Dicha, sí podría decir que dicha, pero la palaba no es suficiente, no alcanza a describir lo que se siente estar descansando sobre el torso de la persona que amas; garabatear sobre sus tatuajes y sentir sus caricias en tu cabello. No hay una palabra que defina eso, simplemente no la hay.
–Tengo que irme… –digo sin mirarlo, pues la idea le gusta tanto como a mí.
–No tienes que irte.
–Si tengo; mañana tengo clases, entre esas la tuya tonto. Y tengo que estar en mi dormitorio antes de la medianoche.
–Son las diez, Marie –lo miro.
–Tengo que irme… es en serio –hace pucheros y pone esa carita con la que cualquier mujer se derretiría.
–Quédate, sólo por esta noche –acaricia mi mejilla.
–No puedo… ¿tal vez el fin de semana? –sonríe.
–Si me prometes que te quedarás TODO el fin de semana, entonces sí.
–Me quedaré TODO el fin de semana –lo convenzo con un corto beso.
Me sonríe, me levanto de la cama cubriéndome con las sabanas y me visto en la poca luz de su habitación. Me peino y lavo mi cara. Cuando quiero llegar a la sala él está en una sudadera gris, descamisado en su escritorio.
–Con un profesor así aprendo lo que sea –digo seductoramente, acercándome a él.
–Creo que ya comprobamos que las clases entre nosotros no van bien –me sienta en su regazo.
–Hey! Soy buena maestra, tú eres un mal estudiante –me rio.
–Nunca me gustó la química, la anatomía siempre ha sido mi fuerte –dice cerca de mis labios.
–¿Sí? –Asiente–. ¿Cuántos huesos tiene el cuerpo humano señor Malik?
–206, pero si estoy cerca de ti, probablemente ninguno –hasta sus apuntes me hacen amarlo.
–Muy gracioso –lo beso, me pongo en pie y camino hasta la puerta.
–Olvidas algo…
–¿Qué? –me toma en sus brazos y espero que me bese, pero lo que hace es meter la llave de su casa en mi bolsillo trasero.
–¿Qué es esto? –Saca la nota, la lee y sonríe.
–¿Qué significa lo del final?
–Puedes descubrirlo sola –deja la nota en su lugar original, me besa y me abraza.
–Tramposo –digo en su oído–. Bye.
–Adiós. Llámame en cuanto llegues al dormitorio.
–Vivo cruzando la calle tonto –le saco la lengua.
–No vas a dejar de decirme tonto, ¿cierto? –su sonrisa se ve hermosa en la tenue luz de la sala de estar.
–Nop. Bye –le envío un beso con la mano y salgo.
Suspiro cada dos segundos de regreso a mi habitación. Para mí fortuna, Vivian se quedó dormida leyendo. Sigo sin creer cómo soy tan feliz ahora. Es perfecto, es realmente perfecto.
Tengo que idear un plan para irme todo el fin de semana a casa de Zayn… tal vez visite a la inexistente “tía” de mi madre en florida. Puede ser, así me saco a Vivian, a sus sospechas y próximos sermones si se entera de Zayn y yo.
¡Al gimnasio! –grita en mi oído Vivian.
–¡Estás Loca!
–Arriba perezosa, tenemos que ir al gimnasio. No voy a perderme mi clase de samba, y seguro que quieres seguir trabajando con el rubio de kick boxing.
Kick Boxing…. Zayn. Me levanto de la cama en un salto, me preparo en menos de lo que te demoras en decir rápido, y arrastro a Vivian hasta el gimnasio. Ver a Zayn es básicamente lo único que me impulsa e impulsará a levantarme temprano y hacer ejercicio.
Entramos al gimnasio, Vi se separa de mí. En cuanto diviso el ring, veo a mi novio en su rutina con Jack. Paso a los lockers, me pongo el short azul, una camisilla blanca de tiras, ato mi cabello que ahora cae por toda mi espalda, y me preparo para mi clase.
Jack me saluda desde lo alto, me ayuda a subir, se despide de Zayn quién me devora con los ojos y se va. Ni siquiera podemos tener nuestra relación en el gimnasio, pues muchos estudiantes de Julliard vienen aquí a ejercitar, entre ellos, Vivian.
–¿Lista? –me acomoda los guantes, me enseña la posición e iniciamos nuestra rutina.
El kick boxing es excelente para quemar calorías, tonificar y estar en forma. O por lo menos eso es lo que dice Jack.
Una hora después, agotada y con la camiseta pegada al cuerpo, termino mi rutina, me despido de Jack, y voy a los lockers. Abro el compartimento en busca de una toalla.
–Buenos días, linda –dice Malik en mi oído. No tengo idea como se acercó tanto sin que lo notara.
–Buenos días –me giro para verlo. Está húmedo, y la toalla rodeándole la cadera me confirma que tomó un baño en las regaderas, que Vi y yo nos negamos a usar.
–¿Qué tal tu noche?
–Solitaria… –sonrío.
–¿Te hice falta? –enarca una ceja dándole énfasis a sus ojos de fuego.
–Hacía frío –me encojo de hombros, él se ríe y niega con la cabeza.
Sus brazos me encarcelan contra el metal de mi locker, suelto una risita, me mira de arriba abajo y dice: –¿Sabes que te ves tremendamente sexi con estos? –baja su mano izquierda por el borde de mi cuerpo, para en el elástico de mis shorts y sonríe.
–No… –digo sonando inocente,
Se acerca a mi oído. –No olvides empacarlos para el fin de semana –sus palabras envían calor por mi cuerpo, e imágenes para mayores de dieciocho a mi mente.
–¿Alguna otra exigencia, señor? –juegos, juegos, juegos.
–Si puede dejarse el cabello suelto y usar un lindo vestido el sábado, estaría bastante complacido, Señorita St. Cloud.
–Anotado –susurro. Deja un beso en mi cuello, sube a mi mejilla y luego a mis labios. –¿Puedo marcharme, Señor?
–Es mejor, antes de que decida castigarla como anoche –su sonrisa ladeada me roba el aliento y me sonroja el hecho de saber lo que está pensando justo ahora.
–No serías capaz –lo reto.
En un movimiento rápido me pega a él con sus brazos, sonríe de manera maliciosa y me besa. Me dejo llevar por él, pues sé que realmente no hará una escenita en los lockers del gimnasio.
… Me equivoqué… Miento, miento. Por supuesto que somos capaces de controlarnos, por lo menos hasta el fin de semana. De todas maneras no quiero que nuestra relación sea meramente sexual.
***
Muchas gracias por su apoyo y por las más de 30000 lecturas. ¡Son geniales!
Lots of Love!
Pau.
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I Knew You Were Trouble. [Terminada]
FanficEnamorarse de quien no debía, ese fue el gran error de Marie. Su vida era perfecta hasta que él llegó a poner su mundo de cabeza, la enamorará, la enviciara con sus besos y caricias, pero lo que empieza mal...