24. Entre la confianza y los celos

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Esperábamos el tren con las maletas en nuestras manos, y era imposible no notar la tensión en Willow. Sus ojos se movían nerviosos y su respiración era rápida y superficial.

—Se puede oler tu ansiedad. ¿Qué te pasa? —le pregunté, tratando de romper el silencio incómodo.

—Me salí de la otra escuela porque me acosaban, y ahora debo ir a otra —respondió con un susurro, como si al decirlo en voz alta hiciera sus miedos más reales.

Su confesión me tomó por sorpresa.

—Oye, no será lo mismo esta vez —dije, tratando de ser tranquilizador—. Estaremos juntos, y no dejaré que nadie te haga daño.

Ella me miró con una mezcla de agradecimiento y escepticismo.

—¿De verdad crees que podremos pasar desapercibidos? —preguntó, su voz estaba llena de dudas.

—Claro que sí —respondí con una confianza que esperaba fuera contagiosa—. Además, tenemos una misión. Si mantenemos la cabeza en eso, todo saldrá bien.

Willow asintió lentamente, aunque la preocupación seguía reflejada en sus ojos.

—Solo... prométeme que si las cosas se ponen difíciles, no me dejarás sola —dijo con su voz temblando un poco.

Me acerqué y le di una palmada en el hombro, tratando de infundirle valor.

El sonido del tren acercándose interrumpió nuestra conversación. Nos miramos con una mezcla de determinación y nerviosismo. Era el momento de enfrentar esta nueva etapa, y aunque el camino no sería fácil, estábamos listos para lo que viniera. Con un último respiro profundo, subimos al tren, listos para nuestra misión en la nueva escuela.

****

Akise y yo nos separamos ya que la escuela tenía dormitorios individuales de mujeres y de hombres. Me alegraba no tener que compartir con nadie, no sabía cómo socializar con alguien. Las clases comenzarían mañana así que podríamos relajarnos un poco ese día para instalarnos.

Akise:

Todo bien??

Decía el mensaje en mi celular.

Yo:

Sí, ¿y tu?

Akise:

Bien... Mañana comienzan las clases así que nos vemos mañana.

Yo:

Sí, mañana buscaremos información. Por ahora a descansar, el viaje en tren me agoto.

Comencé a desempacar y vi mi ropa, la misma que Akise me había ayudado a comprar después de botar mi ropa vieja. Intentaba relajarme, recordándome a mí misma que estaba aquí por un trabajo y que nada de lo que me pasó en mi anterior escuela sucedería de nuevo. Pero las dudas y los recuerdos no se disipaban fácilmente.

Sentí un nudo en el estómago mientras doblaba cuidadosamente cada prenda y las guardaba en el armario. Las manos me temblaban ligeramente al pensar en enfrentar otra escuela, otra multitud de desconocidos que podían juzgarme o acosarme. Pero tenía que ser fuerte, tenía que concentrarme en la misión.

—Todo irá bien —me repetí en voz baja, como si decirlo en voz alta pudiera convencerme del todo.

****

Al día siguiente nos encontraríamos con Willow en el almuerzo porque no teníamos las mismas clases. La busque por todos lados y no la encontraba, hasta que escuche unas risas que llamaron mi atención. Willow estaba rodeada de chicos en una mesa.

Luna de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora