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Me sonrió y le sonreí de vuelta.

Me sirvió en un plato huevos y tocino, cogi mi tenedor y comencé a comer mi desayuno, pocos segundos después se sentó a mi lado.

-Está delicioso- dije tomando un sorbo de mi jugo de naranja.

-Gracias-

-¿Te gusta cocinar?-

-A veces sí y a veces no- dijo y reímos.

Terminamos de comer y él subió a la habitación, pero antes de irse me dio un suave beso en los labios. Comencé a fregar los utensilios que él usó y entre otras cosas, cuando termine los seque y los puse en su lugar, luego me senté en el sofá y comencé a haber mis mensajes.

Recibí un mensaje de Karla, me mandaba saludos y a Carlo y también que disfrutara. Sonreí al leer esto. Luego recibí otro que decía que cuando llegara que quería verme lo más pronto posible, me extrañe un poco y comencé a pensar en si había hecho algo pero no me llagaba nada.

Le iba a preguntar de que quería hablar pero un celular comenzó a sonar.

Miré hacia la mesita del al lado y vi como el celular vibrara y mostraba "Número oculto". Pensé en contestar pero este dejó de vibrar, ¿Porqué Carlo tendría un número oculto? Varias preguntas comenzaron a dar vueltas en mi cabeza. Alguien estaba bajando lo que hizo que saliera de mis pensamientos.

-¿Estás lista?- dijo con una sonrisa.

-Lo estoy- le sonreí.

Me acercó a él e hizo lo que él siempre le gusta hacer, darme un buen apretón de nalgas y besarme.

-Sino fuera porque vamos a salir, te follaria fuerte como ayer- dijo con una sonrisa picaresca.

-Veremos si tienes suerte esta noche- hice lo mismo y salí de la cabaña moviendo mi cintura de lado a lado.

Salimos en el carro, faltaban pocas horas para el medio día.

-¿A donde vamos?- lo miré

-Primero vamos a ir a un lugar, luego a comer y tal vez a la playa- dijo mirando fijo hacia el camino y luego me sonrió.

-¿y cuál es ese lugar?-

-Ya estamos llegando-

Llegamos a una casa pequeña y simple. Salimos del carro y nos dirigimos a lo que es la puerta principal, Carlo tocó la puerta con golpecitos suaves y después de unos segundos una mujer de casi 50 abrió la puerta, miro a Carlo y luego está me miró y me sonrió.

-Hola mamá- dijo Carlo y le dio un abrazo.

Abrí los ojos como platos, el me había traído a conocer a su mamá y no me dijo nada. Comencé a sentir cosas raras pero buenas a la vez, estoy encantada de conocer a su madre pero ¿a qué lleva esto? La mujer tenía cabello largo color castaño, piel color canela, sus ojos son iguales a los de Carlo y algunas partes de su rostro también.

-Mamá ella es Kimberly- recibí una linda sonrisa de esta y un abrazo suave.

-Hola, me llamo Angela, un gusto- dijo aún con su sonrisa.

-El gusto es mío-

-Pasen, siéntense en el sofá- entramos y pude ver que la casa es pequeña pero amplia a la vez, adornada con decoraciones color plateadas y blancas con negro más una lámpara colgante. Me senté en el sofá y Carlo hizo lo mismo a mi lado.

-Entonces, Kimberly es tu novia- dijo la señora y Carlo y yo nos miramos pensando en alguna respuesta.

-Mamá en realidad Kimberly es mi..-

-Hey, ¿Qué haces por aquí?- dijo un señor bajando las escaleras, Carlo se levantó y se abrazaron.

-Ya sabes, tenía un tiempo sin pasar por aquí- dijo -Papá quiero presentarte a Kimberly, Kimberly mi papá- dijo y este me saludó de mano.

-Un gusto, mi nombre es Federick-

-El gusto es mío- repetí otra vez, estaba echa nervios, no sabía qué decir y lo que dijo su mamá me había puesto peor.

-Federick mira, esa es la novia de Carlo- dijo Angela emocionada.

-¡Ya era hora! La chica con la que andabas no era para algo bueno-

-Papá, Kimberly es mi am..- pero fue interrumpido otra vez.

-Entonces, como se conocieron?-

Esta vez me tocaba responder a mi, tragué y miré a Carlo pero no demostraba negatividad, solo mostró un "si" disimulada mente.

-Bueno, hace dos meses atrás tuve un pequeño percance, tuve que ir al doctor entonces la enfermera me llevó hacia su consultorio y pues nos conocimos y aquí estamos- dije mostrando una sonrisa. Vi que la mano de Carlo se entrelazó con la mía, miré su mano con la mía y encajaban perfectamente, lo miré y este me dio una sonrisa hermosa.

-al fin encontraste la indicada amor- dijo Angela.

En conclusión la pase muy bien, poco a poco fui dejando los nervios, sus padres me trataron de lo mejor. Nos brindaron galletitas con jugo y la pasamos hablando de cuando Carlo era un niño, me la pasé riendo todo el tiempo mientras que el sólo trataba de cambiar un poco las historias que su mamá hacía. Hasta que llegó el momento en que su mamá me quiso mostrar sus fotos cuando era pequeño pero este se interpuso diciendo que ya era tarde y que teníamos que seguir andando.

Me despedí de sus padres los cuales me dijeron que esperarían la segunda visita.

-Lo siento si mis padres te hicieron sentir incómodos en un momento-

-Claro que no, bueno al principio sí pero después no-

-Y esas historias que te hizo mi madre, no le creas, siempre las cuenta para hacerme sentir mal- reí fuerte.

-Claro que si le haré caso- lo miré -Tu madre es muy linda y simpática-

-Si, todos dicen eso-

-Entonces, no te molesta lo que ella pensó que éramos- dijo y freno ya que el semáforo mostraba el color rojo.

-No veo porque la molestia- dije mostrando una pequeña sonrisa.

-Kimberly, sabes que te quiero nena-

-Lo sé- dije y junto nuestros labios formando un beso tierno.

-Ahora a donde vamos a ir a comer, porque tengo mucha hambre-

-¿Te gustan los mariscos?- preguntó.

-Si-

-Entonces espero que te guste el lugar- no me di cuenta de que ya estábamos entrando al área de estacionamiento.

Mi doctor favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora