Cuando hablamos (2° Parte)

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Ciudad Porcelana. Una verdadera urbe modernista de vanguardia, aunque los rumores que hay sobre la Ciudad Negra podrían fácilmente opacarla.

De todas formas, esta me parece una ciudad bastante grande y con demasiadas cosas para ver y hacer; por ejemplo, retar al líder del Gimnasio de la ciudad, o bien dar con el mito de la ciudad

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De todas formas, esta me parece una ciudad bastante grande y con demasiadas cosas para ver y hacer; por ejemplo, retar al líder del Gimnasio de la ciudad, o bien dar con el mito de la ciudad.

Las alcantarillas son el peor lugar para recorrer siendo tu primera visita a la ciudad. De hecho, yo no vendría ni siquiera para una cita. Lo bueno de esto es que está lleno de entrenadores, por lo que no debería de ser difícil perderse.

Sin embargo, tengo la ligera sensación de que lo he hecho en alguna esquina, y que por eso he terminado en un lugar súper extraño, rodeado de Pokémon curiosos que jamás hubiera esperado encontrar en un apestoso y sucio lugar como este.

Un par de Woobat cruzaron volando muy cerca de mi cabeza, y otro par de Rattata casi me hacen caer de la sorpresa cuando se metieron entre mis pies.

―Ahora que lo pienso, ella me dijo que en su trabajo, había veces que debía pasar tiempo con los Pokémon.



―Mis padres no están muy convencidos sobre que me acerque demasiado a los Pokémon, ¡pero la verdad es que me gustan demasiado como para sólo ignorarlos!

―Se escucha como algo muy triste... entonces, los Pokémon con los que trabajas, ¿pertenecen a la compañía que te contrato? Todavía no me dices que trabajo tienes.

―La verdad sea dicha... lo siento, pero no tengo permitido hacerlo―rió―. Pero, sí. Ahora mismo me toca trabajar junto a un hermoso Audino. Es tan rosado que... ¡Ah! Lo siento, pero tengo que volver al trabajo. Te llamare cuando vuelva a tener tiempo. ¡Adiós, Gasti!

―Adiós, y suerte.



―Esa fue una muy mala broma. Pensar que sus padres no le dejan estar cerca de ningún Pokémon... ¡Con lo lindos y apachuchables que son algunos! Es cierto que algunos otros no lo son tanto pero, ¡todos tienen su encanto! ¿No es cierto, Tynamo?

El pequeño pez eléctrico se acercó casi levitando hasta mi mejilla y un leve impulso eléctrico la hizo cosquillear. A pesar de ser un Pokémon de tipo eléctrico, la verdad era que este Pokémon no cuenta con la energía suficiente como para liberar grandes descargas, lo cual me daba cierto alivio de no morir electrocutado cuando me ponía a jugar con él.

Continuamos nuestro camino un poco más, perdidos entre la parcial oscuridad del lugar y su pestilente olor a agua estancada. Di un giro hacia la derecha en la primera bifurcación que veía desde quizás una hora y allí, finalmente, había un entrenador.

―¡Hola!

El sujeto me vio inmediatamente y, a mi pesar, su reacción fue completamente la que menos esperaba.

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