Capítulo 17 - Deducción

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Alex POV

Al día siguiente; nuevamente la gente tiene sus ojos puestos en nosotros; Específicamente: En mí. A lo largo del día me he enterado de que arrestaron al profesor Marcos y está en juicio por los cargos de acoso y abuso sexual, la venta de narcóticos y nexos con el narcotráfico. Vaya, en este caso la frase "El león no es como lo pintan" se aplica a la perfección. Después del receso, Isa y yo decidimos saltarnos las clases e ir a visitar a Leo.

Al entrar, me acerco a la señorita (o señora) que está atendiendo y digo: —Buenas tardes, hemos venido a visitar al paciente Leonardo Jáuregui.

— ¿Son familiares?— Pregunta ella, su ropa es tan blanca que creo que me he quedado ciego.

—Somos amigos cercanos

—De confianza. Mucha confianza— Continúa Isa.

—Creo que ese comentario fue innecesario, Isabela— Murmuro.

La señorita sonríe un poco y dice: — ¿Necesitan que alguien los acompañe o ya saben dónde se encuentra?

—Ya lo sabemos, muchas gracias— Leonardo se encuentra en la habitación ciento veintiséis. Uhm, me rehúso a subir escaleras. —Si me pagaran por subir escaleras: sería pobre ¡Usemos el elevador!— Me quejo

—No podría estar más de acuerdo. Aunque no te haría nada mal hacer ejercicio de vez en cuando, Alejandro.

— ¿Estás insinuando que soy gordo, Isabela soy super delgada Vanegas?

—Yo no he insinuado nada— Dice de forma condescendiente. Ambos carcajeamos, pero mi sonrisa desaparece al ver pasar, justo enfrente de nosotros, a una mujer de unos treinta y nueve a cuarenta años sangrando de las manos (sus muñecas, para ser exacto) Me llega a la cabeza una imagen fugaz del día que mi madre se suicidó, se había hecho tres cortes muy profundos en cada muñeca. Intento olvidarlo, pero la imagen ronda por mi cabeza. Diez minutos después, ya estamos dentro de la habitación de Leo. Carajo, esta tan limpia que me recuerda a que debo ordenar el chiquero que tengo por habitación.

—Entonces, a esto se reduce el uso no controlado de drogas— Digo con tristeza

Isa se acerca a él y acaricia su mejilla, se queda pensativa por un segundo y voltea a verme.

—Tengo una teoría, Alex.

— ¿De qué hablas?

Ella cruza la habitación y cierra la puerta. —Lo que pasa es que Leo ya se ha drogado infinidad de veces con infinidad de drogas, y tú lo sabes.

—Así es. Marihuana, pastillitas, LCD e incluso estuvo a punto de probar cocaína, pero yo lo impedí. ¿A dónde quieres llegar?

—A eso mismo, él ya se ha drogado con infinidad drogas por años, no puede ser posible que hasta ahora caiga en coma.

Frunzo el ceño. —Sigo sin entender.

—Creo que engañaron a Leo, creo que lo drogaron con el sólo propósito de hacerle daño. La pregunta es ¿Quién?

—Estás viendo muchos programas policiacos, Isabela. Pero tienes un punto y te doy la razón.

Leonardo nunca ha sido un tonto... bueno, no la mayoría de las veces. — ¿No crees que deberíamos investigar?

— ¿Deberíamos?— Inquiero inseguro de las disparatadas ideas de Isa.

—Así es... pero por lo pronto yo tengo sed, voy a buscar agua ¿Tú quieres algo?

—No, gracias.

—Okay, cuida que Leonardo no se escape.

Río. —ese es un chiste cruel, Isa.

Al irse Isabela, me doy cuenta de que es la primera vez en varias semanas que estoy completamente a solas con Leonardo. Acerco una silla a su camilla y me siento cerca de él. Esta es de las pocas veces que puedo apreciar lo hermoso que es. Sus labios perfectamente formados, esa nariz respingada y sus pestañas largas. —Uhm... he leído por ahí que las personas que están en estado de sueño profundo pueden escuchar a aquellos que les hablan mientras están dormidos. Así que espero no estar haciendo el ridículo— Trago saliva y continúo. —Es raro ¿no? Todo este asunto... me parece raro estar tan cerca de ti, pero al mismo tiempo tan lejos. Y es que he de ser la persona más agradecida... es decir: le agradezco al cielo, al destino, a la vida e incluso a Dios, aunque no crea en él, el hecho de que ese camión de mudanzas y ese automóvil negro interrumpieran mi carta suicida— Me quedo callado por un instante y luego digo: — ¡Eso! — Chasqueo los dedos. —Tú me devolviste a la vida...


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