¿Quién dijo que una piedra podría...? (3° Parte)

55 5 5
                                    


¡Tercera parte! Ahora se pone seria la cosa >:(


Sacudí mi mano, intentando disipar el dolor inútilmente. Sobe mi muñeca y mi atención se regresó hacia el elegante entrenador y campeón Pokémon, el cual seguía sonriendo, aunque con una mirada triste.

―Es una chica increíble, y muy bonita. Es una pena su temperamento.

―Señor Stone. ¿Por qué la provocó de esa forma? Si realmente ya sabía de su carácter, ¿para qué provocarla?

El hombre se llevó la mano a la barbilla y se la pasó de un lado a otro mientras pensaba alguna excusa. Luego de un rato de hacerlo, y de dirigir una última mirada a la chica que, para mi sorpresa, no se había marchado del todo del lugar, contestó con una sonrisa llena de misterio.

―Bueno, amigo mío, para empezar, llámame Steven. Por otro lado, debía probar que la señorita Platinum era o no una buena jovencita. Quiero decir, tenía que asegurarme de que estaba lo suficientemente calificada para llevar adelante la investigación por la que nos reunimos.

Quede asombrado, no ante la simpleza de su excusa, sino más bien por el hecho de que aquella joven se había acercado hasta nosotros a gran velocidad para patear la espinilla del peli gris. Luego, su mirada furiosa se centro sobre mi y, a pesar de llevarnos casi siete años de diferencia, pude sentir mi sangre helarse del miedo. Volvió a patear a Steven y se alejó bastante de nosotros, aunque no lo suficiente como para vagar sola por la ciudad.

―Entonces―regresó sobándose la pierna―, ¿por qué no vamos a almorzar y nos cuentas lo que tenemos que hacer, eh?

Tal cual, nos movimos por la ciudad con rapidez hasta un café que ya había visitado con anterioridad y nos sentamos afuera, ocupando una de las mesas exteriores con vista hacia la playa. Mis compañeros estaban asombrados con la vista, pero aún más por la comida que había ordenado para ellos. Por supuesto, yo estaba invitándoles.

La comida transcurrió en paz y calma mientras Steven y yo conversábamos un poco sobre los increíbles descubrimientos de piedras evolutivas que había realizado en el último año. Resultó ser que, además de dedicarse a las piedras, el señor Steven era un hombre muy inteligente en arqueología y estaba particularmente interesado en la arqueología de regiones como Fitji.

Pero por otro lado, cuando intente conocer un poco más sobre la joven Platinum, pues, ella se limito a degustar su comida. Pero aún así, me tranquilizaba un poco, y hasta me parecía muy lindo de ella, el verla comerse todo lo que había en la mesa con una mal escondida emoción.

La comida termino y ordene algunas bebidas refrescantes para pasar un poco el calor del mediodía mientras comenzaba a mentalizarme para darles los detalles de la investigación a mis colegas.

―Gracias―agradecí a la joven que nos atendió―. Bueno, si les parece, empezare por comentarles los detalles de la búsqueda.

―¿Búsqueda?―pregunto confundida la joven―.

―Hasta que abre la boca para algo más que solo comer, señorita Platinum―no sabría decir si la provocaba o era un comentario inocente―.

―¡Sí!―me apresuré para evitar que discutieran―. Verán, esta piedra―les mostré el tesoro que me habían encomendado―, es lo que debemos investigar. Hasta donde sabemos, no es una piedra evolutiva, ni tampoco un objeto que pueda ser equipo a ningún Pokémon conocido.

―Oye, Stone. Eres bueno en esto de la joyería barata. ¿No se parece a alguna de las que adornan tus feos anillos o ese broche sin clase que llevas?

Cuentos PokémonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora