Cuarenta Horas

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—Ya me dio calor... —susurró mientras se quitaba la camisa que llevaba encima dejando ver una de esas típicas remeras blancas sin mangas que siempre usaba. Sus brazos no eran enormes pero se podía notar la dedicación en el gimnasio.

—Oh por Dios... —siseó el castaño mientras se mordía un labio, su canino sobre la carne.

—¿Qué sucede? —preguntó el moreno con inocencia. Hasta que entendió el punto sin que Stiles dijera nada más, su sola mirada era suficiente explicación—. ¿Te gusta lo que ves? ¿Te gusta mi cuerpo? —preguntó acercándose a él, cada centímetro adelante Stiles retrocedía, sin apartar la mirada.

—Ajá —admitió por completo amilanado, su cara lo hacía ver por la expresión.

—¿Cuán bueno es? —preguntó subiéndose sobre el cuerpo del de lunares. Las manos palpaban el terreno del sillón para no cagarla.

—Muy bueno...

—Si lo que ves es muy bueno, lo que puede lo que ves te será maravilloso —murmuró Derek con Stiles por completo acostado en el sillón y el moreno sobre de él. La mano izquierda del chico Hale se puso en la barbilla del otro y le levantó el mentón para unir sus labios. Comenzaron a besarse con pasión, iban a dar el gran paso tan apresuradamente sobre de ese sillón frente a la chimenea.

EL PRIMER BESO ERA UNO SUCIO, tan apresurado, tan necesitado por ambos. Al parecer alguien ya había tenido un orgasmo pensando en el nombre Stiles Stilinski por la manera en que el moreno dijo su nombre al separarse del castaño un segundo, se oía tan gastado, sin embargo, esa idea hizo que el mismo chico castaño se calentara e iba hacia arriba sin frenos. Las manos morenas del chico Hale le acariciaron el tronco con suma veneración, Stiles era sagrado. Éste quiso sacarle la prenda a su novio del tronco, pero el primero no se dejó y le dirigió una mirada de advertencia.

—No, no. Aquí soy quien manda. Que quede claro —dijo Derek con una mirada demasiado seria para el momento, pero después dejó que una sonrisa se le escapara al ver la indefensa expresión del rostro de su novio, quien sólo asintió con la cabeza mientras tenía la boca media abierta.

Derek le retiró todas y cada una de las prendas al castaño, quien quedó desnudo debajo de él. Los brazos de Stiles se pegaron a su cuerpo, no tenía frío pues la chimenea se encontraba a un lado de ellos pero... Derek, cuyo cuerpo estaba más trabajado que el suyo y era su primera vez juntos, le provocaba vergüenza de sí mismo.

—Te haré sentir lo empalmado que estoy —susurró el moreno viéndole el cuerpo maravillado.

Aquel iris verde se trasladaba de un lado a otro, investigando con fascinación cada relieve de aquella nívea piel. Puso uno de sus dedos en uno de los lunares que se encontraba regado por ahí. Le agradaba su suavidad. Su pelvis le dio un ligero roce a la entrepierna de Stiles, éste le sintió bastante grande con tanta tela encima.

Derek se sentó sobre de él, no era pasivo, pero le agradaba que Stiles sintiera sus trabajados glúteos en su erecta polla. El moreno no retiró su fuerte mirada de los ojos de otro, cogió la remera sin magas con potencia y la jalo tan fuerte que se partió en dos.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestionó Stiles mientras su pene palpitaba con cada ligero movimiento que el otro hacía sobre él. Se le antojaba deleitosamente irresistible a la vista los pechos y abdomen marcados, aún era un adolescente igual que él, pero si seguía así, Derek podría tener un cuerpo de Dios.

—Tengo muchas de estas, lo sabes. Sólo quiero hacer algo —dijo y se incorporó para quedar hincado en el sillón. Stiles alzó la cabeza para verlo, su piel morena y la luz de la chimenea sobre el otro era algo tan hipnotizador. Abrió un poco más los ojos.

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