City of Shadows [Jace Wayland y tu]

Capítulo 4

Negué con la cabeza repetidamente.

-No es posible –negué de nuevo- No me acuerdo.

Chris se puso de pie con la ayuda de Jace y se acercó a mí.

-Cuando La Clave me ordenó esconder La Copa pensé en que quizás algún día podría pasar algo como esto, así que si yo no sabía dónde estaba escondida no habría riesgo alguno.

-¿Y me diste esa responsabilidad? ¿Sabiendo que podrían ir a por mí y a por mi madre? –me quejé.

-Laura, tranquila –me calmó Jace.

Yo le miré durante un segundo y volví a desviar la mirada de él.

-¿Y porque no puedo acordarme de nada de eso?

-Por tu seguridad, decidí que era mejor si tú tampoco sabias nada así que hice que borraran tu memoria

-¿Quién lo hizo? –preguntó Jace a Chris.

-El Gran Brujo.. –murmuró él- Magnus Bane.

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Decidí salir de la habitación así que crucé mis brazos y salí al pasillo. Allí me encontré con una sala llena de ordenadores y pantallas de alta tecnología y bastante gente de negro con las runas en sus cuerpos.

-¿Estás bien? –preguntó una voz detrás de mí.

-Ahora mismo no tengo nada claro –me giré y le miré- Es todo tan..

-Extraño –acabó la frase por mí.

Jace y yo nos miramos, entonces él se acercó a mí.

-Todo esto puede parecerte muy nuevo y terrorífico, pero es el lugar al que perteneces. Está en tu sangre, Laura.

De nuevo, nuestras miradas se cruzaron y cada vez que lo hacían era como si navegase en el color de sus ojos. Entonces, vi como de la habitación salía Chris, ya recuperado.

-Laura –le miré- Scott está en peligro.

-¡¿Qué?! –exclamé- ¿Cómo lo sabes?

-Lo han secuestrado –respondió y miró a Jace- Lo tienen los vampiros.

Chris llevaba mi teléfono en la mano y nos enseñó un mensaje que había recibido desde el número de Scott. Al parecer, querían cambiar La Copa por mi amigo.

-Jace, tenemos que salvar a Scott.

-Voy a hablar con Alec y Izzy –dijo y asintió.

Se fue caminando rápido y nos dejó a Chris y a mi solos, otra vez.

-Lo siento, yo..

-Ahórratelo.

A lo lejos logré ver a Jace, así que le seguí y cuando le alcancé ya había puesto al corriente de la situación a los hermanos.

-Los humanos deberían tener una pizca de sentido común

-Alec –le detuvo su hermana- Ahora no.

-No le harán nada a Scott –me dijo Jace- Quieren atraerte. Quieren La Copa y creen que la tienes.

-¿Por qué lo creen? –solté- Toda mi vida ha sido una mentira.

Todos nos quedamos en silencio, hasta que di un paso adelante.

-Cuando salvaste mi vida –miré a Jace- confié en ti. Ahora necesito que confiéis en mí. No puedo convertirme en vosotros tan rápido.

-Es cierto –asintió Isabelle- Fue criada como una mundana.