La mañana se nos va rápidamente. Desayunamos temprano (en la cama), nos duchamos y salimos a conocer la ciudad. Caminamos de aquí para allá, Toronto es una de esas ciudades maravillosas que tienes que conocer.
Primero nos dedicamos a las compras para el matrimonio de mi mejor amiga y por supuesto su regalo de bodas. Luisa estaba dichosa con Harry, a punto de casarse y cambiar su vida para siempre. No me opongo al matrimonio, y sé que en algún punto me casaré con mi chico llamas. Él es el indicado, algo en mí me lo dice. Sin embargo no creo que sea pronto, ambos estamos jóvenes y construyendo nuestras vidas.
–¿Cómo me queda? –pregunto a Zayn al enseñarle un vestido de tono pastel.
–Me gusta más el negro que te probaste antes –dice rascándose la cabeza. Hemos estado aquí por cuarenta minutos y eso no es nada interesante para él.
–¿Tú crees? –recuerdo el negro; hasta la rodilla, con el cuello en bandeja y mangas con encaje.
–Marie… –dice con tono cansado.
–Okey, okey. Me llevo el negro –le ruedo los ojos y vuelvo al vestidor por mi ropa.
Mi novio paga la cuenta recalcándome que es un regalo. Salimos en busca de un almuerzo decente, pero terminamos comiendo un par de hamburguesas en un parque. La nieve cubre todo de blanco y nuestras respiraciones son humo en el aire.
Devoramos las hamburguesas y seguimos con nuestra misión de turistas por todo Toronto. Se supone que la boda es el fin de semana, así que nos queda hoy y mañana en esta hermosa ciudad y luego debemos viajar a Quebec para la boda de mi mejor amiga y su mejor amigo. Que lo cas las vueltas de la vida. Quién diría que estaría en este momento con Zayn, muy lejos de mi casa, pasando los mejores momentos de mi vida. Suena bastante cursi, pero la vida que tengo ahora es el sueño que toda niña/mujer cultiva durante su vida.
–Estoy agotada –caigo en la cama con todas las bolsas de las compras. Ya la molestia ha disminuído. No es muy grato cuando todas las chicas miran a tu novio como si fuera algo de comer.
–Y eso que no terminamos de ver todo –se inclinas sobre mí, besa mi frente y luego cae a mi lado.
–Lo sé… ¿Estás muy cansado?
–Mhmmm…
–Quiero ir a bailar, ¿podemos? –lo miro con mis ojitos tiernos.
–Son las siete treinta. Dame media hora, hicimos demasiadas cosas hoy.
–Perfecto, voy a prepararme entonces –Me levanto de un salto hacía la ducha.
–¿No estabas agotada hace dos segundos, Marie? –se acomoda mejor en la cama sacándose los zapatos.
–¡Quiero bailar! –exclamo consentidamente y cierro la puerta.
–¡Levántate! Vamos, vamos… –muevo a mi novio para que se despierte. Balbucea cosas que no entiendo. –Zayn, dijiste que iríamos a bailar, párate ya.
–Mi amor… ya, ya… –abre sus hermosos ojos–. No me tardo.
Se levanta pesadamente, se estira y me da una mirada. Sus ojos van de muy cerrados a más que despiertos. –No hay manera de que salgas con eso –dice muy serio.
–¿Por qué? ¿No te gusta? ¿Tan mal me veo? –me miro preocupada.
–No voy a dejar que cada hombre de la ciudad delire con mi novia –lo miro y no puedo evitar carcajearme.
–¡oh Vamos! No es para tanto…
–¿No es para tanto? –se levanta con la misma mirada seria. Alguien está enojado. –Marie, es muy corto, toda tu espalda está a la vista y con cualquier movimiento vas a quedar a la vista de todos. ¡No, no y no!
–Zayn… amor no es nada del otro mundo. Además es negro, te gusta el negro –trato de calmarlo.
–Marie no vas a salir así conmigo. Busca algo más, voy a ducharme –me deja hablando sola. Eso sí que me enoja. Soy libre de ponerme lo que quiera y hacer lo que quiera.
Tomo mi gabán negro, y salgo azotando la puerta. Hago mi camino hasta la puerta hecho una furia. Él nunca me había controlado así, ¿qué le pasa? El ballet apenas me divisa prepara las llaves del deportivo, pienso que no es una mala idea. Subo al auto y acelero. Tengo licencia de conducción, pero este auto es un poco incontrolable. Una imagen de un auto volcado viene a mi ente, lo que me hace desacelerar.
Las calles me llevan hasta una de las calles principales de Toronto, las luces de los bares, clubes y discotecas alumbran en mi parabrisas. Un poco de libertad no está mal. De la nada mi celular empieza a sonar, lo saco de mi bolsillo y escucho: –¿Dónde demonios estás?
–Salí sin ti. Dijiste que no podía salir contigo con lo que estoy usando, así que salí sin ti.
–¡Pero que mierdas estás pensando! No conoces la ciudad. ¡Marie vuelve ahora!
–Creo que ya me perdí, no sé dónde estoy –mentí–… adiós.
Aparco en un bar llamado Júpiter. Dejo el deportivo después de un suspiro y paso a la fila –corta– del bar. Algunas personas me miran por estar sola, pero no me importa. Al final las luces en movimiento de colores me reciben en un lugar como ningún otro. Me acerco a una mesa, me quiero el abrigo y pido una margarita a una de las chicas que está vestida de guerrera (muy a lo griego).
Mi trago me calma un poco, la música es mejor a cada segundo y el lugar se llena de cuerpos. Voy a la pista olvidando mis problemas. Mi cuerpo reclama la música y me muevo de lado a lado. Mis caderas se balancean, mis brazos van al aire y me siento viva. Pierdo toda noción del tiempo. Ojalá Zayn estuviera aquí conmigo.
De la nada unas manos se posan en mi cintura desde atrás. Me impiden girarme, pero me calmo. No me va a pasar nada. Sigo moviéndome entre las manos del desconocido. Noto que es más alto que yo a pesar de llevar tacones. Mi espalda se pega a su pecho, y luego pregunta en mi oído con acento extraño:
–¿Qué hace un chica tan linda sola?
Sin girarme le respondo: –No necesito compañía.
–Tal vez puedo ser tu compañía por esta noche –aplasta mi trasero contra sus caderas.
–Paso, gracias. Creo que a mi novio no le gustaré verte conmigo –me asusto un poco.
–Dijiste que venías sola ricura –sus palabras casi me hacen vomitar.
–Mejor me voy antes de que mi novio te patee el trasero –intento alejarme pero sus brazos me retienen. Mierda, mierda, mierda. Zayn tenía razón, ropa demasiado provocativa más alcohol y hombres no es una buena combinación.
–Te quedas conmigo…
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I Knew You Were Trouble. [Terminada]
Fiksi PenggemarEnamorarse de quien no debía, ese fue el gran error de Marie. Su vida era perfecta hasta que él llegó a poner su mundo de cabeza, la enamorará, la enviciara con sus besos y caricias, pero lo que empieza mal...