Jesús
Cojo a María de la mano y la arrastro por el pasillo de mi casa, la escucho reír a mis espaldas y me giro automáticamente para echarle la bronca pero nada más hacerlo me doy cuenta de que se me hace imposible al verla sonreír como lo está haciendo. Me muerdo el labio y a su misma vez acerco una de mis manos a sus labios para hacerla callar con uno de mis dedos. La noto sonreír al otro lado de mi dedo y decido seguir con el camino hacia mi habitación porque como me quede embobado mirándola, tal y como estaba haciendo, la acabaré besando y sé que no debo.
Una vez allí cierro la puerta tras nosotros y al volver a mirarla, me quedo apoyado en la puerta observando como se quita los tacones sin soltar una de mis manos. Me mira de vez en cuando entre sonrisas y en esos momentos parece como si nada hubiese cambiado, como si no hubiese pasado todo el tiempo que ha pasado entre nosotros. La miro fijamente para así recordar lo bonita que se ve cuando sonríe y me doy cuenta de que mi mente no le ha hecho justicia estos meses sin verla porque imaginarla no es lo mismo que tenerla, justo aquí.
-¿Qué? -pregunta intentando no reírse.
-Shht -digo acercándome a ella- ¿Quieres un pijama? -le pregunto y niega con una sonrisa en los labios. Me mira fijamente durante unos segundos e intento no apartar la mirada pero se me hace imposible al ver donde se dirigen sus manos, coge el bajo del vestido y se lo sube para quitárselo antes de que pueda impedírselo. La miro con el ceño fruncido cuando escucho como lo tira al suelo y me obligo a no dejar de mirarle a los ojos- ¿Qué haces? -le pregunto y noto sus manos encima de mi pecho.
-¿Tú qué crees? -sonríe y niego con la cabeza. Aparto sus manos de mi en contra de mi voluntad y hace un gesto con los labios intentando darme pena sabiendo que eso siempre funciona pero ésta vez no. No estamos en igualdad de condiciones- ¿Ya no te gusto? -pregunta seriamente y veo la duda en sus ojos.
-Nena, sabes que sí pero... -me paso la mano por el pelo- no voy a hacer nada contigo hasta que estemos juntos -le digo y se cruza de brazos haciendo que baje mi vista a su pecho. Al darse cuenta se ríe y aparto inmediatamente la mirada y me acerco al armario para coger una de mis camisetas. Se la lanzo y se agacha al suelo para cogerla, qué pocos reflejos tiene borracha. Se la pone y se sienta encima de la cama de Dani.
-¿Por qué Dani no duerme aquí? -pregunta curiosa y me pongo el pijama delante de ella, sé que no verá nada que no haya visto ya.
-Porque en algún sitio tenías que dormir tú y estoy seguro de que no le importará despertarse al lado de Sara.
-Creo que se han enfadado -dice pensativa y hago un gesto con los hombros fingiendo que no sé nada.
-Entonces... -acerca una de sus manos a sus labios, pensativa. ¿Cómo puede ser tan graciosa borracha? -¿Por qué Dani y tú dormís en la misma habitación si tenéis una de invitados en casa? -me río.
-Nunca lo había pensado -la miro y me acerco a mi cama para sentarme en ella- Supongo que donde va Dani voy yo y él debe pensar lo mismo -me sonríe- Todo es mejor cuando estamos juntos.
Me mira con ternura y se estira en el colchón de Dani, la miro con una sonrisa al ver cómo se pelea con la sábana y me acabo levantando para ayudarla.
-Sara y yo podríamos haber vuelto solas a casa -me riñe mientras la tapo.
-Déjame que lo dude -digo haciéndola sonreír.
-Oye... -me mira traviesa-... ¿qué pasa que te preocupas por mi?
-Siempre -le digo con total sinceridad.
-Oye... -vuelve a repetir y me río bajito-... ¿puedo dormir contigo? -pregunta dudosa y niego con la cabeza para después tumbarme en mi cama.
-¿Por qué no? -pregunta apoyándose en sus codos para mirarme desde su cama.
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¿Cómo se te puede querer tan fuerte? (II)
RomanceMucha gente me ha dicho, al largo de mi vida, que las segundas partes nunca fueron buenas y que si hay algo que se ha terminado, hay que dejarlo como está. Que las cenizas que quedan no vuelven a ser fuego... simplemente seguirán siendo cenizas de t...