Después de salir del entrenamiento caminé a mi casa con calma y paciencia. Soy la única chica en el mundo que tiene un hermoso auto deportivo negro. Y se va a pie o en bus.
¡Yay!(Sarcasmo)
Llegué a mi casa tipo seis de la tarde.
Nick me recibió con una nutella y fresas.
-¿Me vas a pedir algo?-. Sonreí.
El se rió.
-Nada... Solo te complasco con dulces-. Sonrió.
Frunci el ceño.
-Estas raro-. Lo apunté con el dedo.
-Juro que nada mas allá.. Si quieres me lo devuelves-. Sonrió.
-¡Ño! Mío-. Lo aparté de él. Se rió.
-Tuyo-. Sonrió y besó mi mejilla para intentar subir las escaleras.
Pero lo detuve.
-Gracias Nick-. Sonreí.
-De nada-. Respondió para irse.
Yo sonreí y me senté en el mueble.
Saqué mi celular para tomarle una foto y luego comer un poco. Me lo merezco.
Estaba entretenida viendo el celular cuando Nick me aparece por detrás y me roba un poco de nutella.
-¡Hey!
-Hola-. Sonrió.
-Eso es mío. Niño malo-. Lo golpeé de la mano. El se rió.
-Egoísta.
-¡Es nutella! ¡No se comparte!-. Elevé mis brazos. Para luego ambos reír.
Se sentó a mi lado y me abrazó muy fuerte.
-¿Por qué tanto amor?-. Lo miré. El negó con la cabeza bajando su mirada.- Dime, algo pasa.
-Nada.
-Nick-. Me crucé de brazos. El me miró a los ojos.
-Solo quería pedir disculpas.
-¿Por qué? ¿Qué hiciste?-. Me confundí.
-Aquella vez que salimos a la heladería dije cosas feas sobre que tu madre no te quería y todo eso. Y quedé intrigado por ella y le comenté a tu papá hace poco y solo me contó que no habías crecido con ella. De verdad lo siento.
Yo bajé mi mirada.
-Esta bien... Ya no importa-. Respondí queriendo cambiar de tema.
-Si importa. Es como tú te sientes.
-Pero...
-Puedes confiar en mí Kell-. Me interrumpió.- Si quieres hablar conmigo de como te sientas, estoy acá.
-No quiero hablar de eso-. Lo miré.- De formas muchas gracias Nick.
-Esta bien. No te preocupes-. Besó mi mejilla. Me abrazó haciendo que yo apoyara mi cabeza de su pecho y yo no lo aparté de mi. El solo besó mi frente y yo cerré mis ojos unos segundos.
-Nick...- lo llamé suave.
-¿Si?-. Dijo él.
-¿Haces mi tarea?-. Reí.
-Y ya voy corriendo-. Respondió sarcástico.
-Al menos ayudame.
-Te puedo ayudar a hacer otra cosa-. Me miró morboso.
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Mariscal de Campo. (EN EDICIÓN)
Novela JuvenilAvancé un poco más, decidida a hablar con el dichoso Mariscal de campo. -¿Como me inscribo en el equipo de fútbol americano?-. Pregunté tranquila y con total seriedad. Todos rieron hasta llorar de la risa. Les alcé una ceja.- ¿Qué causó risa?.- preg...