Una noche larga

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— Matías, Laura se siente muy mal deberíamos ir a un médico. Y estoy hablando en serio.

— Ay por dios ya se te escaparon tus dieciocho años, que vuelves hacer una niñita que exagera todo. Ella está bien, se le da un té y listo. No es para tanto.

—Matías, quiero ir al hospital de inmediato. —Intervino Laura en medio de la conversación, sus palabras eran tan simple y secas a comparación como solía escucharla.

Matías miro por el retrovisor con un gesto de malcriadez pero no le tome importancia, en ese momento estaba tan aturdida pero consiente a lo que sucedía que no tenía tiempo para criticar los gestos de Matías.

Matías, condujo hacia la clínica más cercana al restaurante y al estacionar el auto me baje con Laura para ayudarla a caminar y fuimos por la entrada de emergencia, mire hacia Matías y se había quedado dentro del auto, mucho mejor. No quería que interviniera con sus comentarios tan pesados que acostumbraba, Laura y yo pasamos por un pasillo solitario con sillas color plateadas, y en unas de estas la ayude a sentarse mientras iba por un Doctor, al encontrar a uno le explique la situación y todo con detalles a lo que ocurrió cuando fuimos a buscar a Laura donde la había dejado sentada, estaba totalmente pálida y me asusté mucho más. Los doctores y enfermeras intervinieron con una camilla y se la llevaron al lado izquierdo del pasillo, después de mantener mi calma y que una de las enfermeras me ofreciera un té caliente pude quedarme tranquila y sentada en unas de las sillas, cuando ya mis ojos estaban casi al borde de cerrarse para hundirme en un placentero sueño vi la silueta de un hombre, cuando subí totalmente la mirada era Matías. Se sentó al lado mío y el silencio que se marcaba era tan grande que no dudaba si ya él sabía todo lo que estaba ocurriendo, si se llegaba a enterar sería difícil para Laura volver a confiar en mi a pesar de solo habernos conocido por muy poco, no quería parecer tan estúpida en estas situaciones. Sentía una fuerte mirada y sabía que venía de parte de Matías, cuando gire pude confirmarlo.

—Quisiera saber el motivo por el que estamos aquí, realmente. — Susurro con una voz ronca y seca.

—Ya lo sabes, Laura se siente mal por la comida. Sabes esos problemas estomacales, tal vez no sea nada malo. —Le comente con cierto problema al hablar, con esa mirada tan intimidante que se podía esperar como respuesta. Pero en él se veía que ya sabía gran parte de la situación o tal vez sospechaba y quería salir de dudas.

— ¿Crees que soy estúpido?, ¿crees que soy como tú? Te voy a dar una pista y tú me responderás. Cuando entraron al hospital, me quede un rato a ver si salían pronto porque no creía que fuese tan importante, pero al ver que demoraban decidí saber que ocurría aunque no seguí hacia este pasillo si no que gire y me encontré con una enfermera y di las características de ti y el nombre de Laura para poder encontrarlas, ¿sabes que me dijo la enfermera?.... ¡Que esa era la chica que venía por aborto! Estas al tanto de la magnitud del problema o lo tengo que averiguar otra vez yo.

Matías se había alterado un poco, pero sin levantar la voz me asustaba. Su mirada fijamente me enfriaba al momento de responderle solo gire la vista hacia el otro lado y sentí como sus manos tocaron mi hombro de una manera un poco brusca, con solo ver sus miradas sabía que quería una respuesta de inmediato.

—En el restaurante, todo ocurrió allí pero yo no sabía. Fui al baño a buscarla y estaba llena de sangre y casi desmayada pero me rogo que no fuera por ayuda... Matías, yo no sabía que hacer estaba nerviosa pero ella más, no quería que ni tu ni mi padre se enteraran y eso me mortificaba. No sabía qué hacer y decidí encerrarla para ir por ropa y así cuando saliéramos no te dieras cuenta, y desde ese momento paso lo que has venido observando hasta aquí. —Mis ojos se cristalizaban por la angustia que sentía— Y no es la manera de preguntarme, entiendo lo que sientes esa zozobra porque y la sentí en el baño del restaurante al verla tirada, pero lo que importa en este momento es ayudarla.

—No Maya, no sabes lo que siento en este momento. En este momento siento rabia una rabia infinita y es por culpa de la zorra de Laura, y tú no te salvas, la estas ayudando ¿para qué? Lo volverá hacer, que piensas niña ingenua que ese aborto fue casual y no fue causado por ella misma... Laura es una víbora en sus sentimientos, ella no mide el peligro a la hora de acostarse con un hombre y las consecuencias que tiene.

— ¡Basta! ¡Basta!, Te lo voy advertir por última vez Matías, ya deja de descargar tus idioteces hacia a mí. Si ella hizo eso pues es problema de ella a mí no me importa, y si la ayude es mi problema ya que soy mujer y se lo que está sintiendo en este momento. Y no vengas con que es una "Víbora" para mi desde que llegue a este lugar, todos los que me rodean son unas víboras, pero lo que no saben es que yo soy peor, solo que dejo que cada día se recargue mi veneno para acechar con precisión y fuerza. —Mis palabras salían con tanta fuerza pero con una voz baja llena de molestia la cual debía descargar que no puse límite.

— ¿Sabes qué? Quédate haciendo tú sola el papel de María Teresa De Calcuta, y respecto a tu veneno pues está siendo mal cargado en este momento. Las víboras no ayudan a nadie. —Matías se puse de pie y camino hacia el pasillo.

—De esa manera enfrentas tus problemas, hago el papel de quien me dé la gana y tú de que, ¿De cobarde? Oh no, claro, ya se. Haces el papel de un joven que trabaja para un narcotraficante y eso te hace ser más hombre o más cobarde. Respóndeme Matías, porque desde que te conozco no haces más que tratar de humillarme para hacerme sentir mal. Pero tal vez lo hagas para creerte más fuerte, o reflejas lo que hacen en ti, el asqueroso de Antonio te humilla como le dé la gana cierto. —Me reincorpore y me puse de pie para enfrentarlo, tal vez le alcanzo dar cuatro o menos pasos para voltearse y verme. Se acercó a mí de tal manera que no tenía espacio a donde huir pero no sentía miedo, su mirada fue fija.

—No, Maya. No trato de hacer nada de lo que piensas. Solo me recuerdas tanto a una persona, que en este momento no está aquí. Y quisiera que no pasaras por lo que ella tuvo que pasar. Solo eso. Respecto a tu padre, es uno de los hombres en quien puedo confiar, y cuando digas la palabra narcotraficante frente un local, empresa o cualquier otra cosa ten cuidado hay cámaras. No seas tonta. Adiós, avísame por texto cuando Laura este estable. —Me sentí tan estúpida, al haberle dicho esas cosas esperando que él me contestara con una de sus patadas, pero no fue así fue lo contrario, sus palabras fueron como de protección...!Ay por dios Maya! Deja de ser tan tonta, solo te lo dijo por cuestión de ignorarte.

Pasaron más de dos horas, y ya me había olvidado del tema comencé a revisar mi nuevo móvil para ver que tal. Tenía todas las aplicaciones ya descargadas, pero aun así eso no me compraba la felicidad que en ese momento tanto quería. Llegaban pequeños momento en los que mis ojos se cerraban hasta que pude percibir alguien en frente de mí, era un Doctor no lo había visto en el momento que nos habían atendido las enfermeras y eso, este era diferente. Era alto, con ojos realmente oscuros con un color de piel morena y perfilada al rostro y un cuerpo, que realmente no parecía doctor sino más bien modelo. En fin, era muy simpático.

—Buenas, usted está por?.. —Susurro con una voz tan masculina que mis hormonas no estaban en sus lugares.

—Ah, gracias yo estoy bien. Estoy esperando a una amiga que está en consultas de urgencias.

—Bueno. Soy el Doctor Fabio, cualquier situación estaré en la sala de descanso.

Asentí, mientras se retiraba. Era bastante moderno tendría unos veinte y tantos años de edad. Luego creí estar toda la noche despierta hasta que por un momento abrí los ojos y la sala estaba llena de personas y doctores y enfermeras por todas partes, cuando vi a una ventanita que estaba escondida al pasillo ya era de día. No sé cómo me dormí, pero seguía cansadísima. Decidí ir a recepción pero no me acordaba el nombre de las enfermeras, ni mucho menos que se allá presentado, pero si el de Fabián el doctor... O era Fibra o Fabio, sí, creo que era Fabio. Mi memoria no tenía tiempo para tantas cosas, pero si para mirar un poquito a los doctores.

Mi   historia       con el NarcotraficoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora