Luces de colores, mujeres semidesnudas meneando su, mal formado, trasero a los chicos de último semestre. Zorras. ¿Es necesaria tanta humillación? Esta noche estamos celebrando el fin de nuestro quinto semestre de preparatoria y supuestamente el cumpleaños de Alicia. Que por cierto, no sé si la conozco...
— ¡Hey, Alexander!— Me grita Manuel, el drogadicto de la prepa. En realidad me llamo Alejandro, pero la gente gusta de llamarme Alex y ocasionalmente Alexander (Cosa que me parece innecesaria)
— ¿¡Qué pasa!?— Grito a causa del asqueroso ruido que ocasiona Skrillex y su canción "Bangarang"
—Oye ¿Ya viste el espectáculo que está dando Lorenita?— Pregunta con dificultad. Está drogado. No lo juzgo, yo he experimentado con pastillitas y marihuana alguna vez. Volteo a ver a la que supone ser la chica más estudiosa, reservada, pura y virginal de nuestra preparatoria. ¡JÁ! — ¿Qué escondidito se lo tenía, está buenísima, no crees?— Dice mientras se lame el labio superior, ¡agh! No le veo nada de atractivo. Aunque podría ser bastante obvio el por qué.
—Eh... sí, buenísima— Balbuceo.
Mi nombre es Alejandro Betancourt, hoy en día tengo dieciocho años. Ahora soy un marginado social más en el mundo al que casualmente invitan a fiestas gracias a que es mejor amigo de una chica muy guapa. Vivo en Monterrey, Nuevo León. Un estado de México que a mi parecer es el más bonito, pero el más feo también. Físicamente no soy tan alto, pero tampoco pequeño. Me autoproclamo gordo, aunque muchas personas me dicen que no lo soy. Me importa un carajo, Soy gordo y punto. ¿Ya mencioné que a veces no paro de contradecirme?
En cuanto a mi cabello... es normal. Sí, normal, un corte a lo Bieber para no mostrar mi horrorosa frente. Y lo admito, me veo genial con este corte. Soy de tés blanca (No blanca vampiro, benditas las estrellas)
Me gusta ser diferente, es mi mayor cualidad y también mi mayor defecto. Soy de ese tipo de personas que no pueden quedarse calladas cuando algo les molesta. Claro, estoy limitado, hay algunas cosas que me siento obligado a callar. Es decir, no creo que a alguien le interese saber que he tenido ataques nerviosos asociados a mis dos intentos de suicidio en los últimos seis años... ah, y que también estuve muerto por un rato.
La fiesta está muy aburrida, me siento perdido, a pesar de que he charlado con dos o tres personas que, como siempre, ofrecen conversaciones reverendamente estúpidas como "La novela de las Nueve" o "Bajo la Misma Estrella", no puedo dejar de pensar en que no hay nada como platicar con Isabela Vanegas, mi mejor amiga desde la secundaria, quien, como por arte de telequinesia, ha llegado.
Dios, se ve tan bien... bueno, esa perra siempre se ve bien. Lleva una blusa morada pegada al cuerpo, un pequeño suéter negro y pantalones entubados color blanco. Tiene dieciocho años pero a veces parece más pequeña. El color moreno de su piel no contrasta con el de sus ojos verdes, sin embargo, su cabellera castaña hace que en conjunto se vea hermosa. Es de estatura pequeña, todo mundo es más alto que ella, y lo digo en serio.
—No puede ser posible que ya todos estén borrachos y pachecos a esta hora...— Alega mientras se acomoda su corta pero abundante cabellera. Comienzo a sospechar que usa extensiones de cabello.
—Isabela, Son las doce de la noche ¿qué esperabas? ¿Que estuvieran rompiendo la piñata?
—Uhmmm...— Analiza el lugar con la mirada, frunce el ceño al ver el espectáculo de nuestra compañera de clases. —Pues de ser así, la piñata sería Lorena. Santo cielo, ¿Qué ocurre con ella?
Una hora después ya estamos adentrados en el alcohol y en una interesante plática sobre gatos.
— ¡Como sea! Nada en este mundo importa ya. Mientras miles de gatitos aburridos son reblogueados, mi gata se queda sola y abandonada en mi blog. Mi gata debería ser famosa en Tumblr, pero simplemente nadie me rebloguea... eso es triste— Digo con nostalgia, es que subo y subo fotografías de mi amada Betsabé y nadie rebloguea su hermoso y grisáceo pelaje.
ESTÁS LEYENDO
Twisted
Roman pour AdolescentsEsta la historia de Alex: Un chico que nunca se resignó a la muerte de su madre y vivió durante años en una depresión que le provocaba sentimientos suicidas, pues siempre tuvo el deseo de estar junto a su madre, donde sea que ella estuviera. Entonce...