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9 - Un castigo para Acalúria y Woltef

  La mañana siguiente, Daniel se había levantado, colocándose su uniforme. Las cajas que habían traído estaban ahí, sin abrirlas. Su padre al saber a qué había ido para Claure, le confesó que él con anterioridad se había reunido Margaret, para que supiera lo de su nombramiento, en dónde su esposa Veruska le agradeció a Margaret por haberlo cuidado.

Su padre le indicó que Jack se había quedado en la habitación de visitantes. Daniel había terminado de desayunar, en dónde su madre le indicó que Babén lo estaba esperando porque debían hacerle una sesión de fotografías. Al dirigirse al vestíbulo, allí estaba Babén conversando con el señor Carlos, dirigiéndose hacia ellos.

—¡Buenos días, majestad! —Le saludó Babén, inclinándose ligeramente.

—¡Buen día, rey de Acalúria! —Expresó con respeto el señor Carlos.

—Por favor, solo díganme Daniel—Pidió avergonzado.

—Lo sentimos, es por respeto a usted... Daniel—Dijo Babén, riéndose.

—Mi madre me dijo que debía asistir a una sesión fotográfica—Les mencionó—, pero no me dijo para qué era.

—Se necesitas fotografías para registrarte en el libro de los reyes de Acalúria, y para que también se pueda vender tu álbum a los otros reinos—Comentó el señor Carlos—, además de que vinieron periodistas del diario Lan para entrevistarte y deberás salir en los periódicos.

Daniel se comenzó a sentir azorado al escuchar toda esa información. Fotos, entrevistas, álbumes, se sentía una celebridad.

—¡Vamos a subir! —Dijo Babén, girándose en dirección a las escaleras. 

Se dirigieron al segundo piso, ingresando por una puerta que decía "Sala especial" había personas esperando en el sitio y quiénes tenían buen poder adquisitivo, pidiéndole unas fotos con él, en donde el señor Carlos regañó a las personas, diciéndoles que si querían una foto, deberán pagarles a los fotógrafos y no podía ser en esa sala. Al entrar, allí estaban los fotógrafos y periodistas del diario Lan. Era una sala grande, en el medio estaba una silla y al fondo la enorme bandera de Acalúria en la asta, detallando que ese sitio le era conocido. Era en dónde a Anthony le habían tomado su primera fotografía, el cuadro que estaba en el vestíbulo. Él se sentó allí, colocándose en una posición que él quisiera junto con su espada y los flashes que le llegaron lo comenzaron a marear. Los periodistas le indagaban sobre sus intenciones con los otros reinos, en especial con Narkef, sintiéndose sofocado entre tantas preguntas. Luego de terminar, Babén y Carlos lo llevaron a la habitación de al lado, a la "Sala de Historia y Registros", en dónde sus padres estaban esperando para entrar junto a él. Los fotógrafos estaban esperando para tomar la foto en dónde Daniel firmaría en el libro de registros de los reyes que han pasado por el trono de Acalúria. Él miraba la primera firma, la de Anthony; solamente el hecho de ver la firma y nombre de alguien que fue importante para Acalúria le erizaba la piel. Daniel se sentía encantando por todo lo que tenían almacenado desde hace muchos años en esa habitación, viendo ante él las escrituras que había dejado el hijo del jefe Acalúria, en dónde relató cómo fue que encontró esas tierras, observando la oxidada firma. Daniel le causaba una sensación gratificante tocar esas piedras, saber que las había tocado el jefe y su hijo las había escrito, era una experiencia alucinante.

Al terminar, las personas que estaban esperando habían pagado a unos fotógrafos, en dónde él accedió para comenzar otra nueva sesión con sus admiradores. La última pareja lo respetaban, expresándole sus palabras de gratitud, dándole un dato curioso que en el libro no salía y que siempre se especuló entre los círculos importantes, y es que, las personas en aquellos tiempos, cuando debían trabajar en el campo comercial y en los otros reinos, se debían trasladar en caballos, luego fue que comenzó la creación del tren porque las personas debían empezar trabajar desde las cinco de la mañana hasta las tres de la tarde, pero luego tuvieron que disminuir las horas debido a que las personas se enfermaban mucho de fiebre o gripe por el frío de la mañana, inclusive hubo personas que no podían regresar a sus hogares porque les daba hipotermia.