—¡Hola! —dijo Julie animada tan pronto me senté al lado de ella en la mesa de la cafetería. Asentí y bostecé. Tenía mucho sueño. No estaba acostumbrada a despertar tan temprano y cada día tenía más sueño.
Kyle y Ryan se unieron a nuestra mesa poco después y Julie comenzó una conversación con ambos mientras yo trataba de mantener mis párpados abiertos y mi cabeza levantada.
Ya habían pasado tres días desde que Naomi nos dio otro castigo a Kyle y a mí. Ambos supusimos que ella nos avisaría cuándo comenzar con el castigo así que ninguno de los dos habíamos fregado los platos una sola vez. Por suerte, Naomi aún no se había percatado de ello.
Estos tres días, pasaron medio borrosos. Me levantaba y desayunaba. Vigilaba a los mocosos cuando debía y hacía lo que me ordenaban. Julie hablaba sin parar de su escuela y de sus amigos allá. Y yo había tenido la oportunidad de conocer a Ryan y a Kyle mejor. O al menos a Ryan.
Había hablado con Ryan todo estos días y no me sorprendí cuando me di cuenta de que era tan relajado como me pareció el primer día. Era atrevido y me agradaba su lado aventurero. Con él, me llevo genial. Pero con Kyle...
Kyle es otra historia. Estos tres días las únicas palabras que intercambiábamos eran insultos o palabras llenas de odio, excepto cuando él intentaba hacerse el galán y trataba de coquetearme. La mayoría de las veces que hacía eso, recibía otra patada en la entrepierna o un gran insulto de mi parte; a veces ambas. Trataba de evitarlo, pero era imposible hacerlo cuando él se empeñaba en hacerme la vida imposible. Todos los días me buscaba o nos encontrábamos de alguna manera u otra. No sabía si él lo planeaba o qué pero ya estaba harta de eso. Ya estaba harta de él y solo había pasado aproximadamente una semana desde que llegué al campamento.
—¿Qué es lo que pasa? —escuché una voz reconocida tan pronto mis párpados comenzaron a cerrarse y mi cabeza comenzaba a caerse. Abrí los ojos sobresaltada y me encontré con Naomi recostada sobre la mesa con una sola mano. La había dejado caer en la mesa con la fuerza suficiente como para pegarme un susto gigante.
—¿Que pasa de qué? —preguntó Kyle confundido y frunciendo el ceño. Se veía un poco irritado por la forma de presentarse de Naomi pero esta lo ignoró.
—¿Qué pasa que aún no han fregado tan siquiera un solo plato en todo este tiempo? —dijo mirando de Kyle a mí varias veces esperando una respuesta. Nuestro silencio fue suficiente para ella. Suspiró sacando su mano de la superficie de la mesa—. Empiezan hoy en la tarde.
Con eso, se alejó de la mesa sin mirar atrás. Kyle exhaló profundamente mientras que yo gruñí y deje caer mi cabeza sobre la mesa.
•••
—Tú vas a fregar y yo secaré los platos —dijo Kyle mientras ambos entrábamos por la puerta de la cocina. Nos dirigimos a los fregaderos.
—¿Y por qué no puedes fregar tú mientras yo seco los platos? —pregunté. Odiaba fregar y no quería hacerlo. Además de que me encantaba hacer todo lo contrario a lo que Kyle me dijera.
—Porque yo lo digo —dijo sonriendo con superioridad y no pude evitar explotar en carcajadas.
—¿Y por qué te crees que yo voy a obedecerte a ti? —pregunté aún riendo y su sonrisa desapareció—. Solo juguemos piedra, papel o tijera y el ganador puede secar los platos —dije evitando una pelea, por primera vez en mi vida. Él asintió y ambos jugamos.
Yo puse piedra y él puso tijera.—¡Gané! ¡Tú vas a fregar! —grité emocionada y un poco burlona. Él bufó molesto pero se dirigió al fregadero y comenzó a fregar los platos mientras yo secaba los que ya había lavado.
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Guerra de Consejeros
Ficção AdolescenteElizabeth es una chica que, por un castigo, es obligada a trabajar como consejera en el campamento de su hermana menor. Allí, conoce a Kyle, el chico más odioso del Planeta Tierra. Él también está de ayudante como castigo de una broma. Ambos se odi...