Capitulo 3 - Dicen por Ahí

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Anoche tuve un extraño sueño, se trataba de Jennifer López luchando contra Nicki Minaj por el amor de Harry Styles, quien a su vez se encontraba enamorado de Louis Tomlinson, algo que fue el único detalle con sentido durante el sueño. Sigo preguntándome qué parte del sueño encaja en cualquier cosa relacionada con mi vida, pero supongo que es otro de los tantos sueños raros que he tenido y que nunca me puedo resistir la idea de no contarlos. Como aquel sueño donde Joan Rivers estaba en una famosa estación del metro de mi ciudad, y yo quise tomarme una foto con ella, pero de repente todo mundo en el lugar se volvió loco y comenzaron a correr, tal vez huyendo de algo. Entonces todos empujaron a Joan Rivers y la mataron con empujones y luego con pisadas. Deben ser las consecuencias de comer azúcar en exceso antes de dormir. Eso ha de provocar sueños raros, sin sentido y curiosamente premonitorios.

Después de que Leo me mostrara su credencial y yo tuviera que fingir que se veía un poco mal, entramos a clase de Estadística que es básicamente matemático, por ende es otra materia que odio con desdén. — ¿Entonces todo mundo piensa que estamos juntos?— Pregunté a Leo. Él asintió.

Podrían haber sucedido mil cosas anoche, pero lo único que ocurrió fue un intento fallido de perder mi virginidad con un ser humano que no se adapta a mi condición sexual recién confesada.

La clase va relativamente normal, el profesor Cortés no para de hacernos reescribir todo lo que viene escrito en el libro, no tiene sentido, pero no me importa, prefiero reescribir todo lo relacionado con sacar el porciento de determinada cantidad, que ponerlo en práctica. Las matemáticas y yo mantenemos una relación de odio fortuita, y en un futuro me gustaría crear una ley que diga "Si yo no me meto con las matemáticas, ellas no se meten conmigo" Algún día escribiré un libro sobre las desventajas de las matemáticas. Se venderá como pan caliente y automáticamente me volveré presidente de México.

— ¡Pssst! Aleeeeex— Susurra Leo, quien está sentado detrás de mí.

— ¿Qué quieres?— Pregunto en un susurro y volteo la cabeza un poco.

— ¿Falta mucho para que se acabe la clase?— Su tono de voz suena como a desesperado. A veces puede ser muy impaciente. Checo la hora en mi celular, son las nueve con cuarenta y cinco.

—Aún faltan quince minutos— Susurro pero creo que mis palabras fueron más que audibles, pues algunas personas voltean a verme. Yo me encojo de hombros. Já, como si fuera tan difícil concentrarse en reescribir lo que dice el libro.

—Mierda... Tengo hambre— Dice él, aún más impaciente.

— ¿Podrían los dos callarse? Intento transcribir números y palabras complicadas— Interrumpe Isa, quien está sentada delante de mí. Por alguna razón siempre estoy en el medio.

—Estoy muriendo de hambre ¡Oh por dios! Mis tripas están gritando ¡Escucha!— Dice Leo, que ahora da brinquitos de desesperación mientras se toca el estomago.

— ¡Hey! El trío raro ¿Anda algo mal por ahí?— Nos desorbita el profesor Cortés. ¿El trío raro? No somos raros. Bueno, un poco. ¡Pero sólo un poco!

Los tres volteamos al mismo tiempo, el profesor nos mira esperado una respuesta. Yo mudo, Isa muda, Leo se atreve a decir algo. —Tenemos hambre...— Su tono suena muy inocente, lo cual hace que se me derrita el corazón.

El profesor frunce el ceño y nos ordena que reescribamos en silencio. Finalmente la campana ha sonado y podría jurar que Leonardo prácticamente ha volado fuera del salón. Ha de tener muchísima hambre. Al mismo tiempo Carlos le habla a Isabela, así que me he quedado sólo.

TwistedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora