Capítulo 5

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Alec y Isabelle nos había dejado y Jace y yo estábamos solos en el cementerio. Él estaba cerrando la lápida para esconder las armas cuando yo me acerqué a él.

-¿Cómo sabes que volverán?

-¿Alec y Izzy? –preguntó sin mirarme- Crecimos juntos, son prácticamente mis hermanos.

-¿Sabes que no le gusto a Alec, verdad?

-A Alec no le gusta nadie.

-¿Y porque me ayudaría?

-¿Has oído como me ha llamado? Somos Parabatai. No hay vínculo humano que se compare con el que tengo con Alec. Vínculo para luchar juntos, para protegernos mutuamente. En las batallas, nuestros corazones laten como uno. Si uno de nosotros muriera, una parte del otro también moriría.

Mientras Jace estaba explicándome lo que significa Parabatai no podía evitar analizarle. El cabello rubio, sus ojos de diferente color, las runas que se veía en su cuello. ¿Por qué sentía algo con él?

-Él vendrá, Laura –hizo una breve pausa- ¿Estás lista?

Yo asentí y entonces le seguí.

-Déjame enseñarte cómo usar eso –dijo refiriéndose a la espada.

Jace se colocó detrás de mí haciendo que todo mi cuerpo sintiese un cosquilleo. Estábamos juntos, su pecho contra mi espalda y al hablar susurraba.

-Ahora sabe que eres Cazadora de Sombras, así que quiere responder pero debes ser firme. Debes mostrar quien manda.

Jace colocó su mano sobre la mía y ambos entrelazamos los dedos mientras sujetábamos la espada.

Jace empezó a guiarme mientras hacía movimientos con la espada. Movimientos sutiles pero mortales. Yo no podía concentrarme teniéndole tan cerca.

-La haces parte de ti y tu eres parte de ella. La espada nunca deja de brillar.

Yo giré un poco mi cabeza y a unos centímetros de mi le encontré. Ambos nos mirábamos sin decir nada más.

-¿Cómo lo sabe? –pregunté.

-Porque eres parte Ángel, Laura. Como todos los Cazadores de Sombras.

De repente, Jace hizo un movimiento brusco y clavó la espada en el aire y algo vibró. Pude sentirlo. Entonces volvió a atrás y seguimos con los movimientos.

-No es algo que comprendes con la mente –explicó- Es algo que entiendes porque está en tu cuerpo. Está en tu sangre.

Entonces hicimos de nuevo el movimiento de clavar la espada de nuevo en el aire y esta vez vibró con más fuerza.

-¿Puedo hacer esto sin ti? –murmuré.

-Acabas de hacerlo –me giré y le vi mirándome con los brazos cruzados.

-Pero sentía como si aún estuvieses conmigo.

-Estoy –asintió y se acercó a mi de nuevo- Estaré. Estaremos contigo.

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-¿No deberías enseñarme a luchar contra vampiros o algo?

Jace y yo habíamos entrado en un bar de moteros. Un bar al que nunca habría dejado entrar a alguien como yo. Jace me dijo que confiara en él, así que lo hice.

Juntos nos abrimos paso entre las personas que caminaban de un sitio a otro con bebidas en la mano. La mayoría de ellas se estaban besando, otras riéndose y otras discutiendo.

City of Shadows [Jace Wayland y tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora