Jared
Una alarma empieza a retumbar en mis oídos, y frunzo el ceño. ¿Desde cuando tengo puesta una alarma?
Abro los ojos y tardo de acostumbrarme a la potente luz que se cuela en la habitación a través de la ventana, y entonces me doy cuenta de que no estoy en mi habitación, y de que no llevo nada de ropa. Y entonces la veo a ella, desnuda, a mi lado.
Se remueve en la cama y estira uno de sus brazos para coger su teléfono y parar la odiosa melodía.
-¿Cómo cojones he acabado aquí? -me pregunto más bien a mí que a ella.-
Alice se vuelve y frunce el ceño.
-Mierda. -Gruñe.- No me acuerdo de nada.
Yo sí, recuerdo el primer polvo en los baños, ahí estábamos más o menos bien, pero no recuerdo después haber venido aquí.
-Joder. -ahora gruño yo.- Hoy tengo el combate.
-Vístete y te llevo. -me dice.- Aún tenemos tiempo.
Se levanta de la cama sin pudor alguno y observo sus magníficas curvas. No disimulo en mirarla, si ella no intenta taparse es porque quiere ser observada.
Me incorporo y me agacho para coger mis calzoncillos y ponérmelos.
-¿Crees que tienes posibilidades de ganar? -me pregunta Alice una vez estamos saliendo de su casa.-
-Tengo todas a mi favor. -le aseguro.-
-¿Cómo estás tan seguro sin si siquiera saber contra quien vas a competir? -alza una ceja.-
-Tener la autoestima bien alta es lo necesario para ganar. -me encojo de hombros.-
-¿Ese es tu truco? -sonríe.- Y yo que pensaba que eras un chico que entrenaba día y noche.
-Como ves, no lo necesito.
Pone los ojos en blanco. Nos acercamos a un pequeño coche blanco, el que parece ser suyo, y en menos de quince minutos llegamos a una especie de almacenes, como en Heaven, pero mucho más elaborados.
-¿Suele venir mucha gente? -le pregunto.-
-No. A la gente en España no le gusta esto, solo a los cinco macarras de la ciudad. -explica.-
Recuerdo como los callejones siempre estaban llenos de gente cada viernes, como todos gritaban y animaban a que uno le diera una buena paliza al otro.
Salimos del coche y entramos en el almacén, en el que hay una especie de gradas. Diviso al padre de Alice al otro lado del almacén, y ella me lleva hacia él.
-Pensaba que no vendrías. -confiesa.- Vamos, entra en los baños y cámbiate de ropa.
Frunzo el ceño. ¿Cambiarme de ropa? Su padre casi me arrastra hasta los baños, donde contemplo unos pantalones cortos de deporte color rojo y una camisa de tirantes blanca.
-El rojo siempre es nuestro color. -me explica.- Y la camisa blanca es obligatoria.
-¿Cuánto dinero voy a conseguir si gano? -le pregunto mientras cojo las prendas.-
-Depende de cuánto apostemos. Voy a ir a por números altos porque tengo la fe de que puedes ganar esto, así que no me decepciones.
Y después de decir eso se marcha. ¿Va a apostar por mí? Frunzo el ceño y me cambio de ropa. Empiezo a plantearme la situación de que sea yo quien pierda, y que el padre de Alice no quiera que vuelva a competir... Y decepcionar a Alice.
ESTÁS LEYENDO
DROPPED 3 - AGAIN
Teen FictionUna vez más, todo ha vuelto a ser destruido, los cimientos están esparcidos nuevamente por el suelo. Ya no hay rastro de lo que en un pasado fue una gran construcción. Con el alma desolada, Madison intenta continuar con su vida, y Jared continú...