1. El ángel de la muerte

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La ciudad de Bilox se encuentra cubierta por el manto brillante de la noche y sus múltiples estrellas.
En verano, este lugar estaba muy fresco, pero no lo suficiente para salir abrigado, podías vestir short y una playera y estar muy cómodo.

Múltiples turistas visitan esta conocida ciudad, muy popular por sus leyendas y creencias. Se dice que muchas brujas y hechiceros viven aún allí y si no tienes cuidado por la noche, las criaturas siniestras podrían cazarte.

Aria, una prostituta de la taberna de Beny, caminaba casi tambaleándose por las solitarias calles del peor barrio. Esperaba que apareciera un taxi o quizás un cliente para así tener a donde irse.

- Siento una fiesta en mi estomago.- dijo con náuseas

Corrió hasta un callejón y con una mano apoyada sobre la pared y la cabeza abajo, soltó todo lo que había bebido, ya que no comió nada, solo bebió alcohol hasta más no poder.

- Mierda.- se limpio la boca con el dorso de la mano- me siento horrible.

Estaba mareada y veía algo borroso, pero su audición estaba bien. Pudo oír un rasguño en la pared que estaba detrás de ella. Volteo rápidamente y solo vio una sombra pasar.

Debe ser un perro- pensó

Suspiro y continuo su camino hasta que un escalofrío recorrió toda su espalda hasta llegar a sus hombros. Se quedo paralizada, no podía moverse y sintió terror, no sabia porqué, no quería voltear, pero sabia que algo malo iba a pasar si lo hacia.

Sintió una respiración cerca de su cuello y como algo viscoso cayó en su hombro. Sus latidos se aceleraron a mil y quizo llorar.

- Un alma muy sucia, pero sabrosa.- dijo una voz rasposa tras ella

Trago saliva y se armo de valor para comenzar a correr, pero no pudo, esta bestia le clavo sus garras en la espalda y la lanzo contra el muro dejándola desangrar e inconsciente. El demonio camino tranquilo hacia ella y la levantó del cabello apreciando su rostro.

- Eres una mujer de lo peor... Estas embarazada y seguías bebiendo.- sonrió mostrando sus grandes y brillantes colmillos

- ¡Déjala!

Una voz firme, pero hermosa se oyó tras de él. Una silueta negra y fina caminaba hacia el demonio.

- ¿Qué quieres?- dijo la bestia
- Déjala.- repitió
- ¿Y si no lo hago?- se burló
- Te mataré.- se toma una pausa- pero, si lo haces igual lo haré.- sonrió

El demonio soltó a la chica y sus garras crecieron aún más.

- Ven e inténtalo.- la desafío
- Encantada.

Se saco la capucha que no dejaba ver bien su rostro y un destello que choco con la luz de la luna sorprendió al vil monstruo. Una guadaña alzada con habilidad, una capa negra y una sonrisa angelical. Eso fue todo lo que vio antes de ser partido por la mitad sin darse cuenta y ver las miles de almas que había devorado partir hacia el cielo, ese cielo al que él habia pertenecido tiempo atrás.

Tapó otra vez con la capucha su cabeza y camino hasta Aria. Herida, a punto de morir y con un bebé en camino, la encapuchada sintió lastima por el niño que esperaba.

- Te daré otra oportunidad... Espero la aproveches y cuides de tu hijo.

Coloco su mano en la frente de la chica y una luz sano las heridas que el demonio había producido. La cargo entre sus brazos y la dejo fuera de un hospital.
La prostituta no recordaba nada, solo que la muerte estuvo cerca, pero se salvo. La suave voz de un ángel oscuro ¿un angel de la muerte?... Quien sabe... Pero este le dio otra oportunidad.

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Luna de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora