DROPPED 3 - AGAIN

Capítulo 4

Jared

Permanezco sentado en el borde de la cama hasta que mi padre llega. Lo sé porque escucho como la puerta se abre, y entonces le pregunta a mi madre:

-¿Ha llegado ya?

Mamá probablemente haya asentido con la cabeza, ya que no escucho su voz. Y entonces lo próximo es el sonido de la suela de sus zapatos rechistar contra las baldosas de madera.

La puerta de mi habitación se abre y rápidamente me levanto de la cama.

Veo a un hombre alto, con un traje negro que parece ser más caro que mi teléfono. Sus penetrantes ojos grises me miran con cierta confusión. Sé que están esperando a que les dé explicaciones de por qué estoy aquí, y tengo claro que en la cena van a aprovechar para apedrearme a preguntas.

-Jared... -dice y da unos pasos hacia mí para darme un rápido abrazo.-

Dejo que el aroma de su fuerte perfume perfore mis fosas nasales mientras sus brazos me dan unas leves palmadas en la espalda. Entonces nos separamos y volvemos a mirarnos a los ojos.

-¿Qué tal? -me pregunta.-

-Bien... -murmuro.-

Hace una mueca, esa que siempre hacía cuando no sabe qué decir o qué hacer. Mira detenidamente la habitación y entonces vuelve a mirarme.

-Tu madre ya ha hecho la cena. Cuando quieras puedes venir a cenar. -Me dice.-

Asiento y observo como se marcha y cierra la puerta. Suelto todo el aire que he estado conteniendo y vuelvo a tomarlo para después salir por la puerta.

Me dirigo al salón, donde la mesa ya está puesta. Belén me mira de reojo desde el sofá mientras vé unos dibujos en la televisión, y me llega a incomodarme.

-¿Te gusta el pescado? -me pregunta mamá llegando con una bandeja de pescado.-

No soy muy aficionado al pescado, la verdad, pero asiento con la cabeza.

-Belén, vamos a cenar. -Le dice a la niña.-

Se levanta del sofá a regañadientes y se sienta en una silla. Mamá termina de poner algunas cosas y entonces llama a mi padre.

Esto es demasiado extraño, una cena en familia. ¿Cuándo fue la última vez que tuvimos una?

Nos sentamos los demás en las sillas y miramos nuestros platos llenos. Recuerdo que mamá tenía un gran talento en la cocina.

-¿Y cómo conocistes a Jennifer? -empieza mamá a preguntar, sabía que lo harían.-

-Es la novia del padre de... mi exnovia. -acabo diciendo.-

No tengo ningún problema en asumirlo, Madison es mi exnovia.

-¿Exnovia? -alza una ceja papá.- ¿Cómo se llamaba?

-Madison, Madison Jefferson.

-¿Sabía qué eres de Heaven? -pregunta entonces.-

-Ya no soy de Heaven, y claro que lo sabía. -digo intentando no perder los papeles.-

-¿Ya no eres de Heaven? -se sorprende mamá.-

-¿Has roto el pacto? -dice mi padre frunciendo el ceño.-

-No, pero la alcaldesa de allí, por llamarlo de alguna manera ha quemado las calles. -me encojo de hombros.-

Paso de contarle que Elsa nos metió prácticamente en Los Juegos del Hambre.

-Vaya... -murmura mi madre.-

-¿Dónde está Heaven? -pregunta Belén.-

-En Estados Unidos. -le responde papá.- California.

La evasión de preguntas acaba y la cena trancurre cómodamente.

Descubro que el pescado de aquí está delicioso, y casi se ha convertido en mi comida favorita.

-¿Cuánto tiempo tienes pensado quedarte? -me pregunta entonces mamá, cuando estamos la cocina dejando los platos sucios en el fregadero.-

-No lo sé. -Confieso.- Intentaré irme lo antes posible.

-Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. -me asgura con una cálida sonrisa.-

Sonrío de lado y bajo la mirada hasta el fregadero. ¿Qué voy a hacer el resto de mi vida? ¿Vivir a costa de mi madre? ¿Vivir enganchado a las drogas? No, no quiero volver a eso. Quiero ser un chico con un futuro, con un objetivo en esta vida.

Esa noche pienso, pienso en qué puedo hacer, y entonces pienso en buscar un trabajo, aunque va a ser difícil sin haber siquiera terminado el instituto. Pero nada es imposible.

Asíque por la mañana me despierto temprano para hacer lo dicho. Empiezo desde el bar de dos calles más abajo, hasta el hotel de la esquina del parque, y aquella zapatería, hasta que finalmente llega el medio día y me veo obligado a volver a casa, encontrándola con algo de dificultad.

-¿Dónde has estado? -me pregunta mamá cuando llegó al salón.-

-He ido a buscar trabajo. -le digo.-

-¿A buscar trabajo? ¿Qué te gusta?

-No lo sé... No he llegado a terminar el instituto.

Hace una mueca y se sienta en el sofá.

-Encontrarás algo. -me asegura.-

-Eso espero... -murmuro.-

Me dirigo a mi habitación y cojo mi teléfono asegurándome de que está encendido. Si alguno de los sititos donde he solicitado trabajo aceptase, me lo tienen que comunicar por un mensaje.

Cuando enciendo la pantalla, veo que tengo un mensaje nuevo de Kai, entre los doscientos que me ha enviado a lo largo del tiempo. Me decido a abrirlo.

Kai: ¿Dónde coño estás metido? Estamos preocupados...

Suspiro y tecleo una respuesta.

Yo: Estoy fuera del país, estoy bien. No creo que vaya a volver por allí, es mejor que no vuelva, por mi bien.

California me trae mucho recuerdos a lo que fue una vida perfecta y horrible al mismo tiempo, y volver allí sería torturarme con la misma mierda.

Entro en mi galería y abro la carpeta de las fotos echadas. Abro la primera, en la que Madison y yo estamos juntos, besándonos. Rápidamente la borro cuando siento que las pulsaciones de mi corazón se aceleran, y entonces aparece otra. Esta nos la echamos una vez después de hacer el amor, nuestros cuerpos están cubiertos por una sábana blanca de mi habitación en Heaven, y ella echa la foto mientras yo la abrazo desde atrás.

La borro también, empezando a sentir angustia. Angustia por volver a pisar tierras del pasado, por volver a pensar en aquellos días. Cierro la galería y apago el teléfono.

Empiezo a añorar aquellos días, empiezo a sentirme un poco culpable por todo lo que le hice.

No, Jared. Ella no quería tener a Hugo, no quería arruinar su vida y lo mató. Lo mató sin importarle nada mis sentimientos. Sin importarle yo.

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