CAPÍTULO 21 {PRIMERA PARTE}

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Capítulo dedicado a: ChicaEd

Narra Kyle

—Mi amor... —dije acariciando suavemente la cabeza de Karen.

Eran las 8:00 de la mañana y todavía no se había despertado. Me sabe mal despertarla pero es que me tiene que hacer el desayuno. Puedo parecer un mal esposo pero me estoy muriendo de hambre.

—Cariño...

—¿Que?

—¿Puedes hacerme el desayuno?

—¿Y para eso me despiertas? Háztelo tu—dijo girandose de lado en la cama.

—No, es que yo no se hacerme el desayuno, además tu lo haces más rico, y a parte del desayuno se que otra cosa sabes hacer de maravilla—dije poniendo le mi cara de pervertido.

—¡¡Eres un cerdo!!

—Soy un chico, ¿que quieres? Es nuestra naturaleza ser cerdos, y en ocasiones especiales "pervertidos".

Karen se giró y me miró de mala manera. Yo hice lo mismo. Nos quedamos mirándonos un buen tiempo, hasta que Karen abrió su preciosa boca.

—Que sea la última vez que me despiertas para que te haga el desyuno—dijo levantándose de la cama.

(...)

—¡Esta tarde a las 18:00 picnic!—gritó mi amada mujer.

—¿Puedes dejar de gritar? Sólo falta media hora para las 18:00, ves vistiendote que siempre llegamos tarde mi amor.

—Bien.

Karen se fue a nuestra habitación para cambiarse y yo me fui al baño para terminar de arreglarme el pelo. Lo llevaba alborotado, como siempre. Me puse gomina y me fui a lavarme los dientes, se que vamos de picnic y ahí comeremos pero lo hago por mi salud dental. Después de pocos minutos terminé y al salir del baño estaba Karen. Tenía una minifalda, camisa de tirantes y tacones. Me la quedé mirando como un tonto.

—¿No te irás a poner eso verdad?

—Si.

—Quitatelo.

—¿Porque? Si se que te gusta.

—Que te lo quites, ahora.

—¿Y si no quiero?

—Pues entonces te lo quitaré yo.

—Ni se te ocurra Kyle—dijo Karen caminando hacía atrás, chocando con la pared.

—No quiero que vayas así al picnic, todos te van a ver, y te recuerdo que eres solamente mia.

—Posesivo—murmuró Karen por lo bajo, pero la oí.

—¿Perdona? Ahora mismo te puedo romper la ropa y penetrarte sobre la cama y tu me dices posesivo.

—Hazlo.

—Si lo hago se que te pondrás a llorar.

—¿Yo?

Asenti con la cabeza.

—Venga dime ¿Porque me harás daño?

—Porque primera, te quitaré la ropa violentamente y te echaré bruscamente sobre la cama y segunda, te lo haré como nadie jamás te lo habría echo.

—Eso sólo hace que me den más ganas.

—Pues pongámonos en marcha—dije cogiendola fuertemente por la cintura.

Conviviendo con mi Playboy © (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora