20. Nueva yo

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El viento azotaba mi rostro, y aunque al principio estaba tensa, poco a poco comencé a relajarme. Sentí cómo la velocidad de la moto nos llevaba lejos de mis preocupaciones. A pesar de todo, había algo liberador en ese momento.

Finalmente, llegamos a una calle comercial bulliciosa. Akise frenó con suavidad y estacionó la moto. Me solté de él con cuidado, sintiendo un poco de vértigo al tocar el suelo firme de nuevo. Me quité el casco y miré a mi alrededor, tratando de ocultar mi nerviosismo.

- ¿A qué vinimos?- pregunté, intentando sonar casual.

Akise me miró con una mezcla de determinación y una pizca de diversión en sus ojos.

- Ropa y otras cosas. Hoy crearemos a tu nuevo yo.

Asentí, aunque la idea de entrar en las tiendas llenas de gente me ponía un poco ansiosa. Sin embargo, había una especie de emoción subyacente, como si este pequeño viaje de compras significara más de lo que parecía.

Entramos en la primera tienda, y mientras Akise se dirigía directamente hacia la sección de ropa femenina, yo me quedé un momento observando los colores y texturas a mi alrededor. La tienda estaba llena de vida, y por un momento, me sentí abrumada por la normalidad de todo. Era un contraste tan fuerte con el caos interno que sentía.

Akise regresó con algunas prendas. Me miró, levantando una ceja.

- ¿Qué te parece esto?

Le observé, tratando de ver más allá de las simples prendas de ropa. Había algo en su actitud relajada que me tranquilizaba, y me encontré sonriendo levemente.

- Está bien - respondí, sintiendo que mis palabras eran más sinceras esta vez.

Continuamos explorando la tienda, seleccionando algunas cosas más. Cada vez que nuestras manos se rozaban al coger algo, sentía una pequeña descarga eléctrica. No podía evitar preguntarme si él también lo sentía.

Finalmente, con las bolsas llenas, salimos de la tienda. Akise se volvió hacia mí con sus ojos brillando con una chispa de emoción.

- ¿Lista para la siguiente parada?

Asentí, sintiendo una mezcla de anticipación y nerviosismo.

- Sí, vamos.

Subimos de nuevo a la moto, y esta vez, al abrazarlo, sentí una conexión más profunda.

Después de nuestro viaje de compras, Akise y yo decidimos tomar un descanso en un pequeño café cerca de la calle comercial. El lugar era acogedor, con un ambiente tranquilo que me permitió relajarme un poco. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, disfrutando de la vista mientras esperábamos nuestras bebidas.

Noté que Akise miraba a unas chicas que estaban a punto de pagar y cruzaban miradas coqueteando con él.

- Ve a pedirles el número - dije tranquila

Akise se sorprendió por mi comentario. Vi la confusión en su rostro antes de que cambiara a una expresión de interés. Me devolvió la mirada, y pude ver la vacilación momentánea. Sin embargo, la tentación fue más fuerte y, sin pensarlo dos veces, siguió a las chicas hasta la salida con su actitud segura y despreocupada mientras se acercaba a ellas.

Por alguna razón ese rato sin él se me hizo eterno. De repente, escuché una risa que conocía demasiado bien. Miré hacia la entrada del café y vi a Yuri. Estaba con un grupo de amigas, y al verme, su sonrisa se ensanchó de manera malévola.

- ¡Vaya, mira quién está aquí! - exclamó Yuri, acercándose a nuestra mesa con sus amigas siguiéndola de cerca. - Si no es la pequeña y asustada...

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