Capitulo 5 - Si no es Rudo no Es Amor

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Isabella POV

—La verdad es que extraño mucho a Alex... él es una parte muy, muy esencial de mi vida y siento horrible al haberle hablado de esa manera...— Isa suena arrepentida mientras que Carlos lo toma con indiferencia — ¿Y si le hablo otra vez?—Pregunta ella avergonzada

—Como tú quieras, amor ¿No quieres una rayita? Digo: Para alivianarte.

— ¿De qué hablas?— Ella voltea hacia Carlos, él saca de su mochila una pequeña bolsa de plástico con un polvo blanco dentro. Ella se le queda mirando muda e indignada, Carlos le mira, luego sus ojos cambian de dirección hacia las escaleras de la preparatoria y ve a Alex y a Leo.

— ¿Ya viste? Tu amigo tiene el ojo morado— Dice mientras guarda su bolsa de cocaína.

Ella ignora lo que dijo Carlos. Isabella tiende a pensar mucho en las cosas, y era lógico que no deseara terminar su relación con Alex. —Está decidido, no me importa si mis padres no están de acuerdo, maldita sea, es mi mejor amigo. Le prometí que le iba a querer sin importar lo que fuera...— Exclama Isa cuando toma su bolsa.

—Está bien, ve, Aunque siendo honesto, ser homosexual es la cosa más anormal que puede existir... créeme— Dice Carlos, con un tono de desaprobación. Ella abre los ojos como platos mientras él sigue comiendo.

—Oye ¿sabes qué? Vete a la mierda— Le fulmina con la mirada y se levanta de su silla, dirigiéndose hacia donde está Alex. Ella se para unos centímetros cerca de él y dice su nombre en un susurro —Alex...

Él se queda petrificado y luego dice —Isa...— En un hilo de voz, mirando hacia el piso.

Isa toca el color morado de su cara y sus ojos comienzan a brillar a causa de las lágrimas. Su corazón dio un vuelco. —Perdóname.

Las miradas de condescendencia se habían convertido en miradas de temor. Cada uno poseyendo una diferente forma de temor. Pero al cabo de unos segundos los dos se unen en un abrazo, la escena es tan emotiva que Leo comienza a aplaudir

—Sin importar la opinión de los demás, para siempre...— Dice Alex.

E Isa termina la frase —, y por sobre todas las cosas, amigo.

—Anda, ya es hora de irnos— Dice Alex abrazando a Isa y a Leo. El trío sale de la prepa, Alex en medio de los dos, rodeando con sus brazos el hombro de Isa a su izquierda, y el de Leo a su derecha. —Me siento tan feliz en este momento que podría comerme dos malditos Shawarma— Dice Alex mientras se toca el corazón.

— ¿Shaqué?— Pregunta Leo, confundido.

—Habla de los burritos con cosas extrañas dentro, los que te comiste aquella vez en el centro comercial— Aclara Isa.

—Oh, ya... Dios ¡Yo me comería diez!

Los tres se carcajean hasta que llega Carlos con muy mal aspecto. Está sudando, se le ve nervioso y se limpia constantemente la nariz. Todas las posibilidades apuntan a que está drogado.

—Disculpen, pero me voy a robar a Isabela un rato. Le tengo una sorpresa que sé que le va a encantar— Balbucea Carlos mientras toma de la mano a Isa y se la lleva casi arrastrando.

Ella frunce el ceño pero no le toma importancia a ningún detalle extraño. —Nos vemos mañana, supongo... hablamos por Facebook— Exclama Isa sonriente.

Alex y Leo encuentran sospechoso el comportamiento de Carlos y comienzan a seguirlos.

— ¿Y de qué se trata tu sorpresa?— Pregunta Isa

—Pues, si te lo digo ya no será sorpresa, mi amor.

Después de caminar cerca de tres cuadras, Carlos se detiene y con un pañuelo rodea la cara de Isa impidiéndole la vista. —Carlos ¿Qué haces?

—Silencio, te va a gustar.

Le acaricia la mejilla y le besa. Luego la toma de los hombros y comienza a guiarle al caminar. Ella lo hace con torpeza, al igual que Carlos quién cada vez se comporta más ansioso a causa de la cocaína.

Después de diez minutos de caminar, entrar a un lugar que huele a mucho desinfectante, luego de subir escaleras y un silencio que parecía eterno, Carlos le quita el pañuelo a Isa y ella se sorprende al ver el lugar en el que está. Una habitación grande con una cama enorme en el medio, en cada almohada hay un pequeño jabón cuadrado envuelto en un papel plateado nítido, mesitas de noche en cada lado. El lugar tiene toques rojos y blancos. Es un hotel. Un hotel de paso.

—Entonces ¿estás lista?— Pregunta él mientras se desabrocha la bragueta del pantalón.

Isabela, se quedó boquiabierta. Se le cayó el alma a los pies, pues al final de cuentas, Alex tuvo razón. Carlos sólo quería acostarse con ella. Ella tragó saliva con dificultad y dijo: —Creo que estás malentendiendo hacia a qué lado va nuestra relación, Carlos...— Su voz sonaba nerviosa al ver los ojos de Carlos, ahora semidesnudo.

— ¿He malentendido? Isa, yo sé que quieres hacerlo— Dice, dando un par de pasos hacia Isa.

—No, cabrón ¿Qué te pasa?

Carlos, obviamente molesto, dice entre dientes: —Vale, ya. Te quedas o te vas

—Me voy— Ella toma su bolso y antes de que toque la perilla de la puerta, Carlos la toma del brazo y le empuja hacia a la cama

—Te vas después de que yo me venga— Él suelta una risita, mientras ella le mira con repugnancia y comienza a forcejear.

—Maldita sea, Carlos. Aléjate de mí— Él intenta desnudarla y ella comienza a gritar, sintiendo el corazón latir mil por hora. — ¡Suéltame, idiota!— Con dificultad saca su teléfono del bolso y llama al primer número de la lista: Alejandro.

TwistedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora