El Gato y El Demonio. BillDip.

Capítulo 7. Segunda Temporada.

Narra Bill:

Me desperté juanto a mi Pino quien dormía tranquilamente aferrado a mi, me levanté con delicadeza, aunque estaba más dormido que un perezoso. Cuando me fijé en la hora noté que había dormido 23 hora, si que estaba mal. Bajé por algo de comer y volví a la habitación, me senté en un pequeño sofá que había y me puse a leer. Pasaron dos horas y Dipper se despertó, se sentó bruscamente en la cama y escuche su estómago, el me miró.

-La cocina esta abajo, segunda puerta a la izquierda.- Dije para evitar que me comiera a mi.

El solo se fue de la habitación y escuche como bajaba rápidamente las escaleras.
Yo solo me levanté del sofá donde estaba y me fui a la sala de estar para seguir leyendo.
Pasó una hora y estaba tan concentrado en la lecura que no me di cuenta cuando Dipper se sentó en mis piernas y abrazó mi cuello escondiendo su cabeza en mi hombro.

-Te extrañé mucho.- susurró en mi cuello.

-Yo igual.- Lo abracé más fuerte y mordí una de sus orejas, sentí como se estremeció entre mis brazos.
El levantó la mirada y me vio a los ojos. Ahora que lo recuerdo, todavía faltan unos meses para que termine su época de celo.

Narra Dipper:

El calor volvió y desde ahí no me controle más.
Levanté mi cabeza y nos uní en un beso que comenzó tranquilo, pero rápidamente cambió a uno desesperado, el mordió mi labio inferior para pedir permiso para que su lengua entrara en mi boca, a lo cual accedí. De a poco comencé a tirar de su cabello para que quedaramos recostados en el sofá, el estaba sobre mi.
Pasó una de sus manos por adentro de ca remera que llevaba puesta y comenzó a acariciar todo mi torso. Yo no pude evitar que se me escapara un pequeño gemido por su contacto.
Hizo que me sacara la remera y el hizo lo mismo dejandonos solo con las prendas de la cintura para abajo.
Bajó sus besos a mi cuello y yo pasé mis garras por su espalda sin hacerle daño. Bajó una de sus manos y acarició mi cola.

-Ah..., no hagas eso.-

-¿Porqué?, parece que te gusta.- Tenía razón.

El siguió acariciando mi cola y mi espalga mientras que mordía y lamia mi cuello. Yo intentaba no clavar mis garras en su espalda.

-Si quieres clava tus garras.-

-P-Pero...ah... te haré daño.-

-No importa.-

Mordió mi clavícula y no lo soporte más, clavé mis garras en su espalda. El soltó un gemido que se escucho por toda la habitación y chasqueo los dedos haciéndonos aparecer en su habitación, el estaba sentado en la cama con su espalda contra el marco de esta, mientras que yo estaba sentado sobre sus piernas con cada una a cada lado de el y mirándolo a los ojos, el se acercó y nos comenzamos a besar otra ves, mientras bajaba sus besos por mi mentón hasta mi cuello, también bajo una de sus manos hasta acariciar mi miembro por ensima de la tela de los boxers, yo soltaba jadeos y gemidos mientras pasaba mis manos por su espalda donde ya había rastros de sangre.
Ya me había artado, con mis garras destruí las únicas prendas que nos quedaban. El iba a acercar tres dedos a mi boca, pero yo lo detuve.

-Te necesito ahora.-

-Pero te d...-

-No me importa.-

Tomé su erección y me senté en ella de una sola ves.
El arqueo su espalda y soltó un gruñido mientras que yo solté un gemido de dolor mezclado con placer mientras escondía mi cabeza en su hombro y dejaba caer algunas lágrimas.
Después de unos minutos ya no sentía dolor. Bill tomó mi mentón y levantó mi cara para poder besarme, cuando nos hizo falta el aire, el se separó y susurró a mi oido.

-Muévete.-

Yo le obedecí y comencé con mis movimientos. No podía evitar soltar gemidos mientras que clavaba mis garras otra ves en su espalda, el besaba y mordía mi cuello y clavícula.
En un momento sentí como tocaba un punto que me hizo alucinar y no pude evitar casi gritar, el sonrió pegado a mi cuello. Seguimos un rato así hasta que me corrí entre nuestros abdomenes y el se corrió dentro de mi.
Pegamos nuestras frentes, teníamos los ojos cerrados y las respiraciones agitadas. Yo retire mis garras de su espalda y lo abracé con fuerza aún con nuestras frentes pegadas, abrimos nuestros ojos y pude ver como su ojo, ya que el otro lo cubria su cabello, era otra ves de un amarillo brillante.
El se acercó y me beso con ternura.
Me levanté con delicadeza, haciendo que el salga de mi interior y me recosté a su lado, el copió mi acción y me abrazó.

-Te amo, Pino. No voy a dejar que te vuelvan a apartar de mi, jamás.- Esas palabras me llenaron de felicidad.- Y por cierto, en esta dimensión el tiempo no pasa así que no envejeseras nunca.-

-¿Eso significa que voy a estar contigo para siempre?.-

-Si.-

Lo miré a los ojos.

-Te amo Bill.-

Y caí en un profundo sueño que por fin no era una pesadilla.