Capítulo 11.

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Narra Dipper:

Estaba a un par de horas de terminar mi turno de trabajo, pero me dio hambre, así que comencé a comer las papas fritas que había llevado, en eso, aparece Wendy. 

-Hey, amigo, ¿me compartes un poco?.- 

-No, lo siento, pero tengo demasiada hambre.- Dije, pero vi como ella se acercaba al mostrador. 

-Vamos amigo.- 

 Mis garras comenzaron a aparecer, tomé el paquete de papas fritas y me alejé un poco. 

 En eso también aparece Mabel. 

-Hola Wend..., no te acerques a Dipper, odia que le saquen comida, al último que lo intento, lo mandó al hospital, y necesito tu ayuda con algo.- 

-No es cierto, yo no mandé a nadie al hospital, solo le dejé una cicatriz en la cara, nada malo, pero el no tendría que haberme sacado comida que era mía.- Me intenté defender. 

-¿Okey?.- Dice Wendy.- entonces olvídalo, no quiero ir al hospital.- Y se rió. Llendose con Mabel. 

 Termino mi turno de trabajo y fui a comer algo, de todos modos, seguía con hambre, después me duche, me cambié y fui al piso de abajo al salón principal, donde ya estaban organizando la fiesta. 

 Por lo menos hoy no tendría que salir a escondidas al bosque, además, la fiesta duraría hasta la madrugada, así que no importaba si volvía más de mañana. 

 Pasaron las horas y eran las ocho, ya comenzaba a llegar gente, así que le dije a los tíos Stan y Ford que me iria a la casa de un amigo que no vendría a la fiesta, ellos no le dieron mucha importancia y me dejaron ir. Me fije de que nadie me siguiera hacia el bosque. 

 Al llegar donde estaba Bill, estaba como siempre, pero seguía nervioso, más que ayer. 

 Le pregunte si le pasaba algo y me respondió que todo estaba bien. Nos sentamos en el césped. 

 -Oye, Pino, quítate la gorra, las orejas te quedan lindas y ¿quién más te podría verte?.- 

 Me sonroje, pero le hice caso rápidamente, dejando expuestas mis orejas y cola. 

-Te ves muy tierno, y ademas te sonrojas.-Dijo cerca de mi.- Pino, quiero decirte algo.- 

-¿Qué?.- 

-Aquí no.-Dijo mirando a todas partes, como si buscara a alguien.- Sígueme.- 

Y comenzamos a caminar y caminar, hasta que me encontré con un tipo de cortina de hojas que seguramente ocultaban algo. 

 Bill movió la cortina de hojas y me topé con un tipo de claro donde no había árboles, solo césped que era iluminado por la luz plateada de la luna, y había una mini laguna, en erdad que era un lugar hermoso.

-¿Y?, ¿Qué te parece?.- Dí unos pasos adentro del claro seguido por Bill. 

-Es ... Es hermoso.- 

 Fui hasta la orilla de la laguna y me senté, después Bill copió mi acción, sentándose al lado mío. 

-Bueno, y, ¿qué me querías decir.- 

-Eh, emm, yo, es que, yo...- Nunca vi a Bill tartamudear tanto, me preocupaba. Me hacer que y puse una de mis manos sobre su frente. 

-Parece que no tienes fiebre.- El apartó mi mano y continuó hablando. 

- No es eso, es que... mira, créeme si quieres o no, pero Pino, tu me gustas.- 

Me sonroje, pero al mismo tiempo me puse muy feliz, el sentía lo mismo que yo. 

 Vi como se levantaba rápidamente para marcharse, hay no, ¿qué hago?. 

 Salté sobre el, haciendo que cayera al suelo junto conmigo. Lo miré a los ojos. 

-Oye, no me dejaste contestar.-   

 Cuando lo noté, Bill estaba medianamente sonrojado, es mucho más tierno de lo que creí. 

-¿Tierno?.- 

-Si, tierno.- 

-¿Entonces te gusto?.- 

 Yo asentí. 

-Si, si me gustas, pero no vuelvas a leerme la mente.- 

 Los dos reímos y finalmente nos sentamos otra ves en el césped. Rápidamente el me abrazó y yo correspondí el abrazo, hasta que se separó lo suficiente como para que nos viéramos cara a cara, nos comenzamos a acercar hasta que nuestras labios se rosaban y nuestras respiraciones se mezclaban, nos terminamos uniendo en un beso tierno y calmado, pero que paso a ser uno más fuerte. Bill mordió mi labio inferior. 

 Yo entrelacé mis brazos en su cuello y tirando de el, hice que cayéramos otra vez al suelo, el encima mio. 

-¿El gatito quiere jugar?.- 

 Yo me acerque a su oido y le susurré: 

-Que empiece el juego.- 

 Para después morderlo y hacer que de su boca saliera un jadeo. 

 No se que me pasaba en ese momento, pero cualquier rastro de vergüenza se había ido. 

El Gato y El Demonio. BillDip.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora