Dieciséis Horas

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La chimenea estaba prendida en la casa de Theo. Stiles lucía sentado en la sala, en el sillón para dos. El árbol de Navidad brillaba con tanta tranquilidad, las luces prendían y apagaban con apacible gentileza y las esferas llenas de diamantina desligaban pequeños destellos. Theo traía entre las manos una caja, la única caja que quedaba al pie del árbol. Se sentó a lado de Stiles, la primera y última adoración de su vida.

—Toma —dijo con una sonrisa el novio del castaño entregando la caja.

Stiles la cogió entre sus manos, la observó tomándose su tiempo, era muy bonita. El papel brillante con detalles navideños estaba pegada con perfección casi milimétrica al cartón. Hasta ahí era todo lo que podía ver. Despegó con cuidado cada trozo de cinta adhesiva a pesar de que Theo le animaba a hacerlo rápido. Retiró la tapa, la verdad es que esperaba un par de zapatos o tenis. Pero no fue así, había más cosas dentro.

—¡Oh por Dios! —exclamó llevándose las manos a la boca.

—¡Saca todas las cosas! —exclamó con gusto el novio acomodándose con emoción en el sillón.

El castaño sacó todas las cosas que había adentro, su novio sí que le conocía.

—Los discos más recientes de mis artistas favoritos del año. ¿Cómo supiste que me gusta Grimes y Tame Impala? —preguntó intrigado pero interesado por partes iguales.

—Pues, no te gusta la música comercial que todo mundo escucha, es más, no la toleras. Te gusta lo underground, y lo supuse cuando te escuché cantar muchas de sus canciones cada vez que podías. ¿Sabes? Cantas todo el tiempo, cuando haces un jugo, cuando enciendes tu computadora, cuando te duchas, cuando preparas comida, todo el tiempo —comentó el otro sin quitar su impecable sonrisa.

Stiles sonrió extrañado, no se había dado cuenta pero era cierto. Su novio sí que le ponía atención y él ni en cuenta.

—Mira lo otro —le animó Theo con un movimiento de mano señalando la caja.

Stiles sacó una tableta de ahí adentro.

—¿Una tableta? Pero ya tengo una laptop —dijo el castaño sosteniendo el aparato con una mano.

—No es cualquier cosa. Es una tableta de dibujo profesional. —La cara de Stiles cambió por completo ante esas palabras. Miró el aparato con incredulidad—. He visto tus dibujos, son bastantes buenos y sé que amas dibujar, además te servirá en la escuela el próximo semestre quizás. Aunque tus estás en actuación pero...

El castaño se lanzó sobre él, y le miró a los ojos, de entre toda la penumbra, los ojos de ambos se veían más hermosos con el pequeño brillo de los focos de Navidad, parecía que cada iris tenía más detalles que antes.

—Eres el mejor. Te amo —gritó Stiles dándole un beso en la boca, al principio era puro, pero poco a poco fue subiendo de tono. La lengua de Theo se fue colando por los labios de Stiles, se tocaron por dentro, era apasionado, pero no salvaje. El movimiento de sus labios era constante y rápido, Theo era hasta detallista en la forma de besar. El de largas pestañas lo definiría como un "no sé qué". Las manos de Theo se colaron por debajo de la camisa del castaño, su piel se sentía cálida en sus palmas, era fantástica la forma de la espalda del chico.

—Espera —exhalo con fuerza el muchacho Raeken.

—¿Qué sucede? —preguntó el chico Stilinski con el ceño fruncido.

—¿Me trajiste algo? —preguntó el novio mirando con los ojos entrecerrados al chico.

—Sí —respondió rápido, levantándose del sillón, dejando a un aturdido chico acostado en el sillón. Tomó su mochila y de ahí sacó una bolsa bastante bonita de decorados navideños—. Toma. —Le pasó la bolsa y el chico Raeken no tardó ni medio segundo en abrirla con emoción.

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