Conviviendo con mi Playboy © (2)

CAPÍTULO 11

NARRA Ryan

-No me quiere, ¡No me quiere! Tío, que no me quiere.

-Kyle, si sigues lamentándote así seguro que no te querrá jamás.

Entonces Kyle volvió a llorar. Ya estaba harto de aguantar sus lloros.

-Tío, ¡¿quieres comportarte como un hombre y dejar a llorar de una vez?!

-Pero, es que...Karen...no me quiere-dijo entre sollozos.

Me pegué mentalmente, ¿como un hombre de 22 años puede llorar tanto?

-Kyle-le dije posando mi mano en su hombro, llamándole la atención- yo siempre he dicho que las mujeres son todas unas putas y unas perras, pero Karen tiene algo que te hace bien, y aunque no lo quiera admitir, ella me gusta para ti. Y se que con ella tendrás un futuro y te dará un hijo precioso.

Kyle me miro con los ojos rojos y lágrimas cayendole por las mejillas. Me daba algo de pena verlo así por una chica pero ellas tienen algo que nos hace perder la cabeza, y eso lo tengo que admitir.

-Tu no lo entiendes, ella es todo para mi, mi vida, mi universo, si la perdiera me mataría sólo para no sufrir, la amo y nunca me perdonare lo que he hecho.

-Tu no has hecho nada.

-La he engañado.

-No hiciste nada con Laura.

-Ella no piensa lo mismo.

-¡Me la igual lo que piense! No te puedo ver así, tan triste y hecho mierda, te quiero alegre y sonriendo porque ella te haya besado y no porque ella se vaya a divorciar de ti, hablad y contaros lo que os pasa, estoy seguro de que ella tampoco se quiere divorciar pero te lo a dicho para que aprendas una lección.

-¿Que lección?

-A amarla más.

-¿Más de lo que ya la amo?

-Por alguna extraña razón a las chicas les gusta que cada día les demostremos que las queremos, así que ya tienes trabajo.

-Y como voy a hacerlo si no me quiere ver.

-Yo me encargo de eso, tu quédate aquí, y duchate-dije saliendo de mi casa.

Necesitaba que Kyle saliera de ese estado del cual se encontraba gracias a Karen. Y si para comseguirlo tenía que hablar con la chica que trae loco a mi mejor amigo, lo haré.

NARRA Kyle

Ryan tenía razón. Tenía que amar más a Karen, tengo que demostrarle que ella lo es todo para mi, que no hay ninguna chica en el mundo capaz de suplantarla, que ella es mi todo y a la vez mi nada.

Porque si ella no está conmigo el tiempo se detiene y mi vida ya no tiene ningún sentido.

Así que con eso metido en la cabeza me levanté de la cama y me fui al baño a ducharme, lo necesitaba, olía que daba pena.

Y mientras me duchaba una imagen se me apareció en la mente: la imagen de mi precioso futuro hijo o hija.

(...)

Terminé de ducharme y me vestí como un chico normal y no como un chico Playboy y todo cachas. Vale vale, alomejor me he pasado, pero si Karen estuviera conmigo estoy seguro de que se habría reído y me abría pegado.

Salí de casa todo contento, pero con solo dar dos o tres pasos me acordé de todo lo que había pasado con Karen y mi felicidad se vio interrumpida por esos pensamientos.

Pero aún así me fui a dar el paseo.
Iba caminando y no sabréis a quien me encontré.

A James con una chica, cogidos de la mano, pensé que ya no era un gigolo.
Y con esa duda me acerqué a ellos.

-¡Eh James!

Él y su "novia" se giraron hacia mi. Y nada más verme, James se puso un poco pálido.

Ah si, no lo recordaba, él aún me tiene algo de miedo por lo que pasó con Karen ya hace años cuando intentaron violarla y terminó en el hospital, ¡la que se montó en esa habitación!

-Eh, hola Kyle.

-No me presentas a tu..."novia"-le pegué un codazo cuando pronuncie la palabra novia.

Ella se puso un poco roja y él como un tomate.

-Ella es Sonia, Sonia él es Kyle...un amigo.

-Encantado Sonia, ¿te trata bien este gigolo?

-¿Como?-preguntó confusa Sonia.

-No tienes porque tener vergüenza, todos sabemos que James es un semental en la cama y estoy seguro de que te pondrá fina filipina.

-Kyle no, ella no sabe, además yo ya no soy...

-¡¿Gigolo?!-gritó Sonia acercándose a James.

Creo que la he cagado.

-Sonia, te lo puedo explicar, yo...-no terminó la frase porque Sonia le pegó una bofetada en toda la cara, pobre James.

-¡Déjame!-gritó yéndose corriendo.

Miré a James, quien me estaba mirando con cara de pocos amigos.

-¡¡Yo te mato hijo de puta!!-grito un James super enfadado.

-¡Oye sin insultar!

-¡La quería y tu has echado a perder la oportunidad de mi vida para ser feliz!-gritó empujandome.

-Vale perdón, pero pensé que habías vuelto a ser gigolo, lo siento.

-Con un lo siento no se arreglan las cosas, tienes que pensar antes de actuar o si no la cagaras.

Dijo eso y se fue. James tenía razón, debería haber pensado antes, Karen es la única chica que no me quiere por el físico, nunca encontraré a otra chica como ella, porque no existen, ella es única.

Volví a casa de Ryan peor de como salí. Por el camino veía a muchas parejas felices, ¿y sabéis porque lo estaban? Porque se tenían el uno al otro, y aún se tienen, porque el amor es infinito.

Saqué las llaves de mi bolsillo delantero del pantalón y abrí la puerta, la cerré, dejé las llaves en el recibidor y me fui a la cocina a cogerme un vaso y whisky. Necesitaba desahogarme con la bebida.

Me senté en el taburete y me eche whisky en el vaso.

"Con un lo siento no se arreglan las cosas, tienes que pensar antes de actuar o si no la cagaras"-recordé las palabras de James mientras negaba con la cabeza.

Daría todo lo que tengo para que Karen me perdonara. Todo.

-Kyle.

Su voz, mi mente aún piensa en su voz, su dulce voz.

-¿Kyle?

Vaya, mi mente cobra vida propia. Sonreí ante el pensamiento.

Entonces alguien posó su mano en mi hombro derecho. Me giré sobresaltado y vi a Karen, plantada con unas ojeras y unos ojos rojos he inchados.

-Karen-dije levantándome.

-He venido porque quiero hablar contigo, esta tarde a venido tu amigo a mi casa a darme un discurso sobre nosotros.

-Lo está pasando mal también, le duele vernos así.

-Entiende que perdonarte se me hace muy difícil, sólo pensar que mientras te llamaba estabas con otra chica, me hace odiarte más.

-Te juro que no hize nada, te quiero, sin ti no soy nada, mi vida no tiene sentido, daría todo lo que tengo para volver a estar junto a ti.

-Kyle, he pensado y he tomado una decisión.

-Dimela, podré soportar lo que sea.

-Kyle, yo...