faltan tornillitos, y estaba segura que pensarías que te deje.
—Ya me conoces muñequita. —Nuestras pequeñitas risas entre una joven hundida de tristeza, alegría y una señora débil y con pausas al hablar. De esa forma eran nuestras risas.
Platique mucho más con Beatriz, hablamos sobre todo lo que me paso en Bogotá, ella me contaba que en la casa se sentía la paz sin mi padre. Me dijo que ella sabía desde un principio que el tramaba algo. Me ve como su sucesora, cosa que yo me niego hacer. Me invito a comer una exquisita carne a la parrilla con vegetales y marisco, solo con escucharlo se me hizo agua la boca. Ya quería que se mejorara porque iba a seguir viniendo para acá, igualmente la invite a Bogotá se negó rápidamente decía que por mi padre no sería bienvenida allá, su hogar era Venezuela y si algún día se moría no quería que fuese en otra tierra solo en esta.
— ¿Amas mucho nuestro país, nana? —Le pregunte.
—Amar es poco mi niña, lo adoro. ¿Sabes lo hermoso que son estas tierras? Me da una lástima que tu padre no te llevo a conocerla todita. Quedarías encantada. —Al hablar, le brillaban sus ojitos podía presenciar el amor que Beatriz sentía en donde vivía y por lo que hacía.
— ¿Te puedo preguntar algo? —Murmure.
—Sí, lo que quieras.
— ¿Que te hizo llegar a mi padre? Cuál es el motivo por el que siempre me cuidaste y cuidaste de él. —La mire fijamente a sus ojos y me desvió totalmente la mirada, comenzó a toser fuerte y me dijo ronca que llamara a las enfermeras no tarde ni dos segundo en hacerlo, las enfermeras hicieron su trabajo y más atrás llego Choe quien ya me avisaba para que recogiera lo poquito que traje para volverme a retirar.
—Quiero despedirme de Beatriz, ella despertó cuando estaba en la habitación hablo conmigo pausado y despacio. Ya está mejorando.
—Maya, deja de ser tan terca mi madre necesita descansar vete de inmediato. Por favor, afuera te está esperando un auto azul te llevaran al aeropuerto. Cuídate.
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Mi historia con el Narcotrafico
ActionNo escogí este tipo de vida ni mucho menos la familia que tengo. Soy Maya Alina Rosales Escalona. El nombre de Maya está presente en varias culturas y el Alina , según mi nana significa "Amiga Noble". Soy hija de Jose Antonio Rosales, uno de los na...