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-Mmm Kimberly- dije mirando sus ojos

-Tu apellido por favor- dijo la enfermera que vestía con ropa blanca

-Kimberly Frías- dije y trague

-Okeyyy- dijo alargando la última letra - Kimberly en 5mins entraras a un consultorio, como no puedes caminar vendré, te buscaré y te llevaré, así que no te muevas de aquí lindura- dijo esta dándome una sonrisa y volteándose para irse

-como si pudiera- dije en mi mente y le devolví la sonrisa

Busqué mi celular y comencé a usar snapchat, facebook y por último instagram. En realidad estos cinco minutos son eternos.

Comencé a ver el lugar en donde estaba, la sala de espera es muy bonita, piso blanco y paredes color morado lila, algunas flores y matas, a una esquina estaba la mesa de la secretaria, a un lado estaba un cuadro enorme creo que explicaba cómo llegar a cada lugar ya que esto es enorme y bueno en el medio muchas sillas y una neverita de beber agua.

Sentí que se movía mi silla de ruedas, vi para atrás y noté que era mi enfermera otra vez con una sonrisa, que linda.

Solo guarde silencio mientras que ella me llevaba.

Entramos a lo que era el consultorio de un doctor y le puso el seguro a la silla para que no me moviera y se fue. Puse mi vista al frente y vi al doctor de espalda, creo que estaba organizando sus utensilios o algo.

-Bueno señorita Kimberly....- se volteó y bajé la vista al suelo -cuénteme lo que pasó-

-Bueno, iba subiendo las escales y tropecé con el escalón y aquí estoy- reí al recordar lo que había pasado

-vamos a ver si tiene al roto- dijo y se agachó hacía mi piel cual estaba más hinchado que rojo.

Me comenzó a tocar la planta del pie, gemí un poco pero lo suficiente para que me escuchara y comenzó a moverlo de arriba a abajo y de derecha a izquierda.

Puso su pulgar y comenzó a presionar y poco a poco con más fuerza pero no sentía nada.

-¿te duele?- cambio su pulgar un poco más hacia arriba y no me dolía nada.

-¿y aquí?- subió un poco más su pulgar -no- dije aún mirando mi pie.

-¿y aquí Kimberly?- subió un poco más su pulgar y ¡¡BINGO!!

-¡¡¡AYYY!!! Si ya me duele- me retorcí un poco y escuché una risita de venía de el.

Puso la palma de su mano contra la planta de mi pie -cuando te diga ya harás fuerza contra mi- ... -ya!- dijo y comencé a hacerle fuerza al pie como si estuviera acelerando un carro.

-ay- dije ya que eso me estaba causando dolor. Dejó de hacerle presión a mi pie y lo dejo caer lentamente hasta llegar al piso y se levantó, en ese momento agradecí haberme pintado y arreglado las uñas.

-Kimberly gracias a Dios no tienes nada roto, solo está hinchado poco a poco se te bajará- dijo y lo vi de espaldas a mí pero se podía notar que tenía un buen cuerpo gracias al gimnasio.

-Ya que no puedes caminar debido al dolor llamaré a la farmacia para que te hagan llegar los medicamentos, son unas pastillas para el dolor cada 8 horas te las tomas y un gel, te lo pones cada 4 horas ya después de cuatro días no es necesario que lo sigas tomando y untando pero si te sigue el dolor sigue con el tratamiento- Escuché como rasgaba un papel de su libreta -y sería bueno que cogieras unas pequeñas vacaciones para que reposes- dijo y llamó a su secretaria que era la enfermera que me había traído hace un rato, le dio el papel y ella salió a comprar lo que él le había mandado.

-¿No tendré que volver para acá o si?- pregunté con duda

-oh claro, se me olvidaba, en el quinto día debes de venir para ver cómo sigue tu pie- se volteó y no lo podía creer, él era el chico que sin querer choque con el carrito en el supermercado. Miré sus ojos de color marrones y noté como abría su boca soltando una sonrisa hermosa a diferencia de mí que baje la cara por vergüenza, ósea el chico que está malditamente bueno es doctor, mi doctor en este momento.

-¿tú eres la chica del supermercado?-preguntó el

Iba a decirle que sí pero en ese momento tocaron la puerta. Él respondió diciendo que pasara, entró una chica más alta que yo, con una blusa muy pegada enseñando gran cantidad de su escote, pantalones negros pegados y tacones de puntas.

-Hola mi amor, ¿cómo estás? Te extrañé tanto, estas dos semanas sin ti en mi cama han sido muy horribles amor. ¿Prefieres ir s tu casa o a la.....- no terminó lo que dijo ya que el tocio para dar a entender de qué no estaba solo.

-Jennifer estoy con una paciente, ¿puedes esperar afuera?-

-oh si claro bombón no me había fijado- dijo esta alejándose de el -Chao- dijo ella tirando un beso y cerró la puerta.

-lo siento, no sabía que era ella- dijo muy apenado

-no importa- dije y bajé la cabeza. El iba a decir algo pero otra vez tocaron la puerta. Mierda

-pase- dijo algo molesto

-Doctor Carlo aquí están las pastillas y el gel de la sueñorita Frías- dijo la enfermera

-Ehh gracias- las tomó y me las entregó -y Natasha, tengo que hablar algo contigo- dijo y ella lo miró y se retiró. Creo que todos sabíamos de que se trataba.

-Puedes llamar a alguien para que me lleve a mi carro para irme?- dije ya no quería estar en ese lugar

-¿viniste manejando tú sola en tu carro?- dijo algo sorprendido

-si, no tenía quien me trajera-

-si quieres te puedo llevar, solo tengo que recoger algunas cosas y- no lo deje terminar -no no no, no quiero ser una molestia, además lo están esperando-

-puedo decirle que se espere, no tomará más de 5 minutos- dijo y lo miré a los ojos, enserio como alguien tan guapo, hermoso y sexy podía ser un simple doctor.

-está bien- dije formando con mis labios una sonrisa. Rápidamente ordenó todo y le dijo por teléfono a su enfermera que le dijera a la chica que entró hace unos minutos que lo esperara en el carro.

Salimos de su consultorio hasta el estacionamiento, le dije donde quedaba mi carro y el me ayudó a pararme. Trate de poner mi pie derecho para afincar pero cuando iba a tratar de apoyar el izquierdo en puntillas pero esto no funcionó, unos brazos me abrazaron por delante y subí la mirada y ahí estaba el a unos simples centímetros de mí. Sentí como unos labios suaves y carnosos se juntaron con los míos, le devolví el beso y cerré mis ojos, me apego más hacia él y puse mi manos alrededor de su cuello. El besa como la gloria.

Nos separamos por falta de aire, mire sus ojos de nuevo y el sonido de un carro nos saco de nuestro entorno. Rápidamente me ayudó a entrar al carro, me puso el cinturón de seguridad y cerró la puerta, dio dos golpecitos a la ventana lo vi, bajé el vidrio del carro y le agradecí por su ayuda.

-no hay de qué, espero verte en cuatro días Kimberly- dijo con una sonrisa y se fue. Subí el vidrio de la puerta y con una sonrisa me fui a en mi carro hacia mi casa.



Hola mi amores💕 perdón por la tardanza, como regalo les publicó hoy otra parte, si les gusto regálenme una estrella. Las quiero, Cuidense❤️

Mi doctor favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora