Cuando fui un Rocket (4° Parte)

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Creo que es momento de realizar un nuevo salto en la historia, aunque este es un poco más corto.

Luego de que nos tuviéramos que replegar hacia Viridian, nuestra caminata de incognitos por la región, nos llevó hasta el Mt. Moon. La travesía por el interior de la montaña fue agotador; e incluso nos pasó factura, pues una gran cantidad de mis compañeros desertaron y abandonaron la marcha a mitad de camino.

Por mi parte, llegué a nuestra sede en Viridian con los ánimos por el suelo y una especie de sentimiento de derrota aceptada, aunque todavia no podía verla.

Tan pronto como llegamos, el jefe salió a recibirnos y nos dio dos mensajes del tipo ultimátum.

―¡Es una vergüenza en el grandioso nombre Rocket lo que sucedió en Azafrán! ¡Yo, que había depositado mis esperanzas en ustedes, los mejores de la industria para lograr lo que su jefe les ordenase! ¡Y aún así, me tuve que ver en la vergonzosa obligación de encargarme del mocoso que nos atacó!―su voz era poderosa y tenía presencia, una pesada y aplastante presencia―. Sin embargo, todavía tienen una oportunidad para remendar sus errores. ¡Estoy enterado de que muchos desertaron, pero si lo que todavía están aquí, protegen nuestra última filial en la región del ataque de nuestros enemigos, les prometo que serán enormemente recompensados!

Por supuesto, esas palabras fueron la motivación suficiente para darlo todo por él. Realmente era un ídolo para mí, un modelo de ser humano, e incluso el padre que no me tocó por una injusticia de la vida. Hoy en día, me doy cuenta que estaba siendo exagerado.

Luego de unas semanas, el ataque a la sucursal empezó. Dentro del gimnasio de ciudad Viridian, el cual era nuestro cuartel general, el jefe dio la orden final y terminante de derrotar al atacante y hacerlo desaparecer.

La batalla fue feroz en todo momento, y hasta que no me tocó enfrentarlo directamente, fue claro que nuestra derrota había sido escrita desde el comienzo.

Tan pronto como la puerta del gimnasio estalló y voló varios metros en el aire, varios de mis compañeros cayeron asustados al suelo y otros pocos corrieron lejos. Sin embargo, un buen grupo de hombres y yo lo encaramos.

 Sin embargo, un buen grupo de hombres y yo lo encaramos

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(Esta padrote)

El tipo entró seguido por un enorme Charizard y un pequeño Pikachu. La mayoría de los que me acompañaban se burlaron del Pikachu; pero por mi parte, teniendo en cuenta que ya lo había enfrentado, no estaba muy convencido sobre juzgarlo de la misma forma.

Junto a mí, Nidorino bramaba de ira, ansioso por su revancha. Estaba listo para darle un par de órdenes y enseñarle que estábamos listos para enfrentarlo, aunque no pensaba realmente que pudiera ganarle. Mi estrategia fue esperarlo al final de la formación.

Desde atrás de mi grupo, pude ver como los Pokémon de mis compañeros caían derrotados. Fuego y rayos eléctricos volaban por todo el lugar y una nueva atmósfera electrizante y seca. Nidorino podía sentirlo y hasta podía ver como su piel se erizaba. No estaba seguro de si era miedo, emoción, o si estaba esperando que lo tranquilizara.

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