Capítulo 25.

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5 meses después...

Estaba enamorado de Samira, podría jurarlo.
Después de nuestra conversación tan romántica en casa de Ethan, nos unimos aún más.
Y no, no eramos novios, solamente eramos amigos que se saludaban con besos en la boca.
Y si, seguía viviendo con Ethan. No volví a casa de Taira y Manuel, y a mi supuesta madre Sofía no la volví a ver por el colegio, aunque no seguí dandole importancia al tema, estaba mejor viviendo al margen, con mi amigo.
Empecé a trabajar en un lavadero de coches cerca, y me iba bastante bien.

Acerca de mi cabeza, tuve varios recuerdos con mi amigo, creo que ya sé toda nuestra historia juntos.
Y con Samira seguía recordando esas cartas, que me hacían sentir mal aunque estuviese bien con ella, seguía pensando que fuí un capullo.

-Hoy te espero a las cinco en punto en mi casa. -me dijo Samira a la salida del colegio, jugueteando con su pelo.

-Claro princesa. -Me acerqué a ella y le besé los labios, para verla irse en su BMW.

Me quedé parado en el aparcamiento, viendo el coche de Samira alejarse.

-tío deja de babear, das asco . -Exactamente, Ethan me estaba observando.

-Tio me llevas persiguiendo todo el día , ¿te gusto y no te atreves a decirmelo?

-Venga ya, Jared. Es tu cumpleaños, vámonos de fiesta. -No todos los dias se cumplían 18 años, pero prefería pasar el día con Sami, no tenía familia, nada. Asi que mi cumpleaños no significaba nada.

Ethan se quedó estático pensando. ¿qué le pasaba a este ahora?

-Ya está, nos vemos. -se fué chocandome la mano.

¿qué ha sido eso?

Volví a casa andando, para que me diera un poco el viento en la cara.
Al volver, Ethan no estaba, ne había dejado solo en casa, y sin la comida hecha.

Maldito... Esta me las pagará.

Encendí el microondas para meter un paquete de salchichas, porque encima de que no me deja la comida hecha, tampoco me deja hacer a mi la compra. A veces pienso que mi mejor amigo es gay o algo asi...

Me senté solo a comer y puse los deportes.

Después de comer y ducharme, fuí a mi pequeña habitación a vestirme decentemente para ir a ver a mi pequeña.
Me vestí con unos jeans negros y una sudadera roja, muy casual.
Me puse las zapatillas y salí de casa.

En cuanto llegué a casa de Samira, toqué a la puerta y tardaron en abrirme.
Pero no fué Samira la que abrió sino Maddy.
Me quedé en blanco, Samira no estaba esperándome en el sillón como siempre y lo veía muy raro.

¿que le habría pasado? Esto era raro .
La llamé por teléfono, pero no me cogía el móvil .

Decidí volver a casa, hasta que Samira diera alguna señal de vida.

Estaba realmente enfadado, no iba a volver a quedar con ella. Si quería verme.

Llegué a la puerta de casa, y rebusque en mis bolsillos.
Perfecto, había vuelto a perder las llaves.

Toqué a la puerta sin recibir respuesta alguna.
Y después de dejarme los nudillos cuatro veces, Ethan fué a abrirme. Aunque salió de casa cerrando la puerta tras él, sin dejarme ver dentro. ¿Qué le pasará a éste también?

-Hermano, ¿de dónde vienes? -me preguntó Ethan con la voz temblorosa.

-Pues había quedado con Samira y me ha dejado tirado. Así que déjame entrar, no estoy de humor para tonterías.

-¿Cuánto tiempo llevamos sin salir a pasear juntos? Venga, vamos a dar una vuelta.

¿Y desde cuando le gustaba a éste señor pasear? Creo que mi amigo se había vuelto loco.

Cuando intenté entrar, Ethan me paró con un empujón. Claramente, se lo devolví, tirándolo al suelo -sin querer, claro - y entré en casa.

Me llenó de alegría de ver la casa decorada con un cartel donde ponía felices 18, y a Maddy entrar por la puerta junto a Ethan.

Había una tarta en el centro de la mesa de tres pisos adornando el salón.
Samira estaba de pie junto a mí, por eso no estaba en casa, estaba haciéndome la fiesta.

Había también una fuente de chocolate enorme y un montón de gente.

Samira, Maddy, Ethan, chicos de mi clase, Jacob y... ¿Briana?

¿qué estaba haciendo ella ahí?
Tanto tiempo alejándome de ellos para esto..

Creo que ya les dejé claro que de ellos solo quiero distancia... ¿y se presentaba en mi casa?

Me miró y la miré con los ojos llenos de odio.
Yo la había querido como a nadie sin recordarla, pero no podía perdonarlo todo.

Cuando vió que no iba a dejar de mirarla mal, sonrió amargamente y se acercó a mí.

Atentamente, Jared. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora