Capítulo 40 - Dos Horas Antes

1 0 0
                                    


Nos apresuramos a salir con dificultad de la preparatoria en llamas, al mismo tiempo que salimos, los bomberos llegan. Qué bien, espero que no haya ningún herido.

— ¿Estás bien, Alex?— Me pregunta Leo, mientras descansamos recargándonos en nuestras rodillas.

Yo asiento y no sé cómo él recobró la respiración, pero un instante después él se lanza sobre mí y me besa. Es un beso tierno, uno que inspira amor. Amor puro. Esto sí está bien. Esta me hace sentir bien y de hecho siento como si no hubiera sucedido nada, Aunque claro; el primer edificio está en llamas. Luego de varios minutos que parecían horas, nos separamos y digo, sonriendo tímidamente: —Esto es tan romántico— Apunto al camión de bomberos. A Isa le hubiera provocado muchísima risa... ¡OH MIERDA, ISA! —Isabela...— Mis piernas se convierten en gelatina y estoy a punto de caer directo al piso, pero Leo me detiene.

— ¡Alex! ¿Qué ocurre con Isa?

—Está secuestrada, Leo. Tengo que... Uhmmm, rescatarla o qué sé yo...

—Espera ¿Secuestrada, rescatarla? ¿Qué te fumaste?

—Estoy hablando en serio, Leonardo... Me hablaron por teléfono justo cuando sucedió la explosión pidiéndome cincuenta mil pesos, si no se los doy... van a matar a Isabela.

—Joder... Pues... busquemos los cincuenta mil pesos...

—Sí, claro. Vamos a mi casa, tengo cincuenta mil puñeteros pesos bajo mi jodido colchón— Exclamo sarcásticamente.

—Alex, vamos a mi casa, en la caja fuerte de mi padre siempre hay dinero. Seguro ahí encontraremos algo— Me dice él, tomándome de los hombros.

—Oh, eso sí que suena bien.

Después de que nos informaran que no había ningún herido en el incendio de la prepa, Leonardo y yo nos apresuramos a llegar a su casa. Al entrar recibo una llamada, el mismo número de hace rato, contesto y una voz femenina esta vez me dice — ¿Ya reuniste el dinero?

—En eso estoy... ¿Lara, eres tú?

—Calla, te enviaré un mensaje con la dirección en dónde nos veremos...

— ¡Espera!

— ¡¿QUÉ?!— Grita desesperada

Oye tranquila, zorra lesbiana. El que debe estar con los nervios de punta soy yo. — ¿Cómo sé que tienen a Isa?

Ella suelta una risita y luego grita algo que no alcanzo a escuchar. Entonces escucho a mi mejor amiga. —Alex, por favor... ¡Ayúdame!

La escucho muy asustada, no puedo evitar ponerme de rodillas, mierda. —Apresúrate a reunir el dinero, y ve solo. Pobre de ti que vengas acompañado.

Ella cuelga y yo comienzo a llorar. Llega Leo y se acerca rápidamente a abrazarme. —Ya tenemos el dinero, solo necesitamos ir, darles el dinero y huir junto a Isa...

—No, Leo. No puedes ir.

— ¿Qué? ¿Por qué?

—Quieren que vaya solo.

Él mira hacia otro lado, pensando en qué hacer. Segundos después chasquea los dedos y me dice: — ¡Ya sé qué hacer!

Llego a un local donde venden ropa de muy mal gusto, con una mochila con unos cuantos billetes dentro de ella. Doy gracias a que el padre de Leo sea director de medios de algún empresario realmente importante del país y espero a alguien que me conduzca hacia mi mejor amiga. —Llegas media hora tarde— Le digo a Lara cuando la veo acercarse a mí

TwistedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora