18. Mi verdadera razón

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Miraba el techo mientras me replanteaba mi vida en ese momento. No tenía familia, no tenía amigos, estaba completamente sola en este mundo. Si me iba, nadie la extrañaría, excepto Salem, mi gato. Una sensación de mareo me envolvía, y mi cuerpo estaba sucio y sudado. Ya no tenía energía, y la idea de luchar o resistir se desvanecía lentamente. ¿Para qué seguir luchando?

La puerta se abrió nuevamente, y el demonio ingresó, listo para lo que quería.

- Espero estés lista.- dijo él.

No respondí, simplemente me quedé mirando el techo, como si estuviera desconectada de la realidad.

- ¿Qué sucede? Ya no eres tan valiente, ¿o estás ansiosa esperando que te viole?- La voz del demonio estaba llena de burla y crueldad.

Mi silencio pareció enfurecerlo, y de repente ya lo tenía sobre mi. Una fuerte cachetada me hizo reaccionar un poco, sacándome de mi aturdimiento momentáneo.

- ¡Mírame a la cara cuando te hable!- gritó él, agarrándola del cuello.

Lo mire inexpresiva, sin ceder ante sus amenazas.

Entonces, el demonio puso sus manos alrededor de mi garganta, ejerciendo presión. Apenas podía respirar, pero mi mirada seguía fija en el techo.

- ¿Qué, acaso quieres que te mate?- preguntó él, con voz amenazante.

- Sí...- fue la respuesta apenas audible que le di.

La respuesta pareció sorprender al demonio, y dejó de estrangularme, riendo con malicia.

- ¡Esta perra que me trajo Akise está loca! Bueno, entonces no te concederé ese deseo matándote. Todo lo contrario... se corrió la voz de que tengo a la hija del ángel aquí en mi casa, y no sabes cuántos demonios harán fila para gozar contigo.

Sin decir una palabra más, abrió brutalmente mis piernas y comenzó a quitarse el cinturón.

Me sentía como una muñeca vacía, sin fuerzas para resistir. Las palabras del demonio ya no me asustaban, y me prepare para lo que viniera a continuación.

De repente, un golpe fuerte azotó la puerta de la habitación, seguido de un estruendo ensordecedor. Un disparo resonó en la habitación, y el demonio cayó sin vida sobre mi, su cabeza destrozada por el impacto de bala.

La habitación se llenó de humo y polvo, y apenas podía distinguir la figura que había entrado.

- Lamento interrumpir antes del sexo, pero vengo por la mundana.

Esa voz... ¿Acaso el dolor me estaba llevando hasta el punto de delirar? Mi cuerpo pareció no soportar mas y quedé inconsciente.

****

Ban cayo al lado de la cama después del disparo en la cabeza.

- Lamento interrumpir antes del sexo, pero vengo por la mundana.- dije

Ban, con su resistencia demoníaca, se levantó con cautela, sanando rápidamente la herida en su cabeza.

- Amigo.- me sonrió con malicia- ¿No sabes que no se interrumpe a un amigo antes de tener sexo?

- Lo sé.- respondí con calma- pero necesito llevármela.

- Pero tú me la vendiste.

- Entonces quiero un reembolso.- esbocé una sonrisa desafiante.

- Sabes que no hago devoluciones.- respondió Ban con firmeza.

No estaba seguro de qué me impulsó a venir, pero ya no había vuelta atrás. En un instante, Ban saltó hacia mí, golpeándome con fuerza y enviándome a través de la pared de la habitación. Aterricé con un estruendo en el piso de abajo, que se rompió bajo el impacto. Sabía que venir aquí solo era un riesgo, pero si Willow no estuviera herida, podríamos tener una oportunidad juntos. Ahora, mi objetivo era claro: tenía que matar a Ban, y la única forma de que un demonio matara a otro era cortándole la cabeza y quemándolo con mis llamas.

Luna de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora