SamanthaSalí de la cama corriendo enredándome con las sábanas hasta caerme al suelo. Esta vez grité sin ningún impedimento. Me había dado fuerte en la cadera y mi corazón por poco se me salía del pecho por el gran susto. Mi hermana Rocío entró rápidamente en la habitación con gran preocupación.
—¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien? — preguntó al verme en el suelo hasta quedar a mí misma altura. Ni yo misma sabía lo que había pasado. El tremendo susto que me llevé, causó que mis nervios empezaran a caminar por toda mi piel. La preocupación de Rocío aumentó al verme en este estado.
—Él está ahí... —musité con voz temblorosa, mientras señalaba la cama. Rocío frunció el ceño levantándose del suelo para observar la cama.
—Ahí no hay nadie, Sam. ¿Qué fue lo que viste? —cuestionó confusa temiéndose lo peor.
Me puse de pie para comprobar sus palabras. No podía estar volviéndome loca.
—No, no... I—Iván estaba ahí... —dije con los ojos llorosos, señalando la cama mientras clavaba mi mirada en ella.
Y como reacción normal, ella me miró con gran lastima, o eso fue lo que me pareció ver. Se acercó hasta mí acariciando mi hombro para intentar tranquilizarme.
—Seguro que fue un sueño. Tranquila, todo va a estar bien, Sam.
No podía ser un sueño. ¿Cómo un sueño podía ser tan real?
—Se lo que vi, Rocío —repliqué—. Iván estaba justo a mi lado abrazándome e incluso toco mis labios —grité desesperada intentando aferrarme a la posibilidad de que no había muerto y que se encontraba escondido en alguna parte de mi cuarto. Al tener ese pensamiento, y para convencer a Rocío de mis palabras empecé a buscarlo; por debajo de la cama, del almario, y del baño, que estaba dentro del dormitorio.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con gran confusión y sobre todo preocupación en sus palabras.
—Estoy buscando a Iván... —respondí sin más continuando la búsqueda, hasta que mi hermana me tomó del brazo.
—¿Te has escuchado? —cuestionó con una mirada cargada de contrariedad—. ¿Escuchas lo ridículo que suena eso? Samantha, debes entender que Iván ya no está, se fue.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. Desvié unos segundos la vista hacia la cama y la regresé a los ojos de Rocío. Apreté mis labios con mucha fuerza, lo que provocó que me fuera en llanto. Ella no tardó en abrazarme.
—Está bien... Solo ha sido una pesadilla.
Al día siguiente, que era jueves, mi hermana había preparado el desayuno temprano y me había despertado corriendo las cortinas de la habitación, haciendo que los rayos del sol perturbaran mis ojos.—¡No hagas eso! —me quejé tapándome el rostro con la almohada—. Además, ¿no deberías ir a trabajar?
—No te preocupes, mi jefa me dio el día libre —dijo con una amplia sonrisa.
—No recuerdo haber hecho eso —repliqué fulminándola con la mirada.
—Da igual. Luego me lo agradecerás. Baja a la sala, he preparado el desayuno —caminó hasta el umbral de la puerta y antes de irse dijo: —. No me hagas volver y lanzarte agua en la cara para que despiertes de una vez.
A los pocos minutos, ya me había sentado a la mesa mientras comía del puré de papas con queso. No tenía deseos para desayunar, pero hacia el esfuerzo en comer porque sabía que Rocío no iba a dejarme tranquila si no comía, aunque fuera un poco.
Estaba divagando en lo que había sucedido anoche, apenas le presté atención a lo que mi hermana decía.
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La Voz De Un Ángel
ParanormalSamantha y Alexa viven en un pequeño pueblo y como todo pueblo, éste también tiene su leyenda. Nunca pensaron que aquellas historias eran reales hasta que una serie de sucesos rompió el molde de vida que estaban forjando. Descubrirán que el mundo es...