Capítulo 28 - Las Desventajas de Ser Un Marginado

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Oh, el receso se ha terminado... Hmmm tengo alguna clase por ahí... suena muy tentador no entrar... y seguir leyendo mi novela actual "Las Ventajas de ser un Marginado" Oh, ya había visto la película, pero nunca había leído la novela. Charlie suena más sexy por escrito. Pero claro, nadie suena tan sexy como Logan Lerman. Ese chico es la perfección andante. La historia me agradó desde el primer momento porque me identifico demasiado con Charlie. Manejar el duelo de una persona a la que quieres mucho es muy difícil, sobre todo cuando nunca te resignas.

La depresión y la crisis ahora son un hecho. Todas y cada una de las noches lloro incontrolablemente contra mi almohada, siento un vacio doloroso en mi pecho y al mismo tiempo una sensación que no me permite respirar. La voz de mi subconsciente intenta alentarme, pero no me siento bien, así de simple.

Voy subiendo las escaleras dirigiéndome a mi clase, ojeando mi libro de Estadística cuando un chico que viene junto a un grupo de más chicos (sospechosamente los del futbolito) me empuja haciendo que mi libro caiga al piso. Luego el voltea y por una milésima de segundo pienso que se va a disculpar, pero en lugar de eso me mira burlón y dice: —Lo siento, marica— Él y el resto de imbéciles que tiene por amigos se ríen casi a carcajadas mientras se alejan de mí.

« ¡Jodido cabrón! Grita mi subconsciente haciéndoles un gesto no muy amable con el dedo medio» Momentos como este me hacen arrepentirme de haber confesado mi homosexualidad en medio de la cafetería... aunque no conozco a ese chico. Debe ser parte del par de par de personas que transfirieron hace poco. — ¡Alex!— Me grita Leo ignorando los golpecitos que sus amigos, los imbéciles bullistas del futbolito, le dan en el hombro.

Yo le miro disimulando que estoy sorprendido, uhm... se me hace un nudo en la garganta ¿Qué es lo que quiere? No puedo permitir que nadie me vea así... Le ignoro y corro a esconderme a algún lugar lejos de él. Me escondo en el pasillo en el que nunca nadie se encuentra: El de la biblioteca. Y empiezo a llorar como una nena. ¡AAAAH! He llegado a ese punto de mi depresión en el que no puedo ni siquiera controlar mis lágrimas. Este jodido vacío en el pecho arde de manera insoportable. Necesito un puñetero abrazo. Sí. Eso... ¿Dónde está Orlando? «Te fue infiel— me recuerda mi subconsciente» ¿Dónde está Isa? No quiero pasar por lo mismo.

Me encuentro de la misma manera en la que estaba hace unos años... aunque esta vez no se trate de mi madre, y el asunto no sea tan grave. —Alex no fue mi intención herir tus sentimientos— Dice la voz ronca que no parece de adolescente pero es de adolescente, Leo está detrás de mí, y yo ni cuenta me había dado. ¡Mierdaaaaaaaa! Suelto un sollozo muy fuerte y él se apresura a abrazarme. Tal vez... sólo tal vez: este es el lugar en donde pertenezco... En los brazos de Leonardo. Pero ¿Cómo puedo sentirme cómodo en los brazos de alguien que me usó comportándose como un premio de consolación? Creo que ya vacié mi reserva diaria de lágrimas y me aparto de Leo. —Alex...— Murmura él, me mira con un poco de compasión, preocupación y de algo más que no logro descifrar. Joder, lo que menos necesito es compasión de este chico...

— ¡Shhh!

—Lo juro por mi cara, Alex. Nunca pretendí lastimarte.

—Pues lo hiciste... eres un imbécil— Digo resentido.

—Sí, lo soy— Se pone las manos en la espalda.

—Un estúpido.

—Lo acepto— Asiente

—El chico más feo del lugar.

—Lo sé... Espera ¿qué?— Me mira confundido y divertido.

Suelto una risita... Ah... parece ser que las cuentas quedan saldadas. Es decir; El me perdona haberle ocultado mi enamoramiento y yo le perdono haberme usado. Bajo las escaleras junto a Leo para encontrarme con Isa. No sé si es mi imaginación, pero siento que Leo ha estado muy al pendiente de cada movimiento que hago... «Paranoia— susurra mi subconsciente. Sí, debe ser eso» Isa se apresura a levantarse cuando me ve y se abalanza contra mí, dándome un abrazo muy fuerte. Yo me tambaleo... Joder, estoy tan débil... Ella se apresura rápidamente y me mira muy asustada

— ¡Alex!— Me mira molesta. Yo frunzo el ceño, confundido. —No estás comiendo bien... Estás muy delgado y nunca te tambaleas de esa forma.

—Isa, no es el momento para criticar mi estado. Ahora solo quiero conversar con ustedes.

— ¿De qué?

—Sentémonos— Apunto a la mesa.

Segundos después de acomodarnos, digo: —Ustedes dos fueron unos tontos...

Ambos me miran con toda la tranquilidad posible pero con un aire de confusión en la cara. Está claro que no esperaban que les dijera eso. —Bien... Lo sabemos... somos unos tontos— Dice Isa con su tono de "No tengo ni puta idea de lo que estás diciendo pero voy a pretender que sí entiendo"

—Pero eso no cambia el hecho de que son mis tontos— Hago énfasis en la palabra mis.

Isa tiene una sonrisa que casi le parte la cara en dos y Leo me mira... ¿maravillado? Okay, esto es raro. No acostumbro verle así más que cuando ve porno. — ¿Entonces estamos todos bien?— Pregunta Leo, esperanzado

—Así es— Digo sonriente, pero la sonrisa no me llega a los ojos. El problema es que soy yo el que no está bien. El celular de Isa comienza a sonar y se apresura a ver qué sucede. Comienza a picotear su teléfono y sonríe como niña quinceañera. Hmmm ha de tratarse de algún chico.

Da un saltito y dice: —No quiero sonar como una mala amiga, pero tengo que ir al centro comercial ahora mismo...

— ¿No quieres que te acompañemos?— Digo cuando estoy a punto de tomar mi mochila

—Claro, si quieres ver como un chico realmente lindo intenta flirtear conmigo...

Me detengo cuando dice eso y digo: —Oh, no, Gracias. He visto esa película miles de veces.

—Calla, los veo en un rato

—Vas con cuidado... ¿Llevas el gas pimienta?— Le pregunto y recuerdo por un segundo el día que le regale un gas pimienta, justo después de que Carlos intentara violarla.

Ella asiente y sonríe. Luego se va.

TwistedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora