Capitulo 52

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-Esta bien, te lo contare.

~NARRA SOFIA~

Y con toda sinceridad le empecé a contar cada una de las cosas que viví con Miguel -las de mierda, claro esta- él no pronunciaba palabra alguna solo se quedaba concentrado en la conversación. Cuando le dije lo que había hecho en el colegio de poner cada una de esas imágenes vergonzosas de mi, golpeo él piso con su puño -ya que estábamos sentados en él piso-, tanta fue la fuerza que se lastimo la mano, quise parar con la "charla" pero él no me dejo, me dijo que continuara.

Termine de contarle todo hasta él día de hoy lo que Miguel ha hecho, de como ha hecho mierda mi vida cada vez que lo veo.

-Y eso es lo que paso con Miguel.—termine en un hondo suspiro, él tomo su cabeza entre sus manos.

-Perdoname.—dijo ahora mirándome a los ojos.

-¿Porque?.—no tenia ni la menor idea porque se disculpaba.

-Por dejarte, por no haber estado contigo. Se que si yo hubiera estado nada de lo que te paso hubiera sucedido, hubiera golpeado a cada uno de los que te quisieran hacer daño. En este momento no estaríamos aquí lamentando, y tu temiendo de un imbécil; serias mi mejor amiga, mi cómplice, mi niña consentida...—pauso.—Mi novia, seria todo perfecto.

Quede pasmada con sus palabras y su mirada llena de sinceridad, amor, de todo aquello que te hace temblar y olvidarte del mundo.

No puede contener unas cuantas lágrimas que empezaron a salir sin aviso, él se acerco limpio mis lágrimas y me beso tan dulcemente que me hizo olvidar del mundo y cada uno de mis problemas, fue uno de esos besos necesarios, vitales, de los que necesitas en momentos así, únicos.

Nos separamos sin despegar nuestras miradas y juntamos nuestras frentes, sentía su respiración tan cerca a mi rostro que solo quería volver a besarlo y jamas soltarlo.

-Te amo Sofia, se que puede ser pronto para decirlo pero es lo que siento, te amo.—beso mis labios sutilmente. —Y Matare a todo el que te vuelva hacer daño, y a Miguel que ya te lo hizo.—Volvió a besarme.

-No harás nada, dejemos este asunto así, por favor no quiero más problemas.—dije volviendo a juntar nuestras frentes.—Y yo también te amo Sebastian Villalobos. No me importa él tiempo que paso, no podemos volver atrás, lo que me importa es lo que siento ahora, lo que tu me haces sentir.

Él sonrió y sin pensarlo atrapo mis labios con los suyos de forma tierna pero apasionada a la vez, puso su mano con delicadeza sobre mi mejilla y la otra la enlazo con  una mía.

-¡FANTASMAS!—escuchamos que alguien grito, nos separamos y nos levantamos.

Escuchamos algunos pasos rápidos y la luz se prendió.

Él que había gritado era Mario que estaba abrazando una almohada y mirándonos a Sebastián y a mi.

-¿Que paso?—Pregunto una somnolienta Ana.

-Hay ¡FANTASMAAAAS!—Volvió a gritar abrazando mas la almohada que sostenía.

-No seas tonto, eramos nosotros.—Dijo Sebastián aguantando una carcajada.

-No, lo juro los escuche besa...—dijo con cara de susto.—Oh entiendo, ¡Ustedes eran los fantasmas! Malditos cochinos, ¡vayan al baño!—dijo poniendo su peor cara de ofendido.—No me asustaron culeros.—dijo tirando su cabello imaginario hacia atrás.

Todos soltamos a carcajadas por la cara de Mario, él al principio se hacia él ofendido pero después se contagio de nuestras risas, por cosas como estas adoro a estos chicos.

El internado (Sebastian Villalobos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora