Somos uno.

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–Él sabe que tengo razón Zayn –digo señalando al rector y solicitándole apoyo con la mirada.

El director parece meditarlo un momento, posando sus ojos en mi y en Zayn. –Tal vez tiene razón –por supuesto que la tengo–. Señor Malik, el concurso es el sábado, ¿no es así? –mi novio asiente con una luz de esperanza en sus ojos.

–Bien, entonces le pido que en cuanto termine el concurso presente su renuncia. ¿De acuerdo?

–Sí señor –responde con firmeza.

–personalmente no tengo nada de que quejarme sobre su trabajo, de hecho los estudiantes parecen estar mejorando con ellas, pero ya sabe cómo son las reglas.

–No se preocupe Señor Freeman, me haré cargo del concurso de la talento y luego dejaré mi carta de renuncia con su secretaria.

–Es lo mejor para todos –concluye en un suspiro. –Pueden marcharse.

Por un segundo pienso en abrazar al director, pero me alejo hacia la puerta, no sin antes darle mi mayor mirada de odio a Liam. No salió como esperabas, ¿cierto? Me regodeo en mi interior y sigo a Zayn de vuelta al salón de clases.

–Hablaremos en casa, ¿vale? –asiento a su propuesta y me dirijo a mi asiento para continuar practicando mi canción en la mente.

Viviana intenta preguntarme que ha pasado durante toda la clase,  lo que queda del día, pero no va a obtener nada. Ella me había dicho que mi relación con Zayn podría traernos problemas, pero el único problema fueron los celos de Liam.

Después de una agotadora clase de ballet clásico, vuelvo a la habitación, me doy una ducha, me visto y salgo hacía el departamento de mi novio. En todo el día no me ha marcado, no me ha enviado textos y eso me tiene preocupada. Sé que no le gustó la idea de que lo despidieran, ya que Julliard es una excelente oportunidad de empleo, y experiencia para su hoja de vida, pero él siempre sabe cómo controlar una situación.

Abro con mi llave y voy directo hacia él, que está sentado en su escritorio bajo la luz de una lámpara. Revisa documentos, notas, pentagramas y letras.

–Hola –susurro.

–Hola linda –se pone en pie y me besa despacio. Sus brazos me rodean y de inmediato noto que mi piel y la suya rozan y me queman.

–¿Y ese recibimiento? –pregunto con una sonrisa tonta.

–Gracias por defenderme con el director Freeman. No tenías que hacerlo –me da un beso corto en los labios.

–Claro que tenía. Uno, eres mi novio, y dos, no podía despedirte así no más. Eres muy talentoso amor.

–De todas maneras sí estoy despedido, pero tengo todo lo del concurso en la cabeza.

Me separo y lo dejo volver a sentarse en su silla giratoria. –¿Ya cenaste?

–No, mira todo lo que tengo que hacer…

–Voy a prepararte algo –me cuelo en la cocina y pongo manos a la obra. En momentos como este es cuando siento que somos una pareja real, duradera y con futuro.

Cuando tengo la cena lista le acerco un plato y su bebida al escritorio, apartando todo el desastre que tiene. –Gracias preciosa –me sonríe y come rápidamente para poder continuar trabajando.

–¡Que desorden Malik! –exclamo mientras hago el intento de organizar sus documentos en pilas.

–Soy un hombre ocupado –responde.

Pongo mis ojos en blanco y me rio. Vuelvo a la cocina, dejo todo en orden y vuelvo por su plato ya vacío. –Muchas gracias, linda. Pero… te falto el postre –me tira sobre sus piernas y me besa.

Dejo los trastes sobre el escritorio, me enredo a su cuerpo sentándome a horcajadas. Mis dedos despeinan su cabello y sus manos recorren mi espalda por debajo de mi camiseta.

–El postre soy yo… –susurro sobre sus labios. Me besa y muerde haciéndome ansiarlo en mí.

Gimo cuando noto que está deseándome como yo a él. Lo rozo un poco provocándolo y eso es todo lo que necesito para que se ponga en pie y nos lleve a su cama.

Nuestra ropa no tarda en ser parte del piso, nuestros cuerpos ansiando al otro, pero esperando, como acechando a la presa en la mitad del desierto. Las sabanas nos cubren, enredo mis piernas por su cintura y espero que me de lo que tanto necesito. Necesito de él.

Me hace suya unas vez más, liberándonos del estrés del día, de las necesidades carnales y de energía y fuerza. Él sabe exactamente dónde tocarme, como moverse; sabe lo que gusta, sabe que me encanta escucharlo susurrarme en los oídos que soy hermosa, que me ama, que su vida soy yo. Zayn sabe que adoro la manera en que dice mi nombre cuando llegamos juntos  la cima del mundo.

Y yo… yo sé que ama que sea traviesa, que muerda, que lo mire con deseo, que aruñe un poco su espalda, que tire de su cabello y pida más. Nos conocemos, nos complementamos. Somos uno.

El viernes se terminan las clases con la clara expectativa de lo que serpa el concurso de canto. Todos están interesados en ir, pero las boletas del auditorio no han sido suficientes. Estoy nerviosa, no por presentarme, estoy nerviosa por lo que dirá Zayn de mi presentación y de la canción que le voy a dedicar. La única persona que me interesa en la sala es él.

Estos días he visto poco a mi novio, ya que ha estado corriendo de aquí para allá organizando todo. Ni siquiera lo he visto en el gimnasio ya que se ha dedicado en cuerpo y alma a que el concurso sea fenomenal.

Yo por mi parte he estado de compras y buscando todo lo que Luisa y Harry necesitan. Por supuesto he estado haciendo maletas con lo que vamos a llevar Zayn y yo. El receso de invierno empieza en una semana, y apenas termine clases, el próximo viernes iré al departamento, sacaremos nuestro equipaje y nos iremos a la boda de mi mejor amiga. Canadá nos espera.

Para mí fortuna hoy es noche de chicas, así que Viv y yo nos quedamos viendo películas en nuestra habitación, tratando de eliminar los nervios de mañana.

Ella va a cantar, “So what” de P!nk, pues le encanta esa canción y es totalmente como ella. Ricky va a cantar la nueva canción de Justin Timberlake “Mirros”; es una canción hermosa, y dice todo lo que una mujer podría desear oír de su pareja.

Zayn va a ser el último en cantar, justo después de mí. Eso me pone aún más nerviosa, pero tengo el control. Puedo hacerlo. Él no me ha dicho lo que va a cantar, ya que yo tampoco se lo dije. Espero que todo resulte de la mejor manera, aunque hay más posibilidades de que nieve en junio de que Zayn desafine.

Me acuesto a dormir después de una serie de cuatro películas –nada buenas debo decir–, pensando en la letra de la canción, los altos, las pausas, los agudos. Puedo hacerlo.

I Knew You Were Trouble. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora