Capitulo 56

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Bien.-hizo una pausa.-El joven Ruiz ha despertado pero lamento decirles que ha perdido la memoria temporalmente y...-hizo un gesto que nos indicaba que seguía lo peor.

-¡¡¿Y?!!.-preguntamos al unisono.

-Sus piernas perdieron conexión con su cerebro, así que-suspiro-ha perdido la movilidad de sus piernas.

En ese instante sentí como si me bañaran con agua fría. Mario, mi hermano, ¿sin poder caminar? Y aparte, ¿no nos va a reconocer?.

-Mi hijo, no.-escuche murmurar con dolor a la madre de Mario quien había llegado hace unos segundos.-Digame que podrá volver a caminar doctor.-lo miro suplicante.-por favor.-no tardo en romper en llanto.

-Calmese señora, entiendo su dolor.-toco el hombro de la madre destrozada.-No podría prometerles nada.-Nos miro a todos-Puede que sea temporal y si no... Podría tratarse con terapias.

-Podemos verlo.-dije seco.

-Les recomiendo que primero pasen dos personas, las mas cercanas. Serán caras desconocidas para él, espero lo entienda y no lo hagan esforzar, si él lo quiere, pueden pasar los demás.

-Sebastián, ¿me acompañas?.-dijo Clarisa la madre de Mario en un susurro.

Asentí. Seguimos al doctor que nos dirigió a la habitación donde se encontraba mi amigo.

Al llegar al marco de la puerta lo vi allí acostado con sus ojos abiertos en aquella cama de hospital.

Sentí que una lágrima caía por mi mejilla. ¿Debería llorar por su situación? O, ¿Agradecer de que este vivo?. No lose, solo limpie la lágrima y continúe con mi camino adentrándome a la habitación.

-Hijo.-dijo la madre de Mario acercándose a él para abrazarlo.

-Señora...-la miro extrañado.-es usted mi madre?.-ella asintió y dejo caer algunas lágrimas. -Lo siento, no la recuerdo.-murmuro agachando su cabeza.

-Lo sé hijo, pero pronto recordaras todo nuevamente. -toco su hombro, él sonrió frágilmente.

-Y tú-se refirió a mi-¿Quien eres?

Bueno, eso dolió.

-Soy Sebastián. Tu mejor amigo y tu eres el mío. Nos conocimos hace algunos años en el internado donde vivimos.-suspire.-Recuperate hombre, quiero que vuelvas a molestarme diciendo que te gusto y soy tu hombre.-bromeé. Él me miro con una sonrisa para luego reír débilmente.-Nunca lo había dicho porque me parecía un poco homosexual, aunque no tengo nada contra ellos ya que dos de nuestros amigos son pareja pero, te quiero hermano.-Sonreí y toque su hombro

-Gracias.-sonrió.

Hubo silencio en la habitación que se vio interrumpido por la madre de Mario.

-Tus amigos están aquí, en un rato tienen que viajar de nuevo a los Ángeles a retomar clases en el internado, pero querían primero pasar a verte. ¿Quieres que pasen?.

-Esta bien.-Dijo Mario.

-Saldremos para que ellos pasen, después los llevare al aeropuerto y en un rato vuelvo.-dije.

-¿Tu no viajaras con ellos?.-me pregunto.

-No, yo me quedare contigo hasta que puedas regresar.

Él asintió y sonrió agradeciendo.

Salimos de la habitación en silencio. Mi cabeza se debatía entre si él ya sabia lo de sus piernas y lo había tomado con calma o aun no lo sabia.

Cuando mis amigos nos vieron no dudaron en acercasen.

-¿Como esta?-Juana fue la primera en preguntar.

El internado (Sebastian Villalobos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora