Capitulo 41- Miedo.

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Importante•

Responder la pregunta que dejaré al final del capítulo.

-Nick, pásame la salsa- le pedí sin perder la concentración al poner la pasta de la lasaña.

-¿Te refieres a esta?- preguntó causando que yo volteara a ver, y en ese momento, Nick había embarrado un poco de salsa sobre mi nariz.-¡Oops!- dejó la salsa a un lado sobre el mesón.

-Dime que no lo hiciste- lo miré a los ojos sin moverme.

-Me gustaría decirlo- hizo una mueca pensativa.-Pero tu nariz embarrada me delata- se encogió de hombros.-Y ahora tu mejilla-. Volvió a embarrar mi cara.

-¡White!- me quejé.

Entonces fue cuando decidí vengarme, y tomé del queso parmesano para tirarle sobre el cabello. Y así, es como comenzó una pequeña guerra de comida entre nosotros, embarrando la cocina y por supuesto haciendo un pequeño desastre que tendríamos que limpiar luego.

Y no se como, pero todos embarrados de comida yo terminé sentada sobre el mesón de la cocina y Nick entre mis piernas.

Mordí mi labio inferior al ver que tan guapo se ve Nick con el delantal blanco y lleno de comida.

-¿Esa mordida de labio es una indirecta para que te bese?

-Quizás si, quizás... no- envolví mis brazos alrededor de su cuello atrayéndolo más a mi.

-Me quedaré con el primer quizás- su linda sonrisa no desaparecía, y eso me encanta.

Y yo fui la primera en obligarlo a besarme, ya que lo jalé del cuello. Comencé a morder su labio suavemente y eso al parecer le encanta, porque no dejaba de sonreír.

Sus manos estaban a cada lado de mi cuerpo, pero esta vez subieron a mis muslos para rodar hasta mi espalda baja y dejarlas reposar ahí, enseguida mis manos se metieron debajo de su camisa, sin dejar de besar y morder sus labios repetidamente. Al colocar mis manos sobre el torso de Nick, pareció darle escalofríos, porque su cuerpo se estremeció un poco.

-Tus manos están frías- murmuró entre mis labios. Me alejé un poco para mirarlos a los ojos como él a mi.

-¿Que tanto?- murmuré.

-Lo suficiente para que las calientes en mi cuerpo- sonrió de lado con algo de picardía.

Y ese fuego que estaba escondido en mi, se encendió de inmediato con sus palabras y esa forma de mirarme.

Volví a meter mis manos debajo de su camisa, pero esta vez para retirarla con su ayuda, dejándolo desnudo del torso para arriba. Enseguida retiré mi camisa sin pensarlo dos veces, quedando en sostén delante de Nick.

Sus manos se posaron a cada lado de mi cadera y deslizaron hasta arriba hasta meterse debajo de mi sostén, y así es como sus manos comenzaron a acariciar mis senos con suavidad, algo que me hizo soltar un ligero jadeo.

Dándole el permiso a Nick de quitar mi sostén por completo y tirarlo a un lado sin tanta importancia.

Nick me cargó entre sus brazos, por lo que enrollé mis piernas en su cintura, sus labios comenzaron desde el espacio entre mis senos, subiendo poco a poco hasta mi cuello, y eso estaba excitándome tanto que mis ojos se cerraron por inercia.

Mariscal de Campo. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora